Los niños de por sí tienen mucha imaginación, pero la de la pequeña Misfortune es privilegiada. La protagonista de nuestra aventura es una niña de 8 años que vive con sus padres en una humilde casita: un hogar roto en todo sentido. Pero cuando se le da oportunidad de cambiar la situación, no se lo piensa dos veces. Guiada por una voz en su cabeza, Misfortune irá en busca de la Felicidad Eterna para regalársela a su mama. Sigan leyendo que les cuento por qué no deberían perderse esta aventura de los creadores de Fran Bow.
Little Misfortune comienza cuando nuestra protagonista empieza a oír una misteriosa voz masculina en su cabeza. Se trata del Sr. Voces, quien le promete que puede darle la Felicidad Eterna si ella hace lo que le pide. A la ecuación se suma Benjamin, un zorrito al que Misfortune admira, pero que parece interponerse en su búsqueda de la Felicidad. Lo que sigue es una historia cómica y también muy triste que explora temas adultos a través de los ojos de una niña.
Este nuevo juego de Killmonday Games es una aventura narrativa. Casi todo el gameplay nos lleva a recorrer escenarios lineales. Podemos interactuar con casi todo y los comentarios de Misfortune en cada interacción son divertidos y ocurrentes. De vez en cuando nos toca jugar algún minijuego o reaccionar a un QTE, y nada más. Es importante destacar esto porque es lo que distancia al juego de Fran Bow. Little Misfortune no es una aventura gráfica tradicional, pero eso no le resta a la experiencia. Al contrario, todo el diseño y el gameplay están al servicio de la narrativa. La historia y los personajes funcionan y nos atrapan por completo.
El punto fuerte de la propuesta son las decisiones. Misfortune a lo largo de la aventura se la pasa tomando decisiones. Algunas pequeñas, otras cruciales, pero todas afectan al final de la historia y otorgan pequeñas variaciones. Decisiones que tomamos al principio nos sorprenden ganando relevancia al final del juego. También hay interacciones secretas y muchas de ellas involucran el glitter, el arma que tiene la niña para escapar de la realidad sombría y no perder el color y la inocencia de su edad.
Lo que nos atrapa durante nuestro viaje por la Felicidad Eterna son las situaciones absurdas con las que se topa Misfortune, que en general requieren que tomemos una decisión, muchas veces incómoda. A veces nos proponen resolver un puzle también. Estos momentos absurdos nos llevan a conocer un prostíbulo para hámsters, por ejemplo, algo que suena ridículo y sin pies ni cabeza leyéndolo en esta nota, pero que cobra todo el sentido con el humor del juego.
El motor de la aventura son los diálogos y las interacciones, incluso las opcionales, que van destrabando la historia y nos permiten saber más de la pequeña Misfortune y su contexto. La mayoría del tiempo vamos a entablar conversaciones con el Sr. Voces o escuchar los pensamientos delirantes de la niña.
Los chicos de Killmonday Games, Natalia e Isak Martinsson, hicieron un juego muy personal y eso se vuelca de lleno en el humor. La propia Natalia escribe y le da voz a la protagonista y se atrevió a retratar a una niña sin tapujos. De aquellas que no se callan, que se llevan puesto el mundo por delante y que buscan entender, de una forma inocente y divertida, cómo funciona el mundo adulto.
Para disfrutar a pleno Little Misfortune hay que coincidir en el tipo de humor que maneja el juego. A veces parece sacado de Family Guy por la cantidad de recursos que saca de la galera, pero nunca deja de ser inteligente y original. Si conectamos con el humor, conectamos con Misfortune y la llegamos a amar.
Es una aventura corta que incentiva a ser rejugada. Por más simple que se vean los escenarios, muchas veces nos quedamos con la sensación de que nos faltó ver más y, en efecto, es así. Ningun diálogo opcional nos deja indiferentes y la historia por momentos cala hondo porque no solo se le presta atención a lo cómico, también hay lugar para el drama. El trasfondo de terror y los elementos sobrenaturales calzan a la perfección.
Al final tenemos una aventura sólida, con pocas manchas. El ritmo a veces es demasiado lento y algunos minijuegos pueden llegar a ser más una anécdota que una diversión o desafío, pero estos puntos flacos no empañan la aventura.
Y si tenemos que mencionar la presentación visual y sonora, no tenemos más que hacer que sacarnos el sombrero al respecto. Fran Bow era un juego peculiar y personal en cuanto al arte, y Little Misfortune no lo es menos. El mundo que presenta el juego parece salido de un cuaderno para niños y es imposible no amarlo, además de que va a tono con la historia y el gameplay.
Little Misfortune es aventura narrativa con un sentido del humor atrevido y ácido que funciona como pegamento para conectar todos los apartados de la propuesta. Al final terminamos amando a la pequeña protagonista, entre carcajadas y alguna que otra lágrima. Cortita e intensa, una aventura imperdible para amantes del horror y el humor negro, especialmente por atreverse a ser diferente, con una historia y un mundo únicos que solo funcionan por llegar presentados a través del punto de vista de una niña.
LITTLE MISFORTUNE
Jugué la historia de Little Misfortune en una sentada. No me pude despegar y tengo pendiente regresar una vez más para obtener un final un poquito menos desgarrador y ver todos los secretos de su fascinante mundo.