ANÁLISIS | Nioh 2, un juego desafiante como pocos

Hace ya once años que venimos jugando títulos de un género cuyo nombre corresponde a los juegos de una empresa y de una saga en particular. Los “souls-like” o “los tipo souls” siguen varias de las mismas líneas empezadas por Demon’s Souls en 2009: enemigos difíciles que pueden matarnos en cualquier momento, combate metódico donde tenemos que analizar cada patrón de ataque, mejora de nuestro personaje juntando “almas” o lo que sea que corresponda y así llegar a enfrentarnos a jefes imponentes con los que vamos a sufrir bastante; niveles laberínticos en los cuales desbloqueamos atajos para recorrerlos más fácilmente y fogatas o equivalentes donde descansar y recuperar energía pero que resetean el mundo a nuestro alrededor haciendo que los enemigos vuelvan a aparecer.

Con esta descripción podemos referirnos no sólo a los juegos de la saga Souls, sino a títulos como Lords Of The Fallen, The Surge y, por supuesto, Nioh. Al ser un género relativamente nuevo, en más de una década la evolución ha sido bastante lenta y pocos se han animado a patear el tablero. Recién en 2019 From Software cambió un poco la fórmula con Sekiro, dando otro tipo de jugabilidad y de combate. En ese contexto, Nioh 2 no representa ni una revolución a este género, ni un cambio sustancial, pero sí una secuela que mejora muchos de los aspectos que hicieron al original destacarse en un mar de clones blandos y apáticos.

Por empezar, algo en lo que mejora este segundo título de la saga es en su narrativa y su historia. Estamos en Japón en el 1555, en la era Sengoku; jugamos como un personaje creado por nosotros mismos (no uno predefinido como en el juego anterior) que es mitad humano y mitad Yokai y que tiene la habilidad de capturar el espíritu y la esencia de estos demonios. Luego del trágico destino de nuestra madre, nos convertimos en guerreros mercenarios con poderes sobrenaturales. Nuestra aventura nos pondrá en el camino a Tokichiro, un vendedor de Piedras de Espíritu (item que usamos para obtener amrita, aquello con lo que subimos de nivel). Juntos intentaremos no sólo ganarnos la vida, sino traer un poco de paz a una región llena de violencia debido a la invasión de Yokais. Mezclando fantasía y ficción con un poco de realidad, Team Ninja creó una historia que termina siendo bastante agradable, sobre todo por el carisma de sus personajes secundarios (no tanto por el nuestro, ya que somos un protagonista mudo). Siguiendo algunos lineamientos de la historia real de Hideyoshi, explorar esta era de Japón le da un salto de calidad con respecto a lo hecho en el juego original, con cinemáticas bastante graciosas y bien animadas.

Enemigos desafiantes y terroríficos nos esperan en Nioh 2

De todos modos, está claro que lo más importante en un juego como Nioh 2 es su jugabilidad y cómo se siente el combate minuto a minuto. Aquí es donde la estructura se mantiene bastante similar a su precuela, pero con varios agregados que expanden un poco nuestras herramientas y que hacen que la acción sea algo más variada. Insisto, no siento que represente la evolución del género ni un punto de quiebre, pero no rompe nada de todo lo bueno que ya se había hecho. Al comenzar nuestra aventura tenemos un área a modo tutorial donde practicar con todos los estilos de armas del juego y las distintas posturas de ataque (baja, media y alta), allí elegimos dos con las cuales arrancar pero es simplemente una guía como para no comenzar con nuestros puños. En cualquier momento y a medida que las vayamos encontrando, podremos cambiar de arma y así probar con cada estilo hasta ver cuál es el que más se acomoda a nuestra forma de combate. La desventaja de no casarnos con un arma e ir variando es que corremos el riesgo de no aprovechar al máximo lo que cada una tiene para ofrecer. Cada arma tiene su propio árbol de habilidades cuyos puntos vamos a ir desbloqueando a medida que las usemos. Si vamos cambiando constantemente nunca vamos a llegar a las habilidades más útiles y que realmente van a hacer la diferencia.

Por otro lado, cada una de nuestras estadísticas principales (constitución, corazón, stamina, fuerza, coraje, magia, habilidad y destreza) se adecúa mejor a un cierto tipo de arma. Por ejemplo, si estamos usando las tonfas, lo mejor es que invirtamos puntos en nuestro coraje. Por lo tanto si a mitad de juego decidimos empezar a usar un arma totalmente distinta para la cual no sirva tanto ese atributo, no estaremos siendo del todo inteligentes. En parte es una lástima, porque cada arma representa una jugabilidad distinta, con movimientos atractivos y con distintos usos estratégicos. Usar dos hachas de mano permite tener algunos ataques a distancia, mientras que una guadaña nos dará casi tres armas distintas dependiendo de la postura que tomemos, incluso cada espada/katana será diferente, ni hablar de lo que puede ser una lanza. Pero si queremos que nuestra experiencia con Nioh 2 no sea una tortura, lo mejor será tomar una decisión y comprometerse con ella.

En Nioh 2 podemos transformarnos en Yokai y ser devastadores

Lo otro que vamos a elegir al comienzo, es nuestro espíritu guardián que nos permite canalizar las habilidades Yokai. Cada uno de estos espíritus nos permite transformarnos a nuestra forma Yokai durante un período de tiempo (representado con una barra de energía que se agota a medida que hagamos ataques, bloqueemos o esquivemos) y así poder hacer distintos ataques más poderosos, coloridos, acrobáticos y espectaculares. Cada vez que nos transformamos, el juego se vuelve vibrante y lleno de vida. Es una lástima que ni siquiera luego de decenas de horas y mejorando bastante la duración del “Yokai Shift”, podamos pasar un tiempo prolongado en ese modo. Honestamente sentí que se agota demasiado rápido y que se recarga muy lento; al mismo tiempo tampoco nos garantiza la victoria. Nioh es un juego que constantemente busca presentarnos un desafío complejo al hacernos sentir menos poderosos que nuestros enemigos, por lo tanto es entendible que dure poco; si estaban buscando una fantasía de poder donde destrozar todo en su camino, vinieron al juego equivocado.

Además de nuestra transformación, el ser mitad Yokai nos permite absorver los núcleos de alma de estos demonios y así adquirir sus poderes. Utilizando y gastando una barra de color violeta llamada “anima”, vamos a realizar habilidades que se corresponden con los mismos ataques que los Yokai nos estaban haciendo a la hora de combatirlos. Uno de los primeros que nos dan nos permite arrojar una lanza, otro lanzará un puño gigante a modo de cohete, también habrá algunos que nos permiten arrojar criaturas para debilitar a nuestros enemigos, convertirnos en ruedas de fuego apabullantes, invocar arqueros que arrojen flechas de fuego, etc. Definitivamente es de lo más interesante que ofrece Nioh 2 como novedad y a diferencia del Yokai Shift, estas habilidades sí las vamos a estar usando constantemente y serán claves para nuestro éxito ya que permiten disminuir considerablemente tanto la vida de nuestros rivales como su Ki.

Vamos a pelear contra otros Yokai y robarles sus habilidades

Sin llegar a apoyarse enteramente en un sistema de postura como Sekiro, Nioh 2 ofrece un intermedio entre ese último juego de From Software y los souls-like más tradicionales. Cada enemigo tendrá no sólo una barra de vida, sino también Ki y armadura. A aquellos rivales inferiores y sin tanta defensa, podremos bajarle la vida directamente sin mucho inconveniente. Cuando nos enfrentemos, por ejemplo, contra Yokais, cada ataque les quitará postura y si somos lo suficientemente insistentes, quedarán expuestos para hacer un ataque devastador con animaciones específicas y que probablemente represente la muerte de nuestro rival. Esta mecánica es particularmente importante al pelear contra los jefes del juego, a los cuales les sacaremos muy poca vida con nuestras armas tradicionales, pero que recibirán mucho daño al hacer estos ataques finales. Otra mecánica que tendremos que dominar para ganarle a los jefes, es una especie de “parry”/bloqueo que hacemos con nuestra forma Yokai; al apretar R2 y círculo, nos convertimos momentáneamente en nuestra forma Yokai y eso nos permite detener ataques de enemigos que tienen un aura roja y negra a su alrededor. Cuando los bloqueemos vamos a bajarles considerablemente su postura, logrando que queden expuestos a ataques más rápidamente.

Pero no sólo nuestros enemigos pueden perder su postura, nosotros también. Con cada ataque o movimiento vamos a consumir Ki (el equivalente a la stamina), si nos quedamos sin él, quedamos estáticos y expuestos a los ataques del enemigo. Para que eso no suceda Nioh 2 tiene un sistema que, por más loco que suene, funciona parecido a la recarga activa de los Gears Of War. Cuando finalicemos un ataque, aparecerá alrededor de nuestro personaje una especie de luciérnagas o partículas azules. En ese momento debemos apretar R1 para realizar un “Pulso de Ki” y recuperar una cierta porción de nuestra stamina permitiéndonos hacer más ataques. Esta técnica es fundamental para nuestras aspiraciones en Nioh 2; si bien tener que prestar atención a algo así puede parecer un poco complejo en un principio, luego lo haremos instintivamente, agregándole bastante dinamismo y espectacularidad al combate. Vamos a sentir que estamos sofocando a nuestro rival y que no lo dejamos respirar. Si no logramos dominar el Ki Pulse, vamos a atacar con menos frecuencia y efectividad (ya que luego destrabaremos habilidades que nos dan beneficios cada vez que lo activamos en el momento justo). Ser lento y no atacar lo suficiente es una receta para el fracaso en Nioh 2. El resultado es un ritmo de juego veloz, frenético y sin respiro, diferenciando un poco a este juego de otros del género.

El juego transcurre durante la era Sengoku de Japón

El pulso de Ki tiene otra utilidad y es la de purificar ciertas “piletas” de oscuridad que algunos enemigos Yokai van a ir dejando con sus ataques. Mientras estemos en ella, la recuperación de nuestro Ki va a ser más lenta y vamos a estar en desventaja. Si hacemos este pulso, las vamos a disipar. Estas piscinas son simplemente una muestra de lo que le sucede a nuestro personaje cuando estamos dentro de lo que se conoce como The Dark Realm, es decir, El Reino/Plano Oscuro. Estas zonas aparecen en ciertos sectores del nivel en el que estemos y son el plano de existencia de los Yokai; allí tendrán habilidades más poderosas y mejoras que los harán todavía más amenazantes. Para purificar estas áreas tendremos que derrotar a todos los enemigos que allí se encuentran; una vez realizado esto, ya quedarán en ese estado incluso después de rezar en un altar (lugar que resetea a los enemigos y que nos permite mejorar a nuestro personaje). No les voy a mentir, la sensación de entrar al Dark Realm siempre es desesperante pero esa es su función, la de infundirnos con miedo. Cada vez que veamos una especie de neblina blanca y negra, sabremos que estamos en problemas. Para colmo, cada jefe al que nos enfrentamos va a tener una fase donde estaremos en ese plano y ahí nos nos quedará otra que aguantar hasta que se disipe (o contrarrestar sus efectos con ciertos items).

Quizás la única contra de esta mecánica sea lo confusa que la acción se vuelve con este efecto blanco y negro que adquiere todo el ambiente a nuestro alrededor. Los escenarios ya no son tan claros y eso genera que, por ejemplo, nos terminemos cayendo por un agujero cuando no era nuestra intención. A esto se le suma el hecho de que varios de los enemigos tienen ataques a modo de agarre que son telegrafiados con, justamente, un aura blanco y negro idéntica a la del Reino Oscuro. Cuando eso sucede muchas veces no nos vamos a dar cuenta de ese agarre (que es inbloqueable) y empezaremos a maldecir a los desarrolladores. Puede que este sea uno de los puntos con los que tengo más conflicto en Nioh 2. En muchas ocasiones sentí que ciertos ataques, acciones e incluso herramientas no están del todo bien explicadas o presentadas. Una de las peores cosas que pueden suceder en un juego tipo souls, es sentir que estamos perdiendo por razones injustas. Si bien no sucede todo el tiempo, cada tanto no vamos a saber ni porqué nos morimos. Para colmo, vamos a tener varios enfrentamientos en espacios reducidos, con techos bajos y pasillos estrechos. Aquí es cuando el enorme tamaño de los Yokai y la cámara van a ser nuestros peores enemigos. No es algo que rompa el juego por completo, pero cuando vamos acumulando varias muertes definitivamente va a sumar a la frustración.

Los jefes serán de lo más creativos y, por supuesto, difíciles

Frustrados vamos a estar nos guste o no y no sólo por cuestiones injustas sino por la experiencia misma de jugar Nioh 2. De más está decir que la paciencia va a ser tu mejor amiga, no sólo para aprender los patrones de ataque de cada enemigo, grindear para mejorar a nuestro personaje y también familiarizarnos cada vez más con cada arma, sino también para apreciar lo mejor que tiene para ofrecer el juego. No creo que tenga el mejor de los arranques este nuevo título de Team Ninja; de hecho vamos a haber jugado por 20 horas y no vamos a haber visto mucha variedad de escenarios, enemigos y mecánicas. En su primer tercio, Nioh 2 tampoco nos va a explicar del todo bien lo fundamentales que pueden ser las “magias” (llamadas Omnyo) que podemos utilizar. Estas habilidades quizás estén un poco desbalanceadas y no invertir en ellas puede ser un error fatal. Pero al no saber su importancia o su valor de antemano, puede que no queramos invertir puntos y tiempo en usarlas. Una vez que pasamos esos capítulos iniciales, todo cobra más vida y variedad; las armas son cada vez más complejas, con distintos efectos y llegaremos a tener hasta dos espíritus guardianes a la vez, cada uno con tres habilidades Yokai disponibles al mismo tiempo.

A pesar de que se tome su tiempo en mostrarnos lo mejor que tiene para ofrecer, algunas cosas no van a cambiar drásticamente. Por mantener una cierta estética y acomodarse a la arquitectura de esta era de Japón, la mayoría de los escenarios nos van a resultar bastante similares. Mismas edificaciones, mismos bosques, mismas cavernas. Los enemigos sí irán variando, pero recién luego de un par de decenas de horas de juego donde ya nos provocarán distintos efectos como veneno, parálisis, fuego, etc. Tampoco quedé impresionado con el diseño mismo de cada nivel; los laberintos propuestos por Team Ninja por momentos me resultaron confusos y no muy bien diagramados. El abrir una puerta y que se forme un atajo es un recurso que se viene usando hace ya once años pero su efectividad empieza a reducirse y Nioh 2 no es el mejor de los exponentes. Los mapas carecen de verticalidad o espectacularidad y comienzan a volverse predecibles. Cada tanto aparece alguno un poco más creativo con mecánicas donde tendremos que activar palancas para ir modificando estructuras entre otras variaciones, pero nada que nos deslumbre o nos quite el aliento.

En esta segunda parte nos vamos a crear nuestro propio personaje y customizarlo

El fuerte de Nioh recae no sólo en su combate, el cual es demandante, entretenido y con bastantes variantes y habilidades por aprender, sino en cómo toma elementos de juegos de rol más tradicionales. Al igual que el primer juego, vamos a tener un sistema de loot con estadísticas para cada pieza y con jerarquía como si se tratara de un Diablo, por ejemplo. Quizás ese sea el legado más importante de esta saga para los souls-like, el hecho de constantemente ir cambiando de casco o pechera para tener mejores oportunidades e ir progresando. Este sistema hace que festejemos cuando nos toca una mejor versión de esa arma que venimos usando desde el principio o evaluar muy detenidamente el peso de una pieza de equipamientos y todas sus estadísticas. Es otro modo de progresión que genera que nos cueste largarlo y que siempre estemos aspirando a algo nuevo (porque los items droppean constantemente). A esto le sumamos el hecho de que tendremos un mapa para ir seleccionando objetivos principales y también misiones secundarias que nos ayudan a mejorar a nuestro personaje; de este modo no tendremos que estar muchas horas en la misma misión sin poder pasarla o grindeando en la misma zona una y otra vez. Salimos de una misión, nos metemos en una secundaria, conseguimos más amrita, mejoramos a nuestro personaje, ganamos una pieza de equipamiento útil y de paso nos llevamos mejores habilidades Yokai.

Pero no todo termina ahí, porque a todos estos sistemas y posibilidades de progresión, se le suman los puntos de habilidades que ganamos para cada arma y también para aquello que tiene que ver con nuestras habilidades Ninja, de Yokai y las que tienen que ver con la magia. Cada uno de estos aspectos tiene su propio árbol para completar y realmente pueden hacer la diferencia. Incluso si lo deseamos (aunque el juego casi ni se tome el trabajo de explicarlo) podemos volver a nuestro hub central y pedirle a una herrera que nos craftee mejor equipamiento. Así es como Nioh 2 nos termina presentando un desafío importante a nivel jugabilidad, pero nos da varias herramientas para poder estar a la altura.

Tenemos disponible un set muy variado de armas para poder utilizar

Toda esta progresión ayuda que cuando nos enfrentemos con un jefe, no estemos tan en desventaja. Ganarles no va a ser nada fácil y mentiría si les dijera que cada uno no me llevó decenas de intentos, pero siempre me resultaron combates entretenidos y variados. Nioh 2 no se apoya tanto en la fórmula del monstruo gigante al cual tendremos que simplemente aguantarle sus golpes o esquivarlos. En cambio nos ofrece mecánicas como hacer que golpeen ciertas estructuras para que, por ejemplo, les caiga agua y estén en desventaja; pelearemos con una serpiente a la cual tendremos que cortarle otras serpientes adicionales y que tiene a su alrededor piletas de veneno (pero si rompemos unas estatuas en el mapa antes de enfrentarnos al jefe, van a estar vacías) o lucharemos con una especie de comadreja que se sube a los árboles y nos lanza ataques muy veloces. Cada vez que me tocaba entrar a la arena donde sabía que iba a estar el jefe del nivel, me entusiasmaba por saber qué bola curva me iba a lanzar el juego.

Aquello que no emociona tanto como los jefes, es el apartado técnico de Nioh 2. Si bien los Yokai son coloridos y variados, el resto del juego es un poco más apático y predecible. Los modelos de los personajes no brillan por sus detalles y las piezas de equipamiento no son tan espectaculares (ni siquiera aquellas de mayor nivel). Al apostar por modelos de enemigos asquerosos y repugnantes en algunas ocasiones, tampoco es el juego más agradable a los ojos. Ni los efectos de iluminación, ni los paisajes son del todo espectaculares; quizás aquello que más nos va a llamar la atención es cuando hacemos la transición a nuestra forma Yokai, pero dura tan poco que no lo podemos apreciar del todo. Tampoco los menúes son del todo sofisticados, pero la sutileza no es algo que destaque a Nioh 2, más bien apuesta por el gore, los chorros de sangre y la contraposición entre la Japón feudal y demonios que escupen veneno. Lo que sí hay que reconocerle a Team Ninja, es el hecho de proveer al usuario con distintas opciones en cuanto a calidad visual y rendimiento. Tenemos un modo acción que baja la calidad gráfica para mantener 60 fps constantes, un modo película que apuesta por darnos una imagen más clara y también un tercer modo donde se nos da un balance entre los dos anteriores. En lo personal aposté por los cuadros por segundo para tener la mejor experiencia de juego y creo que es lo recomendable, ya que apostar por lo técnico parece una causa perdida en un juego que no deslumbra en lo visual.

Cada vez que ataquemos tenemos que estar atentos para recuperar nuestro Ki

Nioh 2 termina siendo un acierto y un producto más que satisfactorio por parte de Team Ninja. Lamentablemente llega un año después de Sekiro, un juego con sistemas similares, que comparte época, estética y que realmente pateó el tablero de los juegos souls-like elevándolos con una una verdadero evolución dentro del género. Analizar un juego es una tarea imposible sin tener en cuenta el contexto en el que es lanzado y en este caso eso le juega un poco en contra a Nioh 2. Su primera edición representó un clon de Dark Souls más que competente e incluso mejor en algunos aspectos como aquellos elementos RPG que incluía, la jerarquía de equipamiento y la velocidad en el combate. En 2020 incluir algunas variaciones como los Yokai y una sumatoria de sistemas de leveleo no alcanza como para cambiar el paradigma, pero definitivamente son una mejora con respecto a lo hecho en 2017. Hay nuevos modos online como las expediciones (misiones cooperativas donde enfrentamos a jefes desafiantes) pero lamentablemente no encontré usuarios para llevarlas adelante (probablemente eso cambie a la hora de lanzarse el juego de manera oficial). También podemos pedir la asistencia de bots que representan a otros usuarios y usan su equipamiento para que nos ayuden en nuestras misiones (algo clave para los jefes) y podemos a la vez pelear contra versiones de usuarios que murieron en ciertos sectores del mapa. Incluso se agregó la posibilidad de customizar nuestro hogar para hacerlo más propio, pero ninguna de estas herramientas van a cambiarnos la vida.

Suena un poco trillado decir “si disfrutaste del Nioh original, esta segunda parte te va a gustar” pero en cierto punto es la verdad y es una seguridad para el usuario que ha disfrutado de esta saga. Si esperabas un cambio de fórmula, no lo vas a encontrar y si venís esperando que supere a un juego como Sekiro, en lo personal considero que no es así. Incluso con lo mucho que disfruté Nioh 2, no siento que esté a la altura de ninguna de las obras de From Software, aunque por lo menos se ubica por encima de otros juegos del género como The Surge 2. Las comparaciones son odiosas, pero en este caso son inevitables y Team Ninja nunca quiso esconder sus influencias. Hoy por hoy cualquier juego representa una inversión importante de dinero, sobre todo uno a precio completo como este (por ahora está sólo disponible en PS4) y estos son factores fundamentales a tener en cuenta a la hora de realizar una compra. Contenido tiene de sobra como para justificar la inversión, con misiones secundarias y objetivos semanales que van a ir cambiando en forma de Twilight Missions; además la campaña puede llegar a durarnos unas 70 horas, dependiendo de cuán hábiles seamos para terminar cada misión. Los souls-like comienzan a ser un mercado superpoblado y no todos están haciendo lo suficiente como para diferenciarse. Nioh 2 no es la excepción, pero claramente no nos va a defraudar y nos dará la dosis de adrenalina y desafío necesarias para este año.

NIOH 2

13/03/2020 (PS4)
8.0