“Veníamos bien, pero pasaron cosas”. Esa frase tan conocida por otros aspectos le viene como anillo al dedo a “Saints of Imperfection”, el quinto episodio de la segunda temporada de “Star Trek: Discovery”, el más flojo de todos hasta ahora. De todas maneras, dejó cosas muy interesantes y cerró algunos agujeros argumentales.
Todo arranca con otro amague más en la búsqueda a Spock. La Discovery le da caza al transbordador que, aparentemente, se habría llevado el vulcano de la estación espacial de donde se escapó. Luego de una corta persecución, Pike y su tripulación logran atrapar la pequeña navecita y llevarla a bordo de la Discovery, solo para encontrarse con una sorpresa.
Sucede que Spock no estaba en el transbordador, sino que su tripulante era Philippa Georgiou (Michelle Yeoh), quien revela a Pike y a Michael Burnham el verdadero propósito de su misión. Philippa fue asignada por la Sección 31 a la búsqueda de Spock, con la diferencia que, si el vulcano se resiste a ser tomado prisionero, ella tiene la potestad para eliminarlo, cosa con la que obviamente su hermana adoptiva Michael no está para nada de acuerdo.
Pero acá entra otro inconveniente en el medio. Pike desconoce que Philippa no es Philippa (¿?) sino que ella proviene de un universo paralelo, en el que fue una despiadada emperatriz derrocada. La mentira piadosa para revelar su verdadera identidad ante el capitán de la Discovery es revelarle que ella está trabajando para la Sección 31.
Sorprendentemente, Pike se toma esa revelación como algo super normal, onda “ah, sos de inteligencia de la Flota Estelar, todo bien”. Se supone que la Sección 31, que apareciera originalmente en “Star Trek: Deep Space Nine” como un organismo super secreto, se mueve entre las sombras. Por cómo este grupo de espías fue presentado en el episodio, pareciera que hasta el barrendero de la Discovery sabe quiénes son y a lo que se dedican.
En fin. Luego de aclarar los tantos con Philippa, Pike recibe una comunicación del capitán Leland (Alan Van Sprang), el oficial a cargo de la ex-emperatriz. Él no sólo le informa que está trabajando para la Sección 31 sino que también asigna temporalmente un oficial de su nave a la Discovery, nada más y nada menos que Ash Tyler (Shazad Latif). A diferencia de lo que pasa con Philippa, Pike si sabe que Tyler es un klingon con apariencia humana, que fuera infiltrado en la Flota Estelar durante la guerra, y por ende no le cae para nada bien esta visita. Pero Michael está ahí para calmar a su capitán y, de paso, para recibir a Tyler de nuevo en la tripulación, luego de su exilio forzoso de Q’onoS.
Pero todo este juego de poder queda a un costado cuando se pone en marcha la trama principal del episodio, el rescate de Sylvia Tilly de la red micelial. Stamets está convencido que la alférez puede ser traída de vuelta del lugar donde fue abducida por ese suerte de fantasma hecha de hongos, que ahora sabemos que se llama “May” (Bahía Watson).
El rescate implica que la Discovery haga un “medio salto” lo que le permitiría estar entre medio del espacio normal y la red micelial. Esta red, presentada en la temporada anterior, es un universo comprendido por hongos al que la nave ingresa por milisegundos cada vez que utiliza su motor especial, el cual le permite ir de un punto a otro de la galaxia en segundos. Dentro de esta red efectivamente se encuentra Tilly, que fue traída por May para que la ayude a encontrar a un monstruo que está destruyendo su mundo a cada paso que da.
Pike aprueba el plan de Stamets de hacer el medio salto, lo que le da al ingeniero y a Michael una hora para rescatar a Tilly – si se pasa más tiempo, la Discovery será consumida por organismos miceliales. El equipo de rescate finalmente encuentra a la alférez y también al “monstruo”, quien no es otro que el doctor Hugh Culver (Wilson Cruz), la pareja de Stamets.
¿Pero Culver no había sido asesinado a manos de Tyler, cuando estaba en modo “berserk klingon”? Bueno, sí. Pero cuando Stamets se conectó a la red micelial, logró llevar allá el rastro genético del doctor, lo que permitió que pueda renacer allí. Si, tan confuso y tirado de los pelos como lo leen. Pero lo peor es que, mediante el accionar de Stamets, el episodio intenta sobre explicarlo para que todo esto tenga sentido. Y la verdad que no lo logra.
Finalmente, Michael y Stamets logran rescatar a Tilly y a Culver de la red micelial. Ya con la tripulación completa, o algo así, la Discovery retoma la misión de encontrar a Spock y descifrar el misterio del “ángel rojo”. Pero dicho plan sufre una modificación.
La almirante Katrina Cornwell (Jayne Brook), Pike y Leland mantienen una reunión en la nave de la Sección 31. Ella ordena a los dos capitanes trabajar en conjunto para poder resolver este enigma que involucra a Spock. Eso implica que Tyler pase más tiempo en la Discovery como parte de oficial de enlace entre los grupos, lo cual pinta para conflicto entre él y Pike – ¿tendrá que interceder Michael? Veremos.
Quizá el principal problema de “Saints of Imperfection” no sea lo que el episodio desarrolla, después de todo tiene una trama central bastante clara, grandes momentos de Pike, cierra parcialmente la historia de Tilly y May y hasta trae de vuelta a Culver. El problema radica en que, a diferencia de los capítulos anteriores, todo este relato se siente medio simplón, no tiene todo el peso narrativo de tramas pasadas. Aunque cierra algunos agujeros argumentales, la ejecución no es la mejor, algo que notamos sobre todo cuando Stamets sobre explica qué pasó con su ex finada pareja.
La red micelial siempre fue un aspecto medio raro del universo que “Star Trek: Discovery” está creando desde su arranque hasta ahora. Esperemos que, luego de esta misión de rescate exitosa, este espacio de hongos sea un poco corrido al costado. La serie tiene un potencial enorme y lo desaprovecha con tramas de este tipo.