Arrancó la recta final de la segunda temporada de “Star Trek: Discovery” con “The Red Angel”, el episodio que finalmente responde al gran interrogante de la nueva trama principal. Pero esto no quiere decir que quede exento de algunos obstáculos argumentales, que ya venimos viendo largo y tendido.
Con la tripulación todavía conmovida por la pérdida de Airiam (Hannah Cheesman), quien fuera víctima del hackeo de la IA de la Sección 31 “Control”, Sylvia Tilly (Mary Wiseman) recibe los archivos de las memorias pertenecientes a la fallecida integrante de la Discovery.
De esta forma, Tilly encuentra información sobre el denominado “Proyecto Dédalo”, que incluye un dato crucial sobre la identidad del ángel. Esta persona misteriosa compartiría una firma bio neuronal con una tripulante de la Discovery… Michael Burnham (Sonequa Martin-Green). Mejor dicho, una versión futura de ella.
Mientras los oficiales principales de la nave tratan de dilucidar el próximo curso de acción en torno a estos nuevos datos sobre el ángel, la Discovery recibe la visita de los temibles operarios del recontra espionaje interplanetario – los capitanes Leland (Alan Van Sprang) y Phillippa Georgieu (Michelle Yeoh) de la Sección 31.
A diferencia de otras veces, los espías no vienen con intenciones belicosas sino con la idea de ayudar, para lo que comparten más información sobre este “Proyecto Dédalo”, el cual, oh sorpresa, pertenece a la Sección 31. Sucede que dos décadas atrás, los klingon empezaron a hacer pruebas con el viaje en el tiempo, lo cual puso en alerta a la Federación para evitar que la raza guerrera cambie el curso de la historia.
Por tal motivo, la Sección 31 empezó a desarrollar el proyecto que terminó en la creación de un traje que permite viajar en el tiempo – por lo tanto el ángel es de su creación. Aunque este traje nunca pudo ponerse a prueba al ser destruido por espías klingon, la aparición del misterioso viajero temporal muestra lo contrario.
Ahora, con la información completa respecto del “Proyecto Dédalo”, el capitán Pike (Anson Mount), la almiranta Katrina Cornwell (Jayne Brook) y la Sección 31 acuerdan un plan en conjunto para atrapar al ánge, que implica tender una trampa disparando una señal desde el planeta Essof IV, en donde se llevaron a cabo las pruebas originales para la creación del traje/máquina del tiempo.
En medio de los preparativos de esta trampa, Michael confronta a Leland, quien evidentemente sabe más sobre su pasado y nunca se lo divulgó. El capitán espía de la Sección 31 revela que los padres de Burnham estuvieron involucrados en el “Proyecto Dédalo” y que él es, en parte, responsable de su muerte al enviarlos a la colonia donde fueron asesinados a manos de una invasión klingon. Desde ya, esta información nunca fue divulgada a Michael al tratarse de material “clasificado”.
Esta revelación, lógicamente, rompe a Michael por dentro y tras quebrarse en llanto estampa dos trompadas a Leland a manera de venganza, y lo deja sangrando en el piso.
La revelación permite a Spock (Ethan Peck) llegar a la conclusión de que la variable en el accionar del ángel está ligada directamente a Michael. De esa forma, los hermanos idean un plan arriesgado para atrapar al viajero ¿o la viajera? del tiempo.
La teórica indica que Burnham es efectivamente el ángel. Entonces, la versión actual de ella se sometería a la atmósfera irrespirable de Essof IV. Esto alertaría a su yo futuro, el ángel, quien acudiría en su ayuda para evitar que ambas, o la misma persona en diferentes momentos temporales, mueran.
El plan es ejecutado y casi resulta en el fin de Michael, quien se expone a temperaturas irrespirables por demasiado tiempo. Pero antes que pierda definitivamente la vida, el ángel se apersona en el lugar, cayendo en la trampa que se le plantó. De esa forma, finalmente, conocemos su verdadera identidad. No es Michael sino su madre, o una versión suya del pasado que eludió a la muerte y que estuvo ayudando a su hija para evitar una catástrofe galáctica.
Lo que “The Red Angel” hace mejor es traspasarnos todo el dolor que padece Burnham a lo largo del episodio. Primero la vimos sufrir por haber causado la muerte de Airiam, luego por la revelación de lo que pasó realmente con sus padres. Finalmente presenciamos como casi se sacrifica para lograr concretar el plan de atrapar al ángel.
Sonequa Martin-Green le pone cuerpo y alma a este episodio, realmente nos traspasa todas sus emociones en esta ocasión y hasta nos hace sentir un cierto alivio cuando nos enteramos de que el ángel no es ella sino su madre.
Se lucen también en esta oportunidad Ethan Peck y Shazad Latif como Spock y Ash Tyler, respectivamente. Cada uno desde su lugar, hermano por un lado e interés romántico por el otro, logran ser los pilares en los que se apoya Michael después de sufrir golpe tras golpe.
El problema, por enésima vez, es la aparición de la Sección 31. Las interacciones de Georgieu, ni cómicas ni ácidas, no terminan de cerrar. Pero lo peor es Leland. Este misterioso capitán espía le quita dramatismo y emoción a todo lo que dice y hace, algo que se ve sobre todo en la escena de la revelación ante Michael. Pareciera que le estuviera leyendo en voz alta un link de Wikipedia sobre lo que le pasó a sus padres. En fin, todo eso no sumó para nada.
Pero más allá de estos puntos flojos, el desenlace del episodio nos deja en un lugar interesante. La serie ya se sacó el peso de encima de responder a un gran interrogante. Ahora resta saber cómo resolverán el fin de la temporada. Ya nos sorprendieron más de una vez en esta decena de capítulos y, por eso, hay que apostar a que se hayan guardado algunas cartas ganadoras para el cierre.