Pokémon Escarlata y Pokémon Púrpura, la novena generación de la icónica franquicia de Game Freak, representan un acierto en casi todos los frentes, sin obviar lo inadmisible que es recibir un videojuego de su nivel en el estado que se lanzó.
Creo que no hay un sólo jugador de Pokémon allá afuera que no haya fantaseado con estar alguna vez frente a un mundo abierto, con una libertad total de acciones para poder cumplir el deseo máximo de un fan: ser el mejor entrenador Pokémon y atraparlos a todos. No solo me incluyo en este colectivo, sino también en el que pensaba que esto jamás iba a suceder.
Para quien no lo sepa, Pokémon es la franquicia más exitosa de todos los tiempos, por lo menos a nivel económico. Cada título que sacan es un éxito inmediato, haciendo que literalmente The Pokémon Company pueda mantenerse en su línea sin que perjudique la cartera del estudio en lo más mínimo.
Quizás es por este motivo que cuando se filtraron las primeras imágenes de Pokémon Legends: Arceus (2022), la sorpresa fue enorme. El solo hecho de poder lanzar la Pokéball sin entrar en una batalla o caminar sigilosamente entre la hierba para acercarse a alguna criatura era hecho de emoción para quienes seguimos la franquicia desde sus albores. Más allá de sus desperfectos técnicos, aquella obra cumplió y dejó una sensación de evolución en una franquicia que parecía quedar estancada en donde estaba. Y ahí llegó el trailer de Pokémon Escarlata y Pokémon Púrpura.
Un videojuego de la saga principal que llega para ofrecer, por primera vez, un completo mundo abierto lleno de nuevas mecánicas y conceptos que jamás se habían aplicado antes. La premisa era demoledora, la vara estaba muy alta y los miedos, basados en experiencias previas, sobraban. Pero después de unas 30 horas de juego y desde mi completa subjetividad, puedo afirmar que estas nuevas entregas están completamente a la altura de las expectativas.
Vamos a empezar desglosando los conceptos básicos: estamos ante una nueva generación y, como siempre, eso conlleva conocer una nueva región dentro de este universo. Nos encontramos en Paldea, una zona basada en España. Si bien siempre se hizo un buen trabajo de representación en base a la ciudad/país que se quería homenajear, desde la entrega pasada se elevó muchísimo el estándar de homenaje que se logra. En Galar era evidente que nos encontrábamos en Inglaterra con elementos clásicos bien aplicados como el rock o el fútbol, tan característicos del país anglosajón. En Paldea, respiramos España a cada paso que damos.
Las costumbres, las comidas, el lenguaje (incluso en inglés hacen alusión a frases españolas). La Academia, que funciona como hub principal del juego, es literalmente Barcelona y muchos de los otros lugares son referentes obvios a pueblos o zonas tanto rurales como urbanas del país europeo. Otro gran punto a favor es lo aggiornada que está la representación, plasmando por ejemplo a streamers o raperos dentro del juego: España tiene artistas top a nivel global en ambos rubros.
En esta oportunidad, nos vamos a enfrentar a una historia que se cuece detrás de una academia dónde estudiaremos y nos pondrán un gran objetivo anual: la búsqueda del tesoro. Esta búsqueda es personal para cada alumno y consiste en recorrer toda la región para encontrar nuestro propio tesoro. Toda la estética de ambas versiones recurren a dos conceptos íntegramente relacionados a la narrativa: el pasado y el futuro. Es completamente poético ya que lo que hace tan indescriptiblemente sensacional a Escarlata y Púrpura es la fantástica mezcla que hace de lo que siempre fue la esencia de Pokémon con las nuevas propuestas que trae a la franquicia.
Entre estas nuevas ideas, lo primero que tenemos que destacar es el ya mencionado mundo abierto. No hay que dejar de sobresaltar lo difícil que puede ser convertir una saga lineal en un mundo abierto y lo bien logrado que está en esta situación. La libertad es total, y la sensación de que somos entrenadores Pokémon yendo a comernos el universo es excepcional. Todo transcurre alrededor de tres quest principales que nos dan en las primeras tres horas que funcionan como tutorial: la senda de la victoria, dónde deberemos enfrentarnos a los clásicos 8 gimnasios y salir campeones de la liga, la operación stardust, la cual nos requiere desmantelar al Team Star y sus planes maquiavélicos, y la senda legendaria, una misión muy similar a lo que planteaba Legends: Arceus en cuanto a ofrecernos “bossfights”.
Todo se puede hacer en el orden que vos quieras y esto soluciona varios puntos flojos que a mi parecer había en Espada y Escudo. Por un lado, la dificultad es muy relativa en base al camino que quieras hacer: si vas haciendo lo que te recomiendan, posiblemente no haya mucho desafío. Si vas a elegir tu propio camino, lo cual es sumamente divertido, vas a estar muchas veces en aprietos. Además, el no tener una narrativa tan profunda para poder estar más tiempo explorando y perdiéndote en el extenso mapa hacen que la historia , tan básica como la entrega anterior, no tenga esa sensación de sobrecarga que no funcionó del todo bien en Galar.
Esta sobredosis de libertad requiere también estar acompañada de un gran dinamismo, y otro de los puntos fuertes de la obra es saber otorgarlo. Por eso, ahora existen los Combates Libres donde dejas que tu Pokémon vaya a recolectar objetos y pelear por su cuenta, minimizando las peleas que nosotros comandamos y haciendo que cada una de ellas sea lo más especial posible. También a nivel interfaz todo es mucho más minimalista, priorizando que la atención esté en tu toma de decisiones. Sin embargo, este minimalismo también afecta un poco al mapa (y sobre todo al minimapa) que no es para nada claro y muchas veces termina siendo inútil.
La nueva mecánica de combate introducida en esta generación es la teracristalización. Muy similar al fenómeno Dinamax de Galar, consiste en poder utilizar un Orbe Teracristal una vez por batalla para literalmente convertir en cristal a nuestro Pokémon y activar su teratipo. Este teratipo puede coincidir o no con el tipo de nuestra criatura, lo cual le da ciertos boost a sus ataques y nos ayuda a ganar los diferentes combates. Es una mecánica más que nada pensada para darle más variedad a un competitivo que se queda corto con el sistema de debilidades/ventajas y siento que es una evolución razonable a lo que plantearon en la entrega anterior. También vuelven las raids que no sólo sirven para capturar Pokémon especiales, sino también dan un loot que ayuda muchísimo para la aventura.
En cuanto a la dirección artística vuelve a destacar la banda sonora, clásico en las entregas de Pokémon y con piezas que quedarán en el recuerdo como algunas de las mejores en una saga que ya tiene estándares muy altos de calidad por ese lado. Las visuales pueden ser más debatibles, apostando a un estilo mucho más realista que el apartado caricaturesco que venía teniendo la franquicia, reduciéndose quizás a una cuestión de gustos. No obstante, no sólo funciona mejor esta visión artística en general, sino que también los Pokémon tienen texturas mucho más pulidas que antes.
En general, puedo afirmar que Pokémon Escarlata y Púrpura son dos entregas de las mejores a nivel conceptual en lo que significa Pokémon, pero no podemos obviar los problemas con los que el juego se lanzó. Popping todo el tiempo, sombras que no funcionan bien, bajadas de FPS que directamente hacen ver al juego en cámara lenta, pantallas de carga que duran minutos enteros. Es una vergüenza que estos títulos hayan salido de la forma que salieron, sin terminar y con un silencio atroz de parte de The Pokémon Company sobre este tema. Me resulta inentendible cómo la empresa que quizás más dinero tenga en sus barcas para tener recursos y poder impedir esto no sólo no lo hace sino que tampoco aclara cual es la solución a las millones de personas que ya habían comprado el juego. Estos desperfectos, tan continuos y alarmantes, manchan un poco una experiencia que es increíble y dejan un gusto completamente agridulce para un producto que tiene muchos más aciertos que errores. Ojalá a futuro tanto Game Freak como The Pokémon Company tomen nota, que Nintendo se implique aún más en el control de calidad y que los estándares de la franquicia suban para poder garantizar que el juego pensado sea aquel que llega a las manos del consumidor, y no una demo completamente rota.
Siendo que es quizás un componente clásico de la franquicia apostar a la historia para después disfrutar de un extenso post game, se siente como si desde el comienzo estas entregas se hubiesen planteado al revés. No hay mucho juego después del juego, sino que es una experiencia que es mejor cocinar lentamente e ir disfrutando a cada paso que das en una Paldea que da gusto revisar rincón a rincón. Creo que Espada y Escudo se revalorizaron mucho más después de sus DLCs, por lo que no me extrañaría que esto sea así para abrir el camino a nuevos contenidos descargables que seguro llegarán el año que viene.
Para terminar, una de las grandes novedades que no se siente del todo aprovechada es la posibilidad de compartir de manera online la aventura con hasta tres personas más. Una vez conectados, más allá de poder recorrer no hay mucho que hacer en compañía. Cada uno hace su camino, y se suman algunos beneficios como poder atrapar los exclusivos de la otra versión o tener una mayor facilidad para realizar las raids en conjunto, pero no hay mucho más. Así como las Wild Area de la octava generación fueron el puntapié para los “pequeños mundos abiertos” de Legends Arceus que evolucionaron en este open world, creo que este modo multiplayer es el primer boceto de una modalidad estilo MMO que podría caracterizar las próximas entregas.
A fin de cuentas, Pokémon Escarlata y Púrpura son las entregas que esperábamos ver alguna vez. Son la evolución del concepto y la esencia que significa Pokémon desde el primer momento y, si se me permite, la primera vez que pueden aplicarlo de una manera concreta a las tres dimensiones. Son innovación cuando no se la esperaba, son diversión en su estado más puro y son un juego que logra reunir un montón de cosas (competitivo, multiplayer, modo historia, mundo abierto, RPG) y hace una experiencia disfrutable de cada una. Todo esto lo convierte en una de las mejores generaciones de Pokémon. Y todas estas flores no ocultan el hecho del paupérrimo estado en el que salió el juego y lo inadmisible que es que una empresa tan grande como The Pokémon Company no garantice el trabajo, los recursos y el tiempo necesario para que esto no sea así. El camino está asentado y la evolución es la acertada, ahora solo será tiempo de que se aprenda de los errores y esto se perfeccione cada vez más.
PUNTAJE: 8
Pokémon Escarlata y Pokémon Púrpura fueron lanzado el 18/11/2022. La campaña completa me tomó alrededor de veinticinco horas en Nintendo Switch.