A poco más de un año de su lanzamiento, Outriders recibió finalmente su primera expansión completa. El lanzamiento original demostró ser un shooter sólido y frenético dedicado enteramente a la acción, aunque dejando lugar para una narrativa tan interesante como oscura que no terminaba de despegar; Outriders Worldslayer viene a saldar deudas pendientes. Luego publicar la actualización gratuita New Horizon, que introdujo varias mejoras a la calidad de vida y nuevas incursiones, el equipo de People Can Fly se dedicó a planear el contenido que terminaría formando este DLC. El resultado es muy positivo, con una nueva campaña formada de ocho capítulos generosos, nuevo equipamiento legendario, un nuevo sistema de progresión y un endgame extra para mantenernos interesados.
La campaña de Worldslayer retoma justo después de los eventos del final anterior y, sin ánimos de spoilearles las sorpresas, incluye nuevos enemigos, escenarios y algunos jefes más que interesantes. La falta de misiones secundarias acorta bastante su duración, pero a la vez ayuda a mantenernos enfocados en su norte narrativo y a fin de cuentas cumple bien su función. Al final nos quedaremos con algunas dudas que, si nos ponemos a hilar fino, en parte se resuelven al explorar Tarya Gratar, el nuevo endgame que se suma a las incursiones anteriores. Si bien nuestro protagonista seguirá tirando latiguillos rústicos y la historia no es una obra maestra, tiene varias vueltas de tuerca que hacen que valga la pena detenerse a leer los documentos sueltos por los niveles y prestar atención en las cinemáticas.
El corazón de Outriders sigue siendo el combate y en ese sentido Worldslayer ofrece una mejora sustancial. En primer lugar incluye nuevas armas y armaduras legendarias, pero además incorpora las armas apocalípticas que vienen con un 3er mod fijo (se puede recuperar al desarmarla pero no intercambiarlo en su arma original), éstas pueden ser épicas o legendarias. En segundo lugar porque rebalancea el sistema de looteo y personalización de equipamiento, incorporando un nuevo sistema de progresión atado a una barra de experiencia, que va más allá de los 30 niveles originales y suma a la dificultad tiers apocalípticos. Éstos no sólo ofrecen un desafío superior, que revitaliza inclusive a la campaña original, sino que aumentan la posibilidad de conseguir equipo legendario y apocalíptico. En tercer y último lugar, porque los dos nuevos sistemas de progresión (puntos PAX y de ascensión) permiten profundizar la personalización de los builds, haciendo que resetear la progresión sea una cuestión de aprendizaje y exploración sin consecuencias negativas ni costo in-game.
Las nuevas armas se ven espectaculares y vienen con mods exclusivos realmente útiles que podemos aplicar a cualquier arma, si es que estamos dispuestos a desarmar la original, por supuesto. Lo mismo se puede decir de las armaduras, no sólo son vistosas sino que vienen con bonificaciones por equipar el set completo. La posibilidad de utilizar, sin costo alguno, la apariencia de cualquier parte de armadura o arma nos permite personalizar nuestro personaje sin tener que sacrificar el rendimiento del build. Worldslayer está repleto de estas pequeñas mejoras a la calidad de vida, como el poder desactivar los buffs de los sets de armadura o iniciar matchmaking en diferentes pools para cada tipo de actividad, que demuestran que la gente de People Can Fly está muy atenta al feedback de la comunidad.
Al terminar la campaña, Worldslayer nos presenta un nuevo endgame que se suma a la propuesta original. Tarya Gratar es una zona cerrada que hace las veces de hub para presentarnos diferentes desafíos de combate, todos incluyen una recompensa aleatoria cuya calidad depende del tier de Apocalipsis en el que estemos jugando. Entre los desafíos hay algunos dedicados a cierto tipo de equipamiento, algo ideal para hacer runs de farmeo y aumentar las chances de conseguir la parte que nos falta. Se nota que Tarya Gratar está pensada para jugar en coop, los desafíos son realmente complicados (aunque no imposibles) de completar en solitario y para mejorar nuestras posibilidades hay que tener el promedio de equipamiento en el nivel más alto posible. Para farmear los recursos necesarios sigue siendo mejor completar incursiones el primer endgame y, si estamos dispuestos a apostar algunos preciados drop pods, la incursión potenciada es la mejor forma de hacernos con equipamiento legendario de base.
Worldslayer saca a relucir lo mejor de Outriders, que sigue siendo su sistema de combate y progresión. Pero a la vez apuesta por profundizar el lore y la narrativa principal, dejándola en un punto alto y preparando el terreno para una posible próxima expansión. Sin duda las mejoras a la calidad de vida, el rebalanceo del sistema dificultad progresiva y el nuevo equipamiento legendario son bienvenidos, pero lo más atractivo es el loop de jugabilidad que forman la acción, el looteo y la microgestión de los mods en el equipamiento. Por eso es vital el agregado de Tarya Gratar y su interacción con las incursiones del primer endgame, se retroalimentan y nos mantienen jugando, subiendo el desafío para conseguir mejor equipamiento y a la vez actualizando nuestro build para hacer frente a los tiers de dificultad más alto. El único punto negativo sigue siendo la falta de pulido en algunos problemas de colisiones, el sistema de cobertura que a veces nos deja expuestos sin razón y el abuso del recurso “diarios tirados por los niveles” para profundizar en la de por sí confusa narrativa.
Outriders Worldslayer pone al juego de People Can Fly en su mejor momento, desde lo narrativo y lo jugable. Si es tu primera vez podés arrancar directamente en el DLC roleando un personaje nivel 30, si ya tenés un personaje armado podés exportarlo directamente y sino comenzar uno nuevo desde cero. Lo importante es que los cambios y mejoras afectan también a la campaña original, así que todo lo que consigas va a servir de cara al nuevo endgame. Puede que se quede a mitad de camino entre un live service y un shooter clásico, pero a la vez es refrescante tener este tipo de propuestas al alcance de la mano sin tener la sensación de que el mundo sigue cambiando mientras uno está jugando a otra cosa. Sin lugar a dudas es un DLC sustancioso que vale la pena, en especial si la experiencia original ya te había enganchado y obligatorio si tenés un grupo de amigos para jugar.