La nueva propuesta de Mojang junto a Blackbird Interactive trae un aluvión de innovación, no sólo para Minecraft sino también para el género al que apunta, pero no profundiza prácticamente en nada.
Minecraft es una de las franquicias más importantes en la industria de los videojuegos. Siento que, a veces, lo olvidamos, pero indudablemente lo es. Hace unos días subimos unas primeras impresiones de Minecraft Legends donde aproveché para realizar una introducción, hablando del peso que tuvo el título en cierta generación y cómo llegó al lugar dónde llegó, para que Microsoft decida invertir en él y generar un aluvión de nuevos contenidos relacionados a la marca. Voy a obviar todo este repaso histórico porque ya lo hice en aquella nota, pero lo importante es que ya jugué Minecraft Legends y puedo hablar libremente de lo que me pareció el juego. Una obra que cumple, pero no satisface y que se queda a medio camino entre lo que es y lo que podría haber sido.
Para empezar, y como es común en los RTS – género al cual más se acerca esta experiencia – hay dos modos para jugar, fuertemente diferenciados: la campaña con foco en lo narrativo, y por otro lado el modo multijugador en línea para poder aplicar todos los conceptos aprendidos y volcarlos en partidas dinámicas de no más de 30 o 40 minutos. Es destacable que ambas variantes tienen un gran trabajo por detrás, pero creo que uno de los grandes problemas que arrastra Minecraft Legends es que quiere tenerlo absolutamente todo… y quien mucho abarca, poco aprieta.
Uno de los elementos al cual más se le hace foco en la campaña, como es de esperar, es el aspecto narrativo. Siendo Minecraft una saga dónde la historia se vive en primera persona – y hay muchos guiños a eso en la forma de encarnar al personaje – nos encontramos ante un cambio de paradigma dónde la vida o la muerte del Overworld depende íntegramente de nosotros. Los Piglins están abriendo portales interdimensionales para destruir el mundo en el que habitamos, y unas deidades de este universo nos convocan para poner las agallas que se necesitan para salvarlo todo.
Debo decir que el guion en general de la aventura es de los puntos más fuertes, siempre apelando a la epicidad de la trama y al mensaje de que unidos podemos vencer a quien sea. Si ya tenés unos cuantos años en tu haber, es probable que encuentres muchas situaciones en un marco bastante infantil, cuestión esperable ya que esta franquicia sabe bien que el grueso de su público está entre los niños.
La gran sorpresa en mi experiencia personal, es el apartado audiovisual. Lo lindo que es estéticamente te invita a recorrer cada rincón del mundo disfrutando de una nueva forma de conocer estos cubos. Considero que es un trabajo que vale doble ya que no es fácil trabajar bajo lineamientos tan estrictos dónde no se podía hacer una búsqueda artística compleja teniendo unas gráficas tan definidas por sus predecesores.
Las cinemáticas están orientadas a disfrutarse como si se tratase de una película, y el espectro sonoro busca darle intencionalidad a cada escena para hacerte sentir lo que los personajes están sintiendo. Por suerte, la parte técnica no se queda para nada atrás ya que no sólo no tuve ningún problema de rendimiento, sino que la fluidez que maneja Minecraft Legends hace que hasta la situación más mínima sea disfrutable.
Para mí, en la experiencia de usuario radica uno de los grandes problemas: la interfaz. Siendo Minecraft un ejemplo de cómo hacer una UX espectacular para recibir a nuevos usuarios, Minecraft Legends es un desorden continuo. Todo es tosco y para cada acción hay que realizar muchísimas acciones previas.
Los RTS suelen ser complejos, pero en particular, acá se propone algo mucho más simple que puede servir como puerta de entrada a ese género. Lo que vemos en pantalla atenta todo el tiempo contra esa propuesta: cada combate se vuelve difícil de entender, los botones no son para nada precisos, y hay muchas situaciones -como recolectar recursos o construir, básico en este juego- que podrían ser mucho más simples de lo que son.
Minecraft Legends es un juego de estrategia en tiempo real dónde no tenemos una visión todopoderosa y omnipresente, sino que encarnamos a un protagonista que guiará a los tropas alrededor de esta aventura. De esta manera, la innovación radica en vivir un RTS desde adentro y comandando las tropas que nos siguen con una serie de botones que dan acciones. Por momentos, esto lo empuja hacia una jugabilidad muy parecida a los Pikmin, lo cual le da un encanto aún mayor tratándose de un juego de estrategia bélica en el mundo de Minecraft.
Por este motivo, creo que es mejor adoptarlo como “RTS no convencional”, ya que sirve como una gran puerta de entrada a ese género, pero sin tener algunos de los elementos más clásicos del mismo. La innovadora propuesta que nace con la unión de estos aspectos es lo que lo hace más atractivo y el principal motor para seguir descubriendo qué nos va a presentar… pero, justamente, lo que nos presenta va muy lento y con muchas trabas.
El ritmo es otro de sus problemas. En ningún momento sentimos una estabilidad ni nos da tiempo de disfrutar lo aprendido: es una seguidilla de repetir la misma acción de “aprender nueva mecánica/aplicarla/cinemática” y así, una y otra vez. Y no solo es un problema de ritmo, que no te permite disfrutar de lo aprendido para poder apreciar el gameplay, sino que también se repite mucho la misma fórmula, haciendo que la segunda mitad sea sumamente agobiante.
La curva de dificultad no ayuda para nada, saltando de cero a mil en muy pocas acciones y haciendo que también se sienta un poco artificial. Todas estas cuestiones hacen que el concepto mismo del juego termine quedando perjudicado: quiere ser accesible a todo público pero no lo logra, podría ser una puerta de entrada a los RTS pero termina complicándose sin motivos.
Pasando a analizar el apartado multijugador, nos encontramos con una de las mejores secciones. Partidas cuatro contra cuatro, dinámicas y cortas, dónde tendremos que proteger nuestra base mientras intentamos destruir la del oponente. La cooperación y la coordinación son cruciales, haciendo de esa experiencia un plato fuerte para disfrutar en una videollamada o en un stream. Jugar el modo campaña resulta como un gran tutorial para poder disfrutar este modo en profundidad, pero no tengo dudas de que acá radica lo mejor de Minecraft Legends, y si le dan soporte a futuro puede ser una gran opción a tener en cuenta para dedicarle los tiempos libres.
Lo que sí tengo que destacar, es que pude jugar muy pocas partidas porque, por lo menos desde Argentina, suele ser difícil encontrar otros jugadores incluso varios días después de su lanzamiento. Los problemas de interfaz también se extienden hasta este apartado, impidiendo muchas veces poder jugar con tus amigos y teniendo que jugar contra ellos.
Minecraft Legends es una idea mucho mejor de la ejecución que terminó siendo. Resulta muy innovador en su concepto base, pero todas esas ideas terminan perjudicadas por decisiones creativas que no creo sean las mejores en este tipo de experiencias. A nivel personal, la búsqueda de la originalidad es de los factores que más valoro al momento de probar un nuevo videojuego, y me gustaría ver más de este título a futuro. Hay tiempo de mejorar, y no por estos detalles es imposible disfrutarlo, pero hoy por hoy no siento que el resultado final le haya hecho justicia a lo que podría haber sido.
PUNTAJE: 6.0
Minecraft Legends fue lanzado el 18 de abril 04 de 2023 en PlayStation 4, PlayStation 5, Xbox One, Xbox Series, Nintendo Switch y PC. La campaña completa me tomó alrededor de doce horas en Xbox Series X.