ANÁLISIS | Nubarrón: The Adventure of an Unlucky Gnome: más que solo un juego bonito

No es algo de todos los días analizar un juego hecho en nuestro país, pero por suerte, cada vez es algo más asiduo. ¡Igual, ojo! Si los procesos se mantienen tan trabajosos como los que tuvo el objeto de esta review, pocas chances tenemos de que se vuelva algo normal. Este es un juego que, de alguna forma u otra, está haciendo las rondas desde fines de 2014, cuando arrancó una campaña Kickstarter para conseguir los fondos requeridos para pulir la última versión y alcanzar así el final del desarrollo. Pero después de un mes de recolección, no pudieron alcanzar el objetivo de U$S50.000 que se habían propuesto, y tuvieron que seguir trabajando a pulmón para llegar al final. Así, la fecha de salida estimada pasó de 2016 a enero 2020.

Pero esto no los desanimó. Después de todo, el proyecto empezó mucho tiempo atrás en 2010, como Unlucky Gnome, un simple juego de plataformas que llegó a participar de un concurso latinoamericano de Square Enix, y  aunque no ganaron, tuvieron la posibilidad de de entrevistarse con el mismísimo presidente de la compañía, quien los felicitó por el juego que tenían entre manos. Después de un largo camino, el estudio argentino Nastycloud, encabezado Juan Nahuel Novelletto y Federico Segovia, finalmente llegó a la meta con asistencia de la distribuidora Hidden People Club de Francisco Tufró.

Queda claro igual, que el juego pasó por muchísimos iteraciones en diez años, y en su actual versión, Nubarrón tiene sin lugar a dudas un aspecto súper llamativo: Su estilo artístico. Por un lado, los diseños de los personajes, enemigos y distintos elementos del mundo, tienen una gran riqueza estética. Son coloridos, con un estilo muy llamativo, y entre todo, una gran personalidad. Y aunque el resto de los componentes técnicos tal vez no acompañan, solo por el estilo del arte y el mundo que nos presenta, su personalidad se refleja muy bien.

Todo empieza bastante normal en la aventura del desafortunado Gnomo.

Pero una vez que superamos lo bien que se ve, pasamos a los tantos, lo que realmente importa; el juego. En Nubarrón ocupamos el rol de un pobre gnomo, que pobrecito, no pega una. Primero, despierta misteriosamente en medio del bosque, después se da cuenta que su sombrero mágico fue robado y, la frutilla del postre, sin previo aviso, una molesta y violenta nubecita se le planta sobre la cabeza y no lo deja en paz. Con todos estos alicientes, además su aldea lo requiere una vez más, y sin su sombrero, no hay mucho que pueda hacer para ayudar. Así es como nuestro amigo el Búho nos encomienda buscar las páginas de Nubarrón, el libro del bosque, y desentrañar el misterio del predicamento en que se encuentra este desafortunado gnomo.

Nubarrón es un indie de plataformas y puzzles muy tradicional. Utiliza muchos de los tropes reconocidos del género, aunque no tiene miedo de meter reveses siniestros en términos narrativos. Y aunque, a simple vista parezca que no tiene ideas innovadoras, pronto nos damos cuenta que de por sí, la nube que nos sigue todo el tiempo es aliado y enemigo al mismo tiempo. A veces tenemos total control de ella y podemos atacar enemigos cercanos, y en otras secciones, se pone toda gruñona y nos empieza a atacar. Aunque bastante simple en concepto, Nubarrón logra buenos momentos donde todo lo que nos rodea, inclusive aliados, es caos puro y aleatorio. Sumado a un alto grado de dificultad de la mitad para adelante, hay bastante que apreciar para los fans del género.

La premisa de Nubarrón arranca simple y tranqui, pero no dura…

Y si hablamos de caos y aleatorio, en esa misma categoría podríamos poner la historia cuya trama empieza sumamente simple y tradicional. Sin embargo, a medida que avanzamos, lo bonito y clásico de la fantasía termina volviéndose bastante macabro, terminando en otro plano totalmente diferente. No es que tenga mucho sentido, pero es inofensivo. Pero más allá de las diatribas de este joven gnomo —porque obviamente, tal indica el lore, mientras más viejo se ve un gnomo, más joven es— la historia nos lleva por una variada cantidad de niveles que se ven realmente preciosos, pintados digitalmente y un excelente trabajo de paralaje. Además, el mundo es tan detallado, que pueden mover la cámara hacia atrás o hacia adelante con bastante libertad y naturalidad, lo que le da muchas oportunidades para mostrar la fantástica dirección de arte.

Por otro lado, a medida que recuperemos las hojas de Nubarrón vamos a recibir todo tipo de información, desde tips del gameplay e información de enemigos y aliados, hasta detalles muy interesantes sobre el lore del mundo. Y sorprendentemente este fue uno de los aspectos más satisfactorios de la aventura, encontrar estas páginas y conocer un poco más sobre el mundo loco de fantasía donde habita nuestro desafortunado gnomo nos daba una razón para seguir explorando el juego.

A medida que avanzamos en la historia, nuestro gnomo descubre nuevas habilidades.

Volviendo al titular nubarrón, aunque en muchísimos pasajes del juego la nube nos ayuda —aunque más que ser un agente externo, es una extensión misma de nuestro personaje porque tenemos total control de ella— el juego no gira alrededor de la acción. Este es un juego de plataformas y puzzles hecho y derecho. A lo sumo pedirá de matemos algún que otro enemigo, pero la mayoría de las resoluciones se encuentran esquivando los peligros más que haciéndoles frente. Por esta razón, nuestro querido gnomo muere de un solo golpe, hasta un soplido puede terminar con él. Esto puede ser un poco frustrante al principio, pero una vez que entendemos que es un juego de puzzles que no va a requerir de nosotros más que sesos y alguna que otro juego de nuestros pulgares e índices.

Los enemigos en sí no ofrecen un gran desafío, están más que nada para ofrecer otro tipo de peligro, además de los pinches, la nube, cualquier inmersión en agua y las caídas al vacío. Aún así, hay una sana variedad que nos obliga a pensar en todo momento la mejor resolución.  Pero si de enemigos hablamos, los bosses finales es donde más brilla Nubarrón, porque son impresionantes en tamaño y diseño, y son bastante únicos también, obligándonos a usar todo lo que aprendimos en la aventura para derrotarlos.

Nubarrón, el Libro del Bosque, guarda muchísimos secretos.

Al final del día, los puzzles hacen este tipo de juegos, y si ese aspecto esta bien cuidado, muchos otros se pueden ignorar. Los puzzles en Nubarrón no son nada novedosos, y se adaptan totalmente a lo que conocemos del género, pero eso no es algo necesariamente negativo. Vamos a pasar gran parte de la aventura empujando cajas (o cadáveres de enemigos) para apretar botones y abrir puertas o por qué no, también jalar alguna que otra palanca. Flotando con aires que van y vienen, y esquivando los agresivos ataques de nuestra nube para que active palancas lejanas. A medida que avanzamos, las combinaciones de cosas que tenemos que lograr se vuelven más complejas, pero eso no quiere decir que las acciones básicas cambien de algún modo.

Los segmentos más interesantes son los que usamos la nube para resolver los puzzles, como llenarla de agua para que se vuelva azul —en ese momento no puede atacar, ni a nosotros ni a enemigos— y empiece a llover, lo que podemos usar para llenar ciertos estanques de agua. También podemos resolver puzzles con ella cuando está enojada, y también suma al divertido caos que ofrece el juego, pero estas soluciones nunca llegan a proporciones brillantes y son bastante fáciles. Los puzzles en sí, no son particularmente difíciles. Es en la mezcla de puzzles, enemigos y demás peligros que Nubarrón puede ofrecer un buen desafío. Un buen e intenso desafío.

No todo en este mundo de fantasía es alegre y bonito.

Cuando hablamos de los aspectos visuales, notamos que el resto de los aspectos técnicos no estaban a la altura. Mientras que la música original —compuesta por Rodrigo Caro— le queda a la perfección y es más que servicial, el diseño de sonido, por otro lado, es casi inexistente. Tal vez estamos demasiado acostumbrados a tener efectos de sonido para cualquier acción, pero a lo largo de esta experiencia fueron detalles cuya falta se hicieron sentir, y de algún modo, denotan una falta de pulido final.

Lamentablemente, detalles como estos plagan el juego. Y aunque realmente son detalles, y no parecen del todo importantes, es un tipo de pulido que suma mucho, y el día de hoy es hasta esperable, ya que se pueden encontrar en prácticamente cualquier juego indie de renombre. Diríamos que le falta el pulido final para que los aspectos buenos brillen sobre el resto de los elementos, y aquellos no tan buenas, sean opacados. ‘Detalles rebuscados’ como una gigantesca pantalla blanca después de morir muestran la inexperiencia del estudio, porque a esta altura hay casi un ensayo sobre por qué no se usan en videojuegos.

Pero más allá de estos detalles, Nubarrón es una simpática aventura que se acaba antes de sentirse excesivamente largo. Y fue increíble ver cómo evolucionó este título en diez años, desde “Unlucky Gnome” hasta el día de hoy, y sin lugar a dudas, es un verdadero logro haber podido lanzar un juego de este calibre en el muy competitivo mercado actual. Así que, por eso, chapeu Nastycloud. Los fans de los clásicos juegos de plataformas y puzzles tienen acá un decente contendiente.

NUBARRON: THE ADVENTURE…

29/01/2020 (PC, MAC)
7.0

Mi experiencia con Nubarrón: The Adventure of an Unlucky Gnome fue agridulce. El juego hace una gran primera impresión, pero a medida que pasan las horas, y el período de Luna de Miel va desapareciendo se empiezan a notar los problemas o las faltas, por llamarlas de algún modo. Definitivamente no hay nada terrible con este juego, pero tampoco nada verdaderamente especial, más allá de que sea de nuestras tierras.