Serious Sam 4 nos cuenta la historia de siempre: una invasión alienígena que debe ser resistida por un héroe armado hasta los dientes no sólo con escopetas, rifles, lanzamisiles y pistolas, sino también con muchos ‘one-liners‘. Sam Stone y un grupo de valientes hombres y mujeres deberán pelear contra insaciables enemigos en una serie de misiones que nos llevarán principalmente por Italia y por Francia. Este nuevo capítulo en la franquicia sucede previo a los hechos de Serious Sam 3 y se siente como si Croteam no hubiese aprendido demasiado en los 9 años que pasaron desde su salida. Los enemigos y su comportamiento son exactamente los mismos, las armas se repiten en su mayoría y los escenarios recuerdan a ediciones anteriores de la saga o The Talos Principle (otro de los juegos del estudio). Pero más allá de aquello que es similar, lo que intenta ser apenas contemporáneo se queda bastante corto como un sistema de leveleo muy limitado, documentos que encontramos escritos con muy pocas ganas, misiones secundarias que no aportan nada nuevo y secciones con vehículos que se repiten y que no tienen un propósito muy definido.
Lamentablemente el propio Serious Sam 4 no ayuda mucho a su defensa durante la primera mitad del juego; vamos a sentir que estamos en un constante loop disparando en círculos a miles de enemigos sin descanso alguno en el mismo tipo de escenario una y otra vez. Durante varias horas estaremos en una Italia que no recuerda en nada a la de la vida real y luchando en ruinas que nada tiene para ofrecer a la vista. Por lo general vamos a estar en descampados o en zonas abiertas corriendo por nuestra vida mientras disparamos todo lo que tenemos encima; el problema es que esas arenas de batalla no son más que enormes círculos sin ningún tipo de elevación, complejidad o variedad. Sí, es el estilo Serious Sam… pero hoy por hoy no alcanza. Cada tanto volveremos a locaciones por las que ya pasamos, sumando a la sensación de déjà vu e incluso cuando dejamos las ruinas italianas detrás, las vamos a cambiar por praderas francesas que se terminan convirtiendo en un castillo… que nos hace acordar bastante a las ruinas anteriores.
Sin embargo lo que más descolocado me deja es cómo la segunda mitad del juego intenta tener algún que otro cambio de ritmo con secciones en vehículos y en mechas gigantes, pero rápidamente pasan al olvido y no se entiende bien para qué estaban ahí en un principio. Por un lado no son muy espectaculares y no son nada que no hayamos hecho en otros títulos en innumerables ocasiones. Por el otro, son un destello de lo que pudo haber sido un Serious Sam 4 mucho más variado y mejor elaborado, sobre todo un peculiar momento donde se nos da una moto chopera (ideal para el personaje) y un poco más de libertad para explorar el mapa y realizar misiones secundarias a nuestro ritmo. De hecho, esa sección es aquella con la que se promocionó al juego por primera vez y que nos había dado la impresión de que podríamos tener un Serious Sam de mundo abierto; lamentablemente nada de eso sucede y el juego nunca evoluciona.
Por lo general, Serious Sam 4 se siente un título atolondrado, sin una clara visión y con desprolijidades por todos lados en forma de cinemáticas pobremente actuadas, escritas y dirigidas, finales de misiones repentinos y anticlimáticos, modelos de personajes dignos de generaciones anteriores, secciones desbalanceadas donde de repente no tenemos items para recuperar nuestra vida, un sistema de autoguardado que por lo general nos deja mal parados (al punto de guardar milésimas de segundo antes de que nos impacte un proyectil) y ni hablar de las varias complicaciones técnicas que tiene. Por empezar, el rendimiento no es para nada óptimo y cuando necesitás tener 60 cuadros por segundo constantes para la velocidad de acción que el juego propone, no sostenerlos es algo fatal. Al menos en la versión previa al lanzamiento, la optimización no es la adecuada y además el juego crasheó de manera aleatoria y repentina en varias ocasiones.
Por suerte muchos de los problemas de Serious Sam 4 se hacen más llevaderos y, en parte, se olvidan cuando estamos en plena acción asesinando a miles de alienígenas a la vez. Esta saga tiene un estilo único que apuesta siempre por darnos una ridícula cantidad de enemigos; en este caso crearon un motor para tener lo que se sienten como cientos de personajes a la vez en pantalla. Nunca soltar el botón de disparo de nuestra minigun para sentir que estamos en un Lollapalooza de tripas, sangre y explosiones, es algo que seguramente le resulte divertido a prácticamente todo el mundo. A veces se puede volver un poco frustrante la dificultad, pero una vez que nos acostumbramos a la velocidad extrema de cada combate y a entender qué arma es la adecuada para cada secuencia, no vamos a tener muchos problemas para despachar una oleada de cien Kamikazes, treinta Scrapjacks, decenas de Khnums y alrededor de mil soldados todo en una misma secuencia.
Es espectacular la cantidad de enemigos que puede haber al mismo tiempo en el juego desarrollado por Croteam; eso no se discute. Ver cómo bajan en el horizonte nuestras próximas víctimas como si fuese un mar de hormigas es una vista que prácticamente ningún otro FPS puede lograr. Pero la mala optimización del juego hace que a veces no se pueda disfrutar de ese momento como corresponde. También da la sensación que la mayor atención se puso en crear una tecnología que permita ese número de personajes pero no en crear situaciones de combate más creativas o complejas. Tampoco se le puso demasiado amor al guión y al humor del juego, cuyo problema no es ser burdo o digno de otra época, sino que simplemente no es efectivo (aunque la obsesión por los ‘one-liners’ de Sam siempre es encantadora). Por su parte el arsenal que tenemos a nuestra disposición arranca siendo un poco limitado y el juego toma la extraña decisión de no darnos mucha munición para las mejores armas en la primera hora, pero con el tiempo empezamos a encontrar más variedad y locura. Así es como el lanzamisiles se vuelve nuestro mejor amigo, tener dos escopetas a la vez es moneda corriente, lanzar balas desde un cañón pirata es una delicia y la C4 será música para nuestros oídos.
Serious Sam 4 pudo haber sido una reinvención total de la franquicia, un paso hacia adelante para revitalizar una saga que todavía no había aprovechado esta nueva época dorada de shooters old school. Sin embargo termina desperdiciando la oportunidad dándonos prácticamente el mismo juego de siempre pero con el triple de enemigos para combatir; ni hablar de que no se siente del todo terminado con múltiples problemas técnicos y con una inconsistencia en cómo se va distribuyendo el ritmo y el tipo de misiones. Si lo que buscás es más del mismo Serious Sam, entonces esta nueva edición puede que termine satisfaciendo tus necesidades. Si esperabas que Sam Stone se adapte a los tiempos que corren, tenés que saber que es un tipo chapado a la antigua.