Amo la NFL. No será el deporte más popular en esta región del mundo pero desde chico su factor cinemático de poder dar vuelta un resultado en el último minuto y de planear estrategias complejas de laboratorio, siempre me resultó algo atractivo. Cada año el Super Bowl me resultaba un evento deportivo como ningún otro, donde el espectáculo está en primer plano y de la mano de películas como Pequeños Gigantes, Any Given Sunday o series como Friday Night Lights, mi amor por esta liga y este deporte fue creciendo exponencialmente. Hoy por hoy trato de no perderme ningún partido y de conocer cada vez más las tendencias de una liga que en los últimos años ha cambiado su estilo de juego de manera notable, con Quarterbacks más jóvenes y mucho más móviles que han revolucionado la posición.
La llegada de Patrick Mahomes, Lamar Jackson, Deshaun Watson y Kyler Murray (entre otros) a la liga definen esta tendencia iniciada hace ya unos años por Cam Newton y por Colin Kaepernick (quien lamentablemente no se encuentra en actividad en estos momentos al haber sido alienado por la NFL por su activismo político, la misma liga que ahora le pide tardías e inservibles disculpas). Por lo tanto en una actualidad donde la evolución y los cambios en el juego son constantes, EA Sports no ha sabido mantener la frescura necesaria en el único juego de simulación de este deporte en el mercado. Esta generación ha sido sumamente decepcionante para Madden, con un sólo ejemplo de real innovación y sorpresa en lo que fue su modo historia “ Longshot” en 2017; lamentablemente en el juego seguimos teniendo la misma experiencia de siempre, con pocas alteraciones y mínimas mejoras. Sin embargo, este año por lo menos han sabido adaptarse un poco mejor a las nuevas tendencias que tiene la liga, dando lo que quizás sea su versión más correcta en bastante tiempo.
El medianamente buen sabor que deja Madden 21 se apoya principalmente en cómo han creado varios modos de juego que buscan agilizar la experiencia y no hacerte perder tiempo. El principal de ellos se llama “Face Of The Franchise” y es su equivalente a un modo historia. En él nos creamos un personaje y comenzamos en el secundario, pasando por la universidad y finalmente llegando a la NFL. Ese camino es bastante rápido y no llevará muchos partidos, lo cual lo convierte en una experiencia bastante amena y accesible. Lo ridícula de la historia queda un poco perdonada porque el énfasis en las cinemáticas empieza a disminuir después de una hora. Es una trama que gira alrededor de una amistad/rivalidad con uno de nuestros compañeros del secundario que nos seguirá hasta nuestra carrera profesional. Nada novedoso ni demasiado bien ejecutado, es simplemente un contexto para plantearnos ciertas situaciones jugables y algunas tomas de decisiones como a qué universidad asistir. Lo mejor es cómo nuestro personaje va mejorando y cómo cuando ya arrancamos en la NFL sólo vamos a estar jugando partidos muy puntuales a menos que queramos tomar el control total de la franquicia y convertirlo en un modo carrera más tradicional.
Uno de los nuevos modos de juego se llama “The Yard” y es un intento de conectar un poco con la experiencia NFL Street e incluso NFL Blitz de hace unos años, pero todo con el motor y las mecánicas del actual Madden. Honestamente The Yard es una mezcla de sensaciones con algunas buenas sorpresas y momentos espectaculares, pero con varias frustraciones. La idea es hacer partidos de 6vs6 en locaciones más callejeras que den la sensación de algo más improvisado y amateur. Cada equipo tendrá tres “drives” (es decir, posesiones) para anotar la mayor cantidad de puntos. Hay algunas reglas que cambian como el hecho de no poder ir a tacklear al mariscal de campo hasta que pasen unos segundos o incluso poder hacer más de un pase para adelante antes de pasar la línea de golpeo. Si bien cada tanto vamos a poder hacer jugadas espectaculares con algunas chances para que los jugadores se floreen y canchereen un poco, no deja de ser Madden; no es que crearon un nuevo motor para hacerlo sumamente alocado y arcade. Esto se nota sobre todo a la hora de defender, donde es necesario ser más precisos que nunca ya que hay menos jugadores en el campo, más espacio y más lugar para equivocarse.
The Yard busca subirse un poco al éxito que ha tenido 2k con sus juegos de NBA y su modo The Park, donde nos creamos un personaje y jugamos partidos callejeros con otras reglas. Esto tiene básicamente la misma intención y también usaremos a un personaje creado, comprando nueva indumentaria y subiendo de nivel ciertos prototipos de jugador a medida que los usemos. Lamentablemente ni las opciones cosméticas ni el tipo de progresión que propone son lo suficientemente atractivas como para hacernos volver a The Yard. Hay muchos torneos para jugar contra la CPU si no queremos jugar de manera online contra otras personas, pero básicamente vamos a estar haciendo siempre lo mismo en un tipo de juego que se vuelve rápidamente repetitivo y no muy emocionante. Se queda en el medio entre simulador y arcade y no termina de explotar todo su potencial.
Tanto The Yard como todos los otros modos de juego aprovechan el sistema “X Factor” que fue introducido en Madden 20 y que consiste en que ciertos jugadores tengan características especiales como ser menos susceptibles a que le arrebaten el balón de las manos, mayor capacidad para interceptar pases, resaltar mejores opciones de pase, etc. Cómo se implementa y se activa en cada partido es bastante interesante, ya que antes de poder aprovechar las bondades del factor X de ciertos jugadores, vamos a tener que cumplir con una serie de requisitos como ejecutar tanta cantidad de pases seguidos o realizar acarreos por una cierta cantidad de yardas. Es una buena manera de darnos mini desafíos en cada partida con una recompensa notable.
Pero más allá de The Yard o del modo historia, Electronic Arts continúa empujando sus modos Ultimate Team que, con FIFA a la cabeza, han llenado de oro las arcas de esta empresa. En el caso de Madden hay un énfasis mayor por dar mucho contenido y muchos desafíos a completar para obtener recompensas sustanciales. Al no estar tan establecido como FIFA, hay muchas misiones singleplayer para hacer y no se incentiva tanto la competición cabeza a cabeza para el online. Madden Ultimate Team es otro modo cargadísimo de contenido pero también con muchísimo “grindeo” para tener mejores jugadores. Un tipo de misiones en particular nos permite tener a, por ejemplo, un Larry Fitzgerald de promedio 85 si juntamos 40 estrellas. Hacer esto nos va a llevar una buena cantidad de horas en las que cumpliremos misiones como avanzar tantas yardas en tantas jugadas, impedir que nos hagan un touchdown, etc. Son variadas pero la interfaz funciona tan lento que vamos a estar más en los menús que jugando; y eso vuelve a muchos aspectos de Madden 21 un poco cansinos.
A la hora de jugar los partidos propiamente dichos, hay algunas mejoras y ciertas mecánicas que me dejaron un poco más satisfecho que en otros años. Por empezar la información en pantalla está más clara que nunca y hasta nos dan buenos consejos sobre qué hacer en momentos determinados. Por ejemplo, cuando recibimos un pase nos aparece arriba de nuestro personaje qué hacer con el stick derecho para sacarnos de encima a un defensor, lo mismo si hacemos un acarreo o incluso qué tipo de pase hacer con nuestro Quarterback. Esto también se traduce a la defensa, que nos da mejores herramientas que otros años incluso cuando sigue siendo muy difícil de defender adecuadamente. Esta vez vamos a poder, con el stick derecho, ejecutar movimientos que nos permitan rushear al mariscal con mayor efectividad provocando saqueos más frecuentes y dándonos una forma de defender más temible y agresiva. Todo esto está potenciado por un sistema de colisiones bastante más pulido y realista que otras veces. Por último hay un mayor énfasis por el juego terrestre y más herramientas a la hora de seleccionar jugadas como las RPO (Run-pass option) donde podemos, de acuerdo a qué botones apretamos, pasar o correr. Incluso hay jugadas que nos permiten realizar eso con nuestro Quarterback, muchas más jugadas “truco”, más énfasis en jugadas como las “jet sweep” y varias otras que engrosan nuestro abanico de posibilidades.
Con todas sus pequeñas mejoras y con la mucha cantidad de contenido para realizar, Madden 21 ofrece un paquete un poco mejor que en años anteriores. Sin embargo no termina de patear el tablero ni de revolucionar sus mecánicas; todavía seguimos esperando un juego de fútbol americano que nos deslumbre, que nos haga cumplir la fantasía de ser un Quarterback en la cita deportiva más espectacular de todas. El hecho de no tener competencia se evidencia año tras año ya que el equipo de desarrollo no tiene ningún tipo de presión para darnos un mejor juego que tome más riesgos. Por ahora, nos conformamos con poco pero ojalá en la próxima generación los juegos de NFL peguen un salto de calidad considerable.