ANÁLISIS | Outriders es diversión en estado puro

Mentiría si les dijera que Outriders era un título que ansiaba jugar. Cada nuevo tráiler o filtración se me antojaba a más de lo mismo y, con un bagaje de más de mil horas entre Destiny, su secuela y el fantástico Remnant from the Ashes, sentía que el juego publicado por Square Enix no tenía nada nuevo que ofrecer. Sin embargo les puedo adelantar que estaba equivocado, muy equivocado. Me di el lujo de pasar por alto la demo, por lo que tuve que empezar el análisis desde cero, y luego de seis días de furia y casi 40 horas después puedo asegurarles de que el juego de People Can Fly es uno de los más divertidos de su género. Más allá de los problemas de servidores durante los primeros dos días y algunos bugs de sonido, no me encontré con demasiados inconvenientes para carbonizar todo a mi paso y completar la extensa campaña, con más del 70 por ciento de las misiones secundarias y explorar su propuesta post endgame. Cuando finalmente apagué la Series X y decidí que había jugado lo suficiente me quedaba una sola certeza: tengo que seguir jugando Outriders, con amigos, con otros personajes y conseguir todo el arsenal de armamento legendario a como dé lugar.

Outriders – Series X – Primer Jefe

Si revisamos los títulos desarrollados por People Can Fly no debería sorprendernos que Outriders sea un fantástico shooter en 3ra persona. Participaron del port del Gears of War original y desarrollaron Gears of War: Judgement (el que mejor gunplay tiene de la saga en Xbox 360), siempre estuvieron en contacto con la realeza del género. En 2011 desarrollaron Bulletstorm, un shooter innovador con mecánicas de desplazamiento únicas que fracasó comercialmente a pesar de las buenas críticas, pero toda esta experiencia acumulada rendiría sus frutos. La propuesta principal de Outriders se centra en la acción frenética, con armas espectaculares y habilidades especiales que, bien utilizadas, nos permiten dominar el campo de batalla. Se aleja del modelo de “juego como servicio”, es más que nada un shooter cooperativo con una buena cantidad de contenido fijo y desafíos opcionales como para mantenernos entretenidos durante unas 60 horas o más. El gameplay es el plato fuerte y, mientras que el costado narrativo hace agua por todos lados, termina siendo más que suficiente para que sigamos jugando aún después de haberlo terminado.

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La historia de Outriders comienza como una versión aguada de lo que vimos en Mass Effect Andrómeda: La Tierra en sus últimas horas lanza dos naves al espacio repletas del último vestigio de la humanidad, una queda en el camino y la nuestra (luego de décadas viajando a la velocidad de la luz) alcanza la órbita de Enoch, el planeta que deberán colonizar. Para revisar las condiciones de aterrizaje envían a los Outriders, un grupo de asalto armado que se especializa en enfrentamientos, mientras los otros 500 mil pasajeros quedan en sueño criogénico a la espera de los resultados de la primera expedición. Sin ánimo de spoilearles ningún plot twist, las cosas se complican y terminamos disparando a mansalva, luego del prólogo comenzará la aventura. Es increíble lo tedioso y poco representativo que es toda esta sección en comparación al resto del juego, lo que cuentan en textos y diálogos es más que interesante pero no causan el impacto deseado. A lo largo de la campaña encontraremos cientos de textos esparcidos por el mapeado, todos suman a la narrativa y están bien escritos, pero quedan fuera de lugar en un shooter que nos pide a gritos avanzar y seguir limpiando ola tras ola de enemigos. Algunos me dejaron imaginando escenas espectaculares que podrían haber introducido mejor algunos personajes, quizás en cinemáticas salteables, pero quedaron reducidos a textos que eventualmente terminaremos ignorando por completo. Más allá de lo dicho, la narrativa tiene coherencia y el final nos deja con una sensación de tarea cumplida, con cabos sueltos que explorar y una puerta abierta a próximas expansiones.

Outriders – Series X – Clases

La verdadera estrella de la propuesta es su espectacular sistema de combate y progresión. Al finalizar el prólogo vamos a poder elegir entre una de las cuatro clases: Technomancer (para atacar a distancia y manipular todo tipo de gadgets de soporte o ataque), Pyromancer (una máquina de hacer daño de rango intermedio, ideal para controlar grupos de enemigos y prender fuego todo a nuestro paso), Trickster (un especialista en ataques cuerpo a cuerpo, que puede frenar el tiempo y teletransportarse) o Devastator (un tanque con muchísima defensa, habilidades de soporte y contención de masas y espectaculares ataques sísmicos). A diferencia de lo que esperaba, cada clase está muy bien diferenciada y propone una forma distinta de jugar. Mientras que mi partida principal fue con un Pyromancer, teniendo que combinar bien las habilidades si no quería morir en cuestión de segundos, mi segundo personaje es un Trickster que se lleva el mundo por delante: me teleporto detrás de los snipers, ralentizo grandes grupos de enemigos que despacho con mi espada y cada vez que muere uno genero un escudo que me hace casi invulnerable.

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El corazón de la acción es su gunplay, que asegura que cada categoría de arma cumpla un rol y se sienta diferente a las demás. El Pyromancer requiere que juguemos alternando entre coberturas para ganar terreno, ofreciendo una jugabilidad más clásica que hace gala del pedigrí de People Can Fly, pero un Technomancer puede elegir una cobertura sólida y quedarse con un rifle sniper despachando oleadas de enemigos a distancia con gadgets bien ubicados. Disparar las armas es placentero, aprender a controlar los diferentes retrocesos resulta intuitivo y combinar las habilidades nos permite hacer combos fantásticos. Uno de los grandes aciertos del juego es que nunca pierde el ritmo, siempre estamos haciendo una misión, ganando nuevo equipamiento y mejorándolo. El gran responsable de garantizar una experiencia desafiante es la incorporación de los World Tiers, una segunda barra de experiencia que nos habilita un nuevo nivel de dificultad con mejores recompensas pero enemigos de mayor nivel. Cada vez que subimos un nivel de mundo se eleva permanentemente el límite de nivel de equipamiento que podemos utilizar, si la dificultad resulta demasiado para nosotros podemos bajar o volver a subir de World Tier en cualquier momento. Personalmente resultó divertido el desafío y, durante la mayor parte de mi partida, me mantuve jugando en el World Tier más alto disponible, pero hubo situaciones en las que la frustración me llevó a bajarlo. Lejos de sentirme amedrentado, celebro la incorporación de esta mecánica y me encantaría verla en próximos juegos. Es una versión mejorada de la que implementó Blizzard en la primera expansión de Diablo III y, pensándolo bien, Outriders tiene más puntos de conexión con este clásico hack n’ slash que con el resto de los loot-shooters.

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Además de los World Tiers, la progresión está atada a una clásica barra de experiencia que nos permite subir hasta nivel 30. Cada vez que subimos mejoramos automáticamente los stats de nuestro personaje y, de vez en cuando, una nueva habilidad o puntos de skill para invertir un gigantesco árbol de habilidades. Este nos permite elegir entre docenas de nodos divididos en tres ramas (supervivencia, skills o armas de fuego) y, si bien sólo conseguiremos 20 puntos, es posible resetear y reubicarlos sin penalización alguna. Los nodos especiales tienen habilidades pasivas que pueden cambiar radicalmente nuestra forma de juego, como disminuir dramáticamente el retroceso de las armas o aumentar la probabilidad de que nos salga cierto tipo de arma hasta revivirnos automáticamente una vez cada tres minutos. En cuanto a las armas, están bien diferenciadas y ofrecen entre dos y tres tipos de variantes: un rifle de asalto puede ser táctico (más daño y estabilidad, pero con disparo por ráfagas), certero (más alcance y estabilidad, pero con disparo manual) o simplemente automático (alcance y daño intermedio, pero con una cadencia de disparo superior). Además las armas cuentan con diferentes características que van apareciendo a medida que conseguimos versiones de mayor rareza, están codificadas por colores y son acumulativas. Las verdes tienen stats extra (más daño a distancia, mayor absorción de vida, más daño de habilidad, entre muchos otros), las azules vienen con un mod de tier 1, las violetas suman además un mod de tier 2 (dos mods en total) y las doradas tienen todo lo anterior pero son las únicas que nos dan acceso a los mods de tier 3 (los mejores). El sistema de crafteo permite modificar todos estos aspectos, desde mejorar los stats extra, pasando por aprender e intercambiar los mods, subir de nivel y hasta mejorar la rareza de cualquier parte de equipamiento. El proceso es simple e intuitivo y nos deja encariñarnos con cualquier arma, es cuestión de invertir bien los recursos para mantenerla siempre vigente en nuestro inventario.

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Outriders se disfruta más cuando lo jugamos con amigues, pero la experiencia en solitario es igual de gratificante. Cuenta con crossplay entre consolas y PC, matchmaking público y privado a través de un código personal, y funciona relativamente bien. La campaña se extiende a través de un largo mapeado formado por diferentes arenas, no es un mundo abierto, pero la disposición de los niveles dan una buena sensación de continuidad. Antes de entrar a las misiones secundarias hay algunos tiempos de carga, cuestión de 3 o 4 segundos en Series X, que fuerzan una breve cinemática pero por lo general es sólo una molestia estética. Al llegar al final se desbloquean las expediciones, misiones extensas que nos dan recompensas según cuán rápido las finalicemos. Las expediciones cuentan con un Tier de desafío diferente que va aumentando a medida que completamos la primera serie de misiones, al igual que los World Tiers incrementan tanto la dificultad de los escenarios como las recompensas que otorgan. Completar las expediciones es la única forma de conseguir un tipo de moneda especial con la que se compran las armas y los sets de armaduras legendarios, conforman la mejor parte del endgame y también se pueden jugar en solitario o en equipo. Si las completamos todas nos habilita una expedición final que, si bien todavía no pude jugar, promete ser el desafío definitivo.

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El juego de People Can Fly es divertidísimo y tiene una propuesta fresca, que le da una vuelta de tuerca a un género en el que parecía que ya estaba todo dicho, pero no todo es color de rosa. La presentación en general deja bastante que desear, en especial durante las primeras horas porque después mejora, y relegar la narrativa a un centenar de textos dispersos no ayuda a la inmersión. La sensación general es que estamos ante un juego de presupuesto mediano, los modelos de personaje y las opciones estéticas del creador son básicas, las pocas cinemáticas a veces presentan problemas de sincronización vertical, clipping y algunos diálogos desfasados. Las opciones de personalización del camión y nuestro banner (que se desbloquean a través de un apartado de hazañas) son pocas, redundantes y muy poco atractivas, dejando como único atractivo desbloqueable los emotes y sinceramente no me llamaron la atención. Sin embargo, estas pocas contras estéticas no logran empañar su sólida propuesta, en especial el gunplay pulido y los espectaculares tiroteos mezclados con superpoderes.

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Outriders no viene cambiar el paradigma de los shooters en 3ra persona, pero en su afán de brindar una experiencia divertida logra conjurar las características de varios juegos y hacerlas suyas. People Can Fly consiguió crear un loop de acción, looteo y microgestión absolutamente irresistible y, si bien la presentación en general no está a la altura de otros títulos modernos, siempre nos va a dejar con ganas de seguir jugando ¿Hay lugar para mejorar? Sin duda, pero la propuesta actual es sólida, extensa y más que suficiente como para recomendarlo sin demasiado reparo. Les recomiendo que, antes de comprometerse con una clase, prueben cuál de las cuatro se ajusta más a su estilo de juego y si juegan en equipo no repitan los roles. De cualquier manera, Outriders es una experiencia que todo amante de los TPS debería jugar y si es en equipo mucho mejor.

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OUTRIDERS

(1/4/2021 XBOX ONE, S|X, PS4, PS5, PC, STADIA)
8.5

Jugué casi 40 horas de Outriders en Xbox Series X, en ese tiempo pude completar la campaña en solitario con más del 70% de las misiones secundarias y explorar el modo Expediciones en coop. Es divertido y muy difícil de dejar, por lo que pienso seguir jugándolo por un largo tiempo.