“Son klingons, es complicado”. Así debería haberse llamado “Point of Light”, el tercer episodio de la segunda temporada de “Star Trek: Discovery”. Aquí podemos ver de vuelta una trama completa dedicada a la raza alienígena más belicosa y orgullosa de la galaxia, quienes para alegría de todos volvieron a lucir frondosas melenas.
Si bien el episodio tuvo un fuerte anclaje en la trama palaciega protagonizada por klingons, también pasaron otras cosas ancladas en el arco argumental de Spock que ya podríamos ir titulando “Crónicas del Ángel Rojo”.
Michael Burnham (Sonequa Martin-Green) sigue tratando, sin suerte, de encontrar una respuesta a estas esferas rojas que aparecen esparcidas por la galaxia. Para aclararle, o complicarle, un poco el panorama, se apersona en la Discovery nada más y nada menos que Amanda Grayson (Mia Kirshner), madre adoptiva de Burnham y progenitora de Spock.
Amanda acude a su hija para que la ayude a solucionar la situación del vulcano, la cual se está complicando cada vez más. Amanda intenta visitar la Base Estelar 5, donde Spock estaba internado, sin suerte… pero (vaya a saber cómo) se robó los registros médicos encriptados de su pibe
Con la ayuda de Burnham, y la aprobación de Pike (Anson Mount), Amanda descubre que -aparentemente- Spock se habría escapado de su internación, asesinando oficiales de la Flota Estelar en el medio.
Esto ya de entrada suena descabellado. Spock puede desmayar gente con su toquecito ninja-vulcano especial así que ¿para qué matarlos? – cuestión es que nadie sabe dónde está el hermano adoptivo de Burnham y será, obviamente, su nueva misión dar con él.
A partir de este descubrimiento nos enteramos también que Michael, de chica, quiso escaparse de su hogar adoptivo y que Spock ya había visto en ese entonces a este “Ángel Rojo”. En fin, esta trama se sigue poniendo intrincada y en algún momento tendremos resoluciones, pero por ahora, todo genera más preguntas que respuestas.
Ahora sí, a la trama fuerte del episodio. Después del armisticio que terminó con su guerra contra la Federación, el gobierno klingon está tratando de rearmarse, algo que por supuesto implica muchos aliens enojados y a los gritos (marca registrada de esta raza).
L’Rell (Mary Chieffo), fue quien consiguió terminar con el conflicto bélico interestelar y quedó en el cargo de canciller, con la misión, nada sencilla, por cierto, de ordenar a su gobierno y su gente.
Pero si hay algo que no logra conseguir es el orden. Debido a su condición de mujer y a tener como segundo al mando a Voq (Shazad Latif), un soldado klingon que fue modificado física y mentalmente para parecer humano e infiltrarse en la Federación bajo el alias del oficial de la Flota Ash Tyler. Por ambas cuestiones, L’Rell es cuestionada y otros integrantes del alto mando del Imperio quieren derrocarla.
Uno de ellos es Kol-Sha (Kenneth Mitchell), un experimentado militar klingon que tiene una jugada maestra para sacar a L’Rell de lado: exponer el hijo que ella tuvo con Voq/Tyler, antes de su “extreme makeover” y que ella mantenía en secreto. Este intento de golpe de estado implica el secuestro del bebito y amenazar a la canciller para dejar su puesto.
El plan va más allá. Tanto L’Rell como Voq se enfrentan a Kol-Sha y sus hombres, en una gran pelea, pero son neutralizados por un arma especial del militar klingon. Finalmente, la canciller y su segundo al mando son rescatados por Philippa Georgiou (Michelle Yeoh), integrante del grupo secreto de la Federación llamado “Sección 31”, cuya misión es velar por el bienestar de la galaxia haciendo todo lo posible para ello, sin importar las consecuencias.
Georgiou comenta a L’Rell que tanto su hijo como Voq/Tyler son una desventaja para las intenciones de ella de mantener orden en el Imperio y que tiene que hacer algo al respecto. En la escena siguiente vemos a la klingon hablándole a sus gobernados y ocurre algo realmente inesperado.
En una escena impactante, jamás vista en otra serie o película de Star Trek, L’Rell reconoce que tuvo un hijo pero que ya no será un problema, y para ello les muestra la cabecita cortada del infante en una mano y la de Voq/Tyler en la otra.
L´Rell hace esta contundente presentación para manifestar su sacrificio con el Imperio, marcando su intención de unirlo aún más, para lo que ordena por decreto que su cargo no sea más el de canciller sino de “madre”, y que por ende todos los klingons pasan a ser sus “hijos”, los que cuidará con su vida.
Luego de este discurso de triunfo presidencial de L´Rell, vemos a una nave salir de la órbita del planeta principal del Imperio Klingon, Qo’noS. Allí vemos, para alivio de todos, no solo a Voq/Tyler sino también su hijo sano y salvo. El klingon convertido en humano entendió que su lugar ya no está más con los de su raza, no solo porque lo rechazan, sino porque él mismo no siente pertenecer a un mismo lugar.
Eso también le impide afrontar la responsabilidad de ser padre, por lo que entrega al bebé en adopción, transportándolo fuera de la nave. ¿Se quedará con Georgiou para formar parte de la Sección 31? Es una gran posibilidad. Sobre todo a sabiendas que ella tendrá su propia serie. Tendremos más novedades sobre ellos en los próximos episodios.
“Point of Light” hubiese sido un gran episodio si tuviéramos un desarrollo más extenso del drama klingon de L´Rell tratando de calmar a las fieras. Lo que vimos estuvo muy bien armado, con un tono muy a lo “Game of Thrones + prótesis de goma” pero se sintió acelerado.
Además de esta trama y la de Amanda y Burnham se introdujo una tercera, centrada en Sylvia Tilly (Mary Wiseman) y el fantasma de su amiga muerta que la sigue por toda la Discovery.
Sucede que esta aparición tiene que ver con el motor de esporas de la nave que la infectó en algún momento. No importa. Fue una situación demasiado forzada que pudo haberse explorado en otro episodio – de hecho es lo que va a pasar en el próximo.
Aunque nos dejó la sensación que se podría haber hecho mejor, quizás sin tratar de meter tantas tramas en un capítulo, “Point of Light” fue otra gran muestra de la intención de “Star Trek: Discovery” por querer seguir expandiendo su universo y sus personajes. El episodio tiene también la ventaja de contar con una realización espectacular, dirigido en este caso por el nigeriano Olatunde Osunsanmi, el mismo detrás del genial corto “Calypso”, que integra los “Short Treks” (todos disponibles para ver en Netflix, por cierto).
Con tres episodios emitidos, diferentes uno del otro, la serie sigue manteniendo esa capacidad para sorprendernos desde distintos ángulos. Insisto, en este último, se desordenó un poco todo pero tampoco le afectó tanto. “Star Trek: Discovery” sigue siendo un producto muy disfrutable, seas trekkie de siempre o no, y eso no es más que una gran noticia.