Análisis | Pikuniku

El impacto y el éxito de los indies es cada año más extraordinario. Más y más estudios chicos lanzan sus títulos debut, mientras que los experimentados lanzan juegos nuevos que generalmente poco tienen que ver con su anterior creación (hay poco lugar para secuelas y derivados).

Mientras los indies cosechan la admiración del público y de la prensa, el sector de la industria controlado por las grandes compañías y los juegos triple A se maneja con estereotipos, dogmas y condiciones que imponen a sus equipos creativos al invertir sumas millonarias acordadas con accionistas que no consideran negocio asumir ningún tipo de riesgo. Esto está generando juegos cada vez más predecibles, clones con sistemas calcados unos de otros y tedio en los jugadores que son presa de un sistema que es probable que no aguante mucho tiempo más sin tener que reinventarse. Ya estamos viendo parte de lo que se puede llegar a venir con el caso de Destiny: un triple A que pasó a ser un título “indie” de un dia para el otro. No estar atado a todas estas limitaciones debe ser una experiencia motivadora dentro de un pequeño equipo de gente con ideas y ganas de hacer algo diferente.

No les voy a mentir, no tenía ni idea de que se trataba Pikuniku hasta que me senté a jugarlo. Y es que con los juegos me está pasando un poco como con las pelis: Los trailers muchas veces dan demasiada información -sobre todo los de películas- hasta llegar al punto de contarlas casi linealmente. Entiendo que no todos pueden darse el lujo de comprar un juego a ciegas y muchas veces me equivoco horrible.

Pero a veces hay ciertas garantías. Un director, un equipo creativo o como en este caso el del distribuidor Devolver Digital, que ya demostró muchas veces tener un ojo preparado a la hora de elegir que juegos publicar. Gris, por ejemplo, era un gran desconocido y fue uno de los mejores juegos del 2018, mientras que Pikuniku es una de las primeras sorpresas del 2019.

Con su estilo gráfico conocido como “flat”, Pikuniku evoca títulos como Locoroco o Night in the Woods, aunque en lo jugable no es ni lo lisérgico que era el primero ni lo profundo que era en su historia el otro. Es un juego en 2D, con un desarrollo lateral en el que nuestro protagonista (una simpática pelota roja sin manos y dos patas enormes llamada Piku) se despierta en una caverna, y al salir se lleva la sorpresa de que para el pueblo es una especie de monstruo que salió de un letargo. De todas maneras nuestro despertar no podía ser más oportuno: Un excéntrico millonario dispuso enormes máquinas para recolectar los recursos más importantes de este planeta – eso sí, a cambio de muchísimo dinero… tanto que el pueblo ya no sabe qué hacer con el.

El estilo puede ser infantil, pero la historia es una metáfora con mucho de social

Una vez que demostremos que no somos el monstruo de la leyenda, podremos comenzar a interactuar, visitar y generar vínculos con los habitantes de este mundo extraordinario y memorable que ha construido el estudio Sectordub.

El juego está dividido en varias secciones habitadas por distintas clases de personajes, y si bien algunas pueden representar algo remotamente conocido, por lo general todo es abstracto (tampoco es que Piku sea tan normal). El estilo podra parecer simple para algunos, pero a mi me resulta encantador, ya que pese a lo minimalista del diseño, el universo creado para el juego está lleno de detalles.

La aventura es una experiencia de entre cuatro y cinco horas que nos llevará a conocer personajes interesantes con imaginativos diálogos y un gran sentido del humor. El punto fuerte de Pikuniku es la exploración. Nuestro personaje puede saltar, convertirse en pelota para ir más rápido y resolver ciertos puzzles relacionados con la física, y con sus dos largas piernas puede pegar patadas o usarlas como sogas para columpiarse.

El mundo está lleno de sorpresas y puzzles para resolver

La física es importante dentro del juego, y muchos de los puzzles dependen de ella. Podemos recolectar ciertos objetos básicos como llaves y tarjetas pero la característica más importante de Piku son los sombreros. Tenemos un sector del inventario reservado solo para ellos y estos no solo nos permiten cambiar nuestra apariencia sino que pueden dotarnos de ciertas habilidades. El de regadera nos permite hacer crecer flores para llegar a lugares inaccesibles, por ejemplo, y los anteojos cool pueden abrirnos el paso en lugares donde la gente es discriminada por su apariencia. Además de los sombreros específicos y necesarios para resolver la trama principal, Pikuniku tiene una interesante cantidad de contenido opcional que extiende la experiencia unas horas más, una vez que hayamos completado la historia y hayan rodado los créditos.

En todos los demás aspectos técnicos Pikuniku cumple con creces. La música y los efectos de sonido complementan perfectamente la experiencia y el nivel de desafío del juego es acorde con el tono general. Chill. No creo que nadie tenga demasiadas trabas para terminarlo pero si tiene algún que otro puzzle en el que van a tener que pensar un poco más. Por otro lado la historia que cuenta es muy simpática y, si bien el final me gusto, me parece que está un poco apresurado.

Niku es el de la derecha. El otro es Piku.

Por suerte está Niku. Si, la otra parte del nombre del juego es la del co-protagonista de la parte cooperativa / competitiva. Piku y Niku pueden enfrentarse a desafíos así como unirse para resolver algunos niveles exclusivos de este modo, con el foco en los puzzles, algo similar a lo que ocurría en Portal 2. Para este modo es necesario que tengamos a otro ser humano para jugar en forma local.

Pikuniku es una gran experiencia que vale la pena jugar. Si lo tuyo es este estilo de aventura indie, el costo de admisión es super razonable por la cantidad de contenido que ofrece, aún en Switch, con sus precios adversos en dólares para los argentinos. Con un elenco de personajes adorables, buenos puzzles, una trama tan tonta como imaginativa y una serie de niveles sumamente interesantes, Pikuniku es una aventura original y refrescante en la que zambullirse en este recién comenzado 2019.

PIKUNIKU

24/1/2019 (PC, SWITCH)
8.0