De buenas a primeras, Sonic Colors Ultimate se siente como otro de tantos títulos 3D del legendario erizo azul. Son juegos que no ofrecen demasiado desde el costado argumental, pero nadie espera que lo hagan, su magia reside en un apartado en particular: la velocidad frenética. Sin embargo estamos ante un verdadero clásico, una de las pocas entregas modernas que logró capturar la esencia de la jugabilidad de los noventas y traerla a la actualidad. Con más de una década desde su lanzamiento original en Wii, Sonic Colors merecía una nueva oportunidad y el port a cargo de Blind Squirrel Entertainment cumple con creces el objetivo, aunque no sin traspiés.
La historia comienza con Sonic y Tails “infiltrándose” en el ascensor más largo del mundo que lleva al parque de diversiones del Doctor Robotnik, siempre sospechando que nada bueno puede salir de la mente del clásico villano. Al llegar se enteran que, en efecto, era un plan maléfico para secuestrar una raza de aliens y cosechar su poder. Sin mediar muchas palabras el dúo noventoso toma cartas en el asunto para arruinarle el día a Robotnik y liberar a los Wisps. La historia está contada a través de simpáticas cinemáticas que Blind Squirrel Entertainment decidió dejar en baja resolución, algunas se ven mejor que otras pero en general se pixelan demasiado como para pasarlo por alto.
Una vez superadas las cinemáticas de rigor pasamos a la acción vertiginosa, que es el plato fuerte de la propuesta y en este caso no defrauda. El diseño de niveles es genial, en una primera impresión pueden parecer una seguidilla de loops y sectores sobre rieles, pero la magia está en la precisión con la que se puede llegar a terminarlos y el factor de rejugabilidad. Cada nivel tiene cinco anillos rojos escondidos, algunos requieren que tomemos caminos alternativos o usemos poderes que se irán desbloqueando a medida que avanzamos en los diferentes mundos. Cada sector del parque se corresponde con uno de los hábitats de los Wisps, que a su vez nos confieren una habilidad diferente. Éstas pueden servir para desatar un ataque especial, alcanzar caminos ocultos, movernos rápidamente bajo la tierra o el agua y destruir bloques de acero entre varias otras, pero lo más importante es que juegan un rol vital a la hora de revisitar los niveles.
Los mundos están bien diferenciados entre sí, no sólo desde el estilo artístico sino por la distribución general de los niveles. Así como podemos encontrarnos con un nivel que es una gigantesca montaña rusa, algunos se enfocan en la característica velocidad de Sonic, otros que requerirán que superemos secciones plataformeras y por supuesto no faltará el sufrimiento subaquático. A medida que vayamos consiguiendo los anillos rojos iremos desbloqueando niveles en “Gameland”, un mundo opcional en el que podremos conseguir las Esmeraldas del Caos, si las juntamos a todas podremos transformarnos en Super Sonic y arrasar con todo a nuestro paso. Todos los niveles tienen algo que ofrecer a la propuesta jugable y esta remasterización se encarga de que se vean espectaculares, resaltando los colores vibrantes y ofreciendo una velocidad que coquetea con los 60 FPS constantes.
En cuanto a la remasterización en sí, la experiencia varía bastante dependiendo de la versión de Sonic Colors Ultimate que tengan. Según los reportes de la comunidad la versión de Switch salió bastante perjudicada, en aspectos razonables como una resolución inferior y en otros más vergonzosos como una tasa de frames irregular, algo imperdonable en un juego que supuestamente viene a ofrecer una versión mejorada del clásico. La versión de PlayStation funciona muy bien, ofreciendo una experiencia suave y gameplay fluido en la mayoría de las situaciones, siendo el punto más flojo las cinemáticas en baja resolución. En PlayStation 5 y Xbox Series X la experiencia se mantiene igual de fluida pero escala a 4K, sin embargo no explota las bondades del hardware superior.
Además de las mejoras técnicas esta versión incluye un nuevo Wisp (Ghost) que nos permite atravesar algunas paredes, una tienda de ítems cosméticos desbloqueables y el modo Rival Rush que consiste en una competencia contra Metal Sonic. Los agregados se sienten por demás irrelevantes, el Wisp nuevo no tiene demasiada importancia para el desarrollo del juego y los ítems cosméticos casi no se notan, se sienten como oportunidades perdidas ¿Por qué no pusieron al menos un puñado de skins de personajes clásicos para romper la rutina a la hora de rejugar los niveles? Nunca lo sabremos. Al menos el modo Rival Rush es divertido mientras dura, pero sólo cuenta con seis carreras.
Sonic Colors Ultimate es la mejor forma de disfrutar el clásico de 2010 y sigue siendo uno de los mejores sonics modernos. El diseño de niveles se mantiene vigente, mezclando jugabilidad en 2D y 3D a toda velocidad sin perder de vista el apartado jugable. De por sí la propuesta original ya era interesante, por eso esta remasterización logra salir a flote ofreciendo una resolución mayor y una experiencia más fluida. La mayoría de los añadidos son puramente cosméticos y para nada atractivos, pero admito que el modo Rival Rush me dio unas buenas horas de diversión extra. Lamentablemente la versión de Switch parece no haber salido en las mejores condiciones, pero en Xbox y PlayStation se puede disfrutar perfectamente.
Pasé alrededor de 13 horas jugando Sonic Colors Ultimate en PS4. Completé la campaña y rejugué varias veces todos los niveles desbloqueando caminos ocultos, recolectando los anillos rojos y disfrutando del modo Rival Rush.