No importa que hace años venga enderezando la nave, Electronic Arts siempre va a tener algo que demostrar. Claro está, ellos mismos se hicieron la fama, pero hace tiempo parecen venir tomando las decisiones correctas. Una de ellas, fue el programa EA Originals, donde apadrinan estudios independientes para poder ofrecer títulos que se alejen de sus megaproducciones y entreguen experiencias con un feeling más artístico. Juegos como A Way Out e It Takes Two son grandes representantes de esta propuesta, pero otros como Rocket Arena o Knockout City nunca terminaron de tomar vuelo. Aun así, el estudio Zoink, quienes ya publicaron Fe bajo este sello, aún tiene historias para contar y EA les dio el visto bueno pero ¿tiene lo que hace falta cambiar la percepción de este programa?
Lost in Random es un juego de acción y aventura en un mundo de fantasía agridulce, donde el destino de todos sus habitantes es decidido por un dado encantado, cuando estos cumplen los doce años de edad. Dependiendo el número que toque, cada persona será llevada a uno de los seis distritos del Reino Random, los cuales representan sin disimulo distintas escalas sociales. Cuando la hermana de nuestra protagonista es abducida por la Reina Random tras sacar un seis, nuestra misión es rescatarla de un destino que no es tan favorable como se cree.
Este viaje inequívocamente inspirado por el imaginario de creadores como Roald Dahl, Neil Gaiman, Dr. Seuss y Tim Burton, no disimula las temáticas sociales que busca retratar, pero por suerte lo hace con gracia y acierto, como las buenas fábulas saben hacerlo. Par – nuestra protagonista – es una niña que sabe que la curiosidad mató al gato, pero también que la satisfacción lo trajo de vuelta. Par claramente está más inspirada por una sensación de deber que por un espíritu de aventura, lo que al final del día hace que su misión tenga un fin más noble que egoísta.
Por suerte, no está sola en este viaje ya que luego de un naufragio conoce a Dadelio, un dado mágico con conciencia, de una especie que se cree extinta. Cuando instintiva y hábilmente forman una dupla insuperable en combate, Par se da cuenta que es una Dadomadora, el equivalente a una maestra Pokémon por decirlo de alguna manera, con la habilidad de comandar a Dadelio y utilizar sus poderes a su favor. Es acá donde encontramos la mecánica principal del juego.
Cada vez que entremos en combate, Par utilizará su gomera para disparar a unos cristales que crecen como protuberancias en los cuerpos de nuestros enemigos, con los cuales al cosecharlos, Dadelio irá gestando un mazo de cartas. Sea que hayamos cargado todos los naipes o no, con el presionar de un botón el tiempo se detendrá para que podamos elegir una de estas cartas que funcionan a modo de hechizos de daño, trampas, armas o suerte. Por ejemplo, podremos elegir bombas para poner por el escenario, armas para realmente poder bajar la energía de nuestros enemigos, hechizos que nos den vida y otro tipo de artilugios sinceramente creativos.
Como en la gran mayoría de los juegos de naipes, cada uno de estos tendrá un valor de energía necesario para ser utilizado y este se decidirá en el momento que paralizamos el tiempo, arrojando a Dadelio y viendo de qué lado cae. El problema es que ni bien lo encontramos, nuestro nuevo compañero está averiado y solo tiene los lados de uno y dos puntos, por lo que hasta que no vayamos avanzando y conociendo personas que puedan repararlo, nuestra capacidad de acción será reducida. Esto puede sonar limitante y por momentos lo es, pero no imposibilita para nada el desarrollo de los combates.
Con esto como premisa, Lost in Random se presenta como una idea sumamente original. Nuestra aventura nos llevará a atravesar estos reinos conociendo seres de lo más extraños, como una tienda viviente donde podremos conseguir nuevas cartas para armar nuestro mazo o personajes recurrentes que siempre tienen favores extravagantes para pedirnos. Su apariencia única, el trabajo de actuación de voz y el imaginario de cada ciudad, hacen de este juego una película animada que todos queríamos ver. Pero lamentablemente esto es un videojuego y lo que funciona como medio pasivo, no lo hace necesariamente como medio activo.
Lost in Random presenta sus niveles como una serie de pasillos laberínticos que ofrecen una limitada cantidad de exploración, la cual no está mal, pero a veces pareciera que esconde las cosas solo para estirar un poco más la experiencia. Si me permiten el exabrupto filosófico, estoy de acuerdo con la idea que la vida es una cadena de favores, pero cuando todo nuestro progreso está atado a mandado tras mandado, de repente Par se siente más como una cadete en Microcentro que una aventurera. Y por más que es verdad que cada personaje que conocemos es único y demuestra un gran trabajo e ingenio por parte del estudio, esto termina aletargando muchísimo la experiencia.
Cada distrito del reino que visitemos será más original que el otro y cada uno cuenta su historia. Como en Londos, donde cada habitante tiene su personalidad dividida en dos partes sentimentalmente opuestas o Triena, donde tres hermanos viven en una guerra de robots gigantes desde hace años, por cada uno pensar que el otro asesinó a su padre. El problema es que nada termina siendo muy random realmente. En cada uno de estos reinos tendremos que ir pidiendo permiso para avanzar, realizando changas poco creativas (muchas opcionales, por suerte) y lo que más se aleja de la misión principal, es la recolección de monedas en jarrones o puertas no-tan-escondidas, las cuales nos permiten comprar más cartas.
Lost in Random se vuelve cíclico demasiado rápido y eso lastima a la propuesta creativa. Peor aún, algunos aspectos técnicos del juego no ayudan a complementar los pormenores. Por un lado, cada vez que vayamos a tener una de las extensas conversaciones con cualquier personaje, esto sucede entre dos momentos de fade a negro, como sucedía en los juegos de la primera Playstation. Teniendo en cuenta las capacidades técnicas actuales, me temo que sea una decisión estilística porque por más que Zoink sea un estudio de menos de treinta personas, tienen veinte años de experiencia, que no se sienten reflejados en ejemplos como este, que matan el ritmo de un juego que ya es bastante pausado de por sí. De todos modos, la peor parte se la lleva el combate.
El concepto de juego de acción intervenido por naipes es una gran idea y sagas como Hand of Fate demostraron hace años que es una propuesta divertida. Sin embargo, en este caso, puede llegar a jugarle en contra a la experiencia. Los combates suelen ser realmente extensos, con enemigos que no paran de aparecer y reaparecer pero lo único que pueden ofrecer es cantidad, ya que su inteligencia artificial jamás los termina de convertir en un desafío, sin importar que subamos la dificultad. Sumado a esto, la mecánica de detener el tiempo cuando arrojamos el dado no solo nos permite resguardarnos todo el tiempo, sino que hasta nos ofrece dar un golpe antes de volver a la normalidad, lo que nos otorga una ventaja, la cual puede ser enorme si fuimos armando un buen mazo.
Paralelamente, las arenas de combate buscan ofrecer cierta variedad, presentando a veces puzzles a resolver dentro de las mismas. Esto termina sintiéndose un incordio ya que es tratar de coordinar acciones al tiempo que nos atacan hordas de enemigos. Algunos de estos terrenos se dan sobre lo que sería el tablero de un juego de mesa y además de combatir tenemos que arrojar el dado para que una pieza llegue al casillero final. Una vez más, como parece ser el mal de Lost in Random, esta es una idea creativa, pero en la práctica no termina aportando nada sustancioso.
Por esto Lost in Random es una propuesta que funciona mejor en los papeles que en la práctica. Algo que parece sucederle seguido a los títulos de EA Originals. Puedo decir como salvedad, que todo lo que lo hace lento y repetitivo puede llegar a significar una buena puerta de entrada al género de acción con elementos de rol a un público infantil, gracias a su imaginario, el cual no paró de alabar. Puede que algunos aspectos más adultos de la historia se escape a la comprensión de los más chicos, pero eso no quita que sea un cuento cargado de sentimiento y bien contado, aunque está percepción debería quedar a discreción de lo señores padres. Desafortunadamente para los jugadores más experimentados, este juego se queda corto al tiempo que se siente largo. Lost in Random sabe hacer algunas cosas muy bien pero por más que sume puntos, hay que tacharle la doble.