ANÁLISIS | Modern Warfare II: Modo Campaña

Infinity Ward está de regreso con una campaña a la altura de las mejores entregas de la millonaria franquicia

Por Sebastián Cigarreta 

La relevancia del modo campaña en la saga Call of Duty fue cediendo protagonismo a través de los años y, sin dejar de ser un componente importante, hoy en día es el modo multijugador el que ofrece “la verdadera experiencia”. La evidencia más clara es el inusual acceso anticipado que Activision-Blizzard le ofrece a todos los jugadores que cumplan las condiciones de compra anticipada. La intención es clara, mantener en alto el interés por Modern Warfare II mientras Infinity Ward se toma el tiempo extra para pulir el apartado multijugador de cara al lanzamiento oficial. El poder jugar la campaña completa tiene, al menos desde el costado periodístico, un sabor agridulce. Por un lado, ofrece una aventura frenética, espectacular y pulida al detalle, que podemos disfrutar por completo sin presencia de bugs molestos ni problemas que requieran la inevitable intervención del parche del día uno. Por el otro, nos deja con ganas de saltar al modo multijugador, aprovechar los operadores y tokens desbloqueados al finalizar la historia y casi literalmente con los brazos cruzados por una semana más. 

La nueva campaña marca el regreso de Infinity Ward como desarrollador principal y, como era de esperar, está a la altura de las circunstancias. A lo largo de casi seis horas, cinemáticas incluídas, el Capitán Price, Soap, Ghost y compañía, vivirán una espectacular odisea en la que descubrirán armamento norteamericano en manos de los trillados villanos de turno y deberán rastrearlo por todo el mundo para destruirlo. La aventura comienza en Irán y sigue en México, donde deberemos enfrentarnos al Cartel Las Almas que trabaja en conjunto con el líder Iraní. Cada una de las 17 misiones nos llevará a una locación cuidadosamente recreada, desde vistosos valles rocosos, pasando por una ciudad arrasada, un rascacielos, una plataforma petrolera e incluso ciudades perfectamente recreadas. 

El tenor de la historia se aleja de la mínima construcción crítica y pseudo realista que ofrecía Modern Warfare (2019) y se mete de lleno en el género de acción pochoclera. Podríamos decir que es un regreso a las raíces de la trilogía original y a la vez un paso atrás, como si se tratara de una colección de grandes éxitos, con situaciones increíbles pero espectaculares, que en el fondo se sienten más apropiadas para un Black Ops de los nuevos que para un nuevo Modern Warfare. Lejos queda la búsqueda de construcción interna que tenían los protagonistas en el título anterior, también ese dilema del precio a pagar que exige la guerra en sí. Modern Warfare II trae de vuelta a todos los conocidos, como una reunión de viejos amigos en la que todos hacen acto de presencia pero nadie se sienta a habla de nada relevante de verdad.

La decisión de distanciarse de la seriedad de la entrega anterior no significa necesariamente que Modern Warfare II sea un producto inferior, por el contrario estamos ante una gran campaña en casi todos los frentes. El gunplay es exquisito, me animo a afirmar que es el mejor hasta el momento. Desde el equipamiento inicial de cada misión, con sus accesorios y diferentes presentaciones, hasta las armas que podemos quitarle a los enemigos y encontrar en el suelo, todas se diferencian bien y ostentan marcadas características propias. Los veteranos del género reconocerán al instante la utilidad de una Fennec silenciada para una misión de infiltración o la magia de rescatar una escopeta con cargador rápido a la hora de asaltar un escenario repleto de pasillos, pero lo más importante es que las misiones no se sienten atadas a un equipamiento en particular. Inclusive cuando la estructura propia del objetivo requiere, por ejemplo, ocultarse de un grupo de enemigos con armadura es posible salir airoso recurriendo a la violencia con disparos precisos en puntos estratégicos. Salvo contadas excepciones, en las que las opciones son menos evidentes, las misiones ofrecen un buen puñado de opciones para adaptarse a nuestra aproximación.

La campaña consta de 17 misiones que se extienden a lo largo de, aproximadamente, unas 5 o 6 horas. Cada una viene con una cinemática de altísima calidad que nos pone al tanto de la narrativa y hace que los brevísimos tiempos de carga no se noten. Esto beneficia al ritmo de juego al punto que será realmente difícil dejar de jugar, no sólo por lo variado y divertido de las misiones en sí, sino porque la experiencia en general es fluida y no deja baches que nos inviten a tomar un descanso. Sin dejar de referenciar al Modern Warfare 2 original, la aventura toma vuelo propio gracias a una serie de incursiones nuevas en cuanto al apartado jugable. Harán su regreso las misiones de apoyo desde el punto de vista monocromático de un gunship, pero esta vez con objetivos más desafiantes y varios tipos de munición para adaptarnos a las diferentes necesidades de apoyo aéreo. También jugaremos la clásica misión de francotiradores, pero con la posibilidad de romper el sigilo y transformarla en una misión de asedio al enemigo acuartelado.

Dentro de las novedades, algunas misiones incorporan la posibilidad de fabricar equipamiento improvisado con los recursos que vayamos encontrando. También habrá lugar para la infiltración, con diferentes posibilidades de llegar al objetivo principal y hasta un escueto sistema de diálogos. Este último es una bienvenida adición que ameniza algunas de las misiones más largas y con menos enfrentamientos y, sin llegar a representar un cambio de paradigma, resulta entretenida. Finalmente, hay una misión en la que vamos a guíar a Ghost a través de un circuito cerrado de cámaras en una sección breve pero espectacular de una misión de rescate. Todas las nuevas mecánicas hacen un breve cameo en misiones particulares y siempre terminan sumando a la experiencia general, en ningún momento molestan o frenan el ritmo de juego. 

Desde un punto de vista global, la campaña de Modern Warfare II ofrece más de lo mismo pero con el estándar de calidad de Infinity Ward y es exactamente lo que esperaba. Si bien es cierto que el cambio de tono narrativo puede quedar un poco fuera de lugar, aún más si se toman la molestia de volver a jugar la campaña anterior antes de empezar la nueva, pero es sólo un detalle en comparación a todo lo que ofrece esta nueva aventura. En cuanto a lo narrativo, lamentablemente vuelve a recaer en los clichés de siempre. Carteles de drogas latinos y terroristas iraníes a mansalva, aliados que son máquinas de matar pero están del lado correcto de “la justicia” y un par de villanos ocultos absolutamente previsibles. En ese sentido no puedo decir que estoy decepcionado porque conozco la franquicia, pero no me voy a cansar de buscar algún indicio de cambio como parecía demostrar Modern Warfare (2019). Más allá de las críticas de siempre, esta nueva campaña se siente como una serie de acción de altísimo nivel. Con personajes reconocibles y carismáticos, secuestros, rescates, explosiones a gran escala y una entretenida persecución con múltiples vehículos que parece sacada de una película de Rápido y Furioso. Hay referencias a las misiones que marcaron un antes y un después en la saga, varios momentos verdaderamente memorables y un puñado de guiños a los fans más detallistas que les quitarán más de una sonrisa.

Modern Warfare II (Modo Campaña) | 8.5/10 (PC, PS4, PS5, Xbox One, Xbox Series X/S)