Análisis | Postal 4 es exactamente tan malo como te imaginás

La saga de Postal es bastante curiosa. Fascinante, incluso. Un verdadero placer culposo cargado de controversia en el que nuestro objetivo es causar muerte, caos y destrucción. No es una mala idea para un videojuego… siempre que esté bien planteado. Quizá podía justificarse en los dos primeros juegos de la serie; pero definitivamente no esta cuarta entrega, Postal 4: No Regerts (sí, con falta de ortografía y todo), que aparece en el Early Access más Early Access de todos los Early Access de Steam.

Los juegos que componen esta serie tienen la particularidad de haber sido lanzados con varios años de diferencia. El primer Postal data del año 1997 y brindaba acción en un mapa isométrico. Más controversia causó Postal 2, que entraba al mundo del 3D en el año 2003 para darnos quizá lo mejor de la serie. No es que el juego se luciera con lindos gráficos (no los tenía), buenos chistes (no los había) o incluso jugabilidad competente (hasta ahí nomás), pero aquella aventura de mundo abierto nos daba la oportunidad de resolver nuestros objetivos de forma pacífica. Era sólo una opción, pero estaba allí, desafiándonos a resistir las burlas y provocaciones de un mundo demente, hostil; y sólo por tener esa opción se merecía una oportunidad.

La oportunidad se perdió en 2011 cuando Postal 3 (Paradise Lost) hizo su aparición, removiendo el concepto de mundo abierto para encarar una aventura mucho más lineal, muchísimo más grosera y con el mismo estilo gráfico (o incluso peor) que su predecesor de ocho años atrás. La vida de la franquicia parecía haber llegado a su muy justificado final, dejando en su legado una película a cargo del inefable Uwe Boll (2007) y un paupérrimo juego para celulares titulado Postal Babes (2009). No había ningún motivo para un regreso. No había razón para continuar.

La primera misión es la más divertida del juego

Y entonces… ¿¿qué hace Postal 4: No Regerts en Steam??

Lo que hace, básicamente, es ocupar espacio útil. Ante la propuesta de escribir una reseña de este producto debí considerar seriamente si debía hacerlo, pues lo primero que debo remarcar es que Postal 4 se encuentra no sólo en estado Early Access sino que el total de su historia al momento de esta reseña puede verse en poco más de una hora. Pero la gente de Running with Scissors nos mandó un código del juego, y eso significa que podemos tirar a matar. Y lo que tenemos aquí es un verdadero crimen.

Postal 4 continúa la narrativa del “Postal Dude”; ese simpático desgraciado que viene sobreviviendo como puede desde los últimos juegos, habiendo visto a su querido (¿…querido…?) pueblo de Paradise ser destruido. Ahora viviendo junto a su fiel perro, Champ, en una casa rodante, el Postal Dude despierta una mañana para descubrir que le robaron el auto con todo y remolque, por lo que ahora debe encontrar un nuevo hogar y alguna forma de ganarse el sustento. Afortunadamente en el horizonte se divisa el pueblo de Edensin, y hacia allá avanza nuestro héroe (¿¿…héroe…??) para dejar, una vez más, su marca en el mundo.

Buscando laburo en la ciudad

Esto no es estrictamente malo. Postal Dude es interpretado por Jon St. John, mejor conocido como la voz de Duke Nukem, y el tipo le pone onda al personaje principal. Los segmentos de historia son narrados mediante imágenes estáticas más lindas (o al menos más interesantes) de lo que merecen. La idea de un juego descerebrado para liberar tensiones no es realmente malo, pero de ahí en más todo se va a pique de forma irreparable, tanto a nivel técnico como en el diseño general del juego. Desde luego, muchos de los desperfectos que sufriremos en nuestro recorrido por Edensin pueden atribuirse al carácter Early Access del título; pero honestamente dudo muchísimo que la aventura final solucione muchos de los terribles problemas que la acosan.

Lo primero que notaremos al iniciar el juego, habiendo pasado la simpática cinemática inicial, es que los gráficos son espantosos. El juego de 2003 tenía mayor consistencia estética. Nombrar todas las falencias del apartado audiovisual llevaría un texto aparte, pero destaquemos especialmente los errores de texturas en algunos modelos, el pobrísimo diseño de terrenos y edificios, y la diferencia de volumen entre la voz de nuestro protagonista y todos los demás NPCs.

Supuestamente estamos viendo a un vagabundo

Todo lo anterior es a nivel audiovisual. Cuando entramos a los detalles técnicos la cosa se pone peor. Muchísimo peor. Cuesta creer que un juego con tan pobre calidad estética tenga tan severos problemas de carga, incluso en Early Access. Postal 4 vuelve a sus raíces de mundo abierto, pero a medida que exploramos las calles de Edensin terminaremos mirando al cielo o al piso. Eso se debe a las constantes caídas de cuadros por segundo cada vez que el juego intenta cargar el mapa mientras continuamos avanzando. Se pone todavía peor si intentamos viajar en los indomables carritos eléctricos, que no sólo son una prueba a nuestra paciencia con su control desbalanceado, su velocidad fuerza al juego a cargar más en menos tiempo, multiplicando la frustración a niveles cósmicos.

Pasamos, entonces, al juego en sí. ¿Qué se puede hacer en Postal 4? Nada. Nada interesante, al menos. El limitadísimo contenido de historia al momento de escribir esto se reduce a intentar encontrar trabajo en la ciudad, visitando primero la Agencia de Empleos para luego probar suerte en tres changas: hacer mantenimiento en los desagües, atrapar gatos y perros, y oficiar de guardia en la penitenciaría local. Ninguna de estas actividades resulta gratificante en lo más mínimo. Se sienten vacías, insulsas, innecesarias; en especial la de agarrar animalitos. La misión de la prisión al menos nos da una muestra del combate con armas, que, por supuesto, también es una vergüenza; en especial la inteligencia artificial de los enemigos, que de “inteligencia” no tiene nada.

Sí, ese retrete está flotando

Y cuando todo está dicho y hecho, está el concepto del juego en sí. El humor del año 2003 no es el mismo que el del 2019 actual, y o bien nadie le pasó el recado a Running with Scissors, o a los desarrolladores les importó poco y nada. Los chistes baratos y de mal gusto están por todos lados; desde los anuncios y carteles que vemos aquí y allá, hasta los diálogos con los NPCs que encontramos a nuestro paso.

Ah, y el juego no salva la partida. O sea, seguramente en algún momento del futuro lo haga; pero no en esta versión Early Access. Lo descubrí demasiado tarde, cuando volví a entrar para terminar las misiones y noté que todas esas veces que el juego decía estar llegando a un checkpoint, lo hacía sólo para la sesión actual. Tener que volver a empezar desde cero, incluso en un juego tan corto como lo que la versión actual ofrece, fue la gota que derramó el vaso.

No puedo expresar en palabras lo feo que es controlar este carrito

Aun así no puedo negar que tengo un genuino interés por Postal 4; por ver cómo evoluciona con el tiempo. No un interés como jugador en busca de diversión, sino más bien como un médico estudiando una nueva enfermedad de características virulentas. Y al igual que ese médico, no deseo que nadie sufra por esta enfermedad. Quizá Postal 4: No Regerts consiga solucionar muchos de sus inconvenientes técnicos de aquí hasta el momento de su eventual lanzamiento, pero eso no va a cambiar el núcleo podrido alrededor del cual orbita todo lo demás. Nadie debería exponerse a esto. Nadie debería estar tan desesperado.

POSTAL 4: NO REGERTS

14/10/2019 (PC)
2.0

Experimenté Postal 4: No Regerts durante 2 horas, habiendo debido empezar desde cero un par de veces por el simpático temita de que el juego (en su estado actual) no salva la partida. En mi última sesión superé todo lo que el juego tiene como campaña principal de momento. Son dos horas que nadie me va a devolver. Al menos espero que hayan disfrutado leyendo mi reseña. El juego fue provisto por la publicadora.