ANÁLISIS | Like a Dragon: Ishin, un clásico de culto que hasta ahora no había salido de Japón

La remake del Action RPG de culto, desarrollado por Ryu Ga Gotoku Studio, nos recuerda por qué la saga Like a Dragon ha cosechado una audiencia fiel que espera con ansias cada nueva entrega.

La saga Like a Dragon, previamente conocida como Yakuza, es uno de los mejores ejemplos de cómo cultivar una audiencia a lo largo de los años. Cada entrega construye sobre los cimientos de la anterior, puliendo la fórmula cada vez más y avanzando en la narrativa global. Luego de alcanzar el clímax en Yakuza 6 y de revivir la llama con Yakuza: Like a Dragon, Ryu Ga Gotoku Studio finalmente se decidió a publicar mundialmente un clásico de culto que hasta ahora no había salido de Japón.

Like a Dragon: Ishin podría describirse simplemente como “Un Yakuza, pero en el siglo XIX”, y técnicamente estaríamos en lo cierto, pero a la vez sería una injusticia. En primer lugar, no hay conexión alguna entre ambos juegos. Si bien los actores que le dieron vida a grandes héroes de Yakuza vuelven a decir presente, inclusive tomando roles similares a los de su contraparte ochentosa en Kamurocho, en realidad no tienen nada que ver. En segundo lugar, la trama de esta entrega camina la delgada línea que separa la realidad y la ficción. Presenta personajes y eventos reales, mezclados con fantasía para generar una narrativa compleja y original.

La historia nos pone en la piel de Ryoma Sakamoto, un huérfano víctima de la violencia de clases, que intenta insertarse en la sociedad de un Japón caótico en medio del caótico período Bakumatsu. El regreso del protagonista a su pueblo natal, el reencuentro con sus afectos y una inevitable tragedia en el horizonte marcan el inicio de una aventura repleta de acción, entramados políticos, traiciones y venganzas. En medio de esta tormenta narrativa, que nos mantendrá siempre al borde del asiento, conoceremos a un puñado de personajes memorables que llevarán adelante la historia a fuerza de misiones secundarias y cinemáticas de altísima calidad.

Like a Dragon: Ishin es un action RPG que, si bien centra su propuesta jugable en un sólido y variado sistema de combate, nunca descuida el costado narrativo. Como todo título de la saga, las misiones secundarias y los minijuegos serán los culpables de alargar la duración del juego, pero será su historia atrapante y los vínculos entre personajes lo que nos mantendrá pensando qué es lo que pasará después. Este delicado balance entre libertad de exploración, contenido opcional y un argumento sólido, es la verdadera esencia de la saga y una vez más, el plato fuerte de esta entrega.

El sistema de combate es más variado y entretenido que el de un Yakuza promedio. Esto se debe a que, desde el primer momento, contamos con cuatro estilos de pelea bien diferenciados: con espada, con revólver, a mano limpia o un híbrido de los primeros dos que sacrifica la defensa en favor de más herramientas ofensivas. En la práctica, resulta muy divertido e intuitivo ir intercambiando estilos para adaptarnos a los diferentes enemigos, pero además es necesario para mejorar nuestras habilidades.

Cada estilo de combate cuenta con un árbol de habilidades independiente con técnicas que podremos adquirir a través de un sencillo sistema de puntos de experiencia. Ryoma gana esferas de entrenamiento al subir de nivel y puede utilizarlas en cualquier árbol, pero además hay esferas propias de cada estilo que sólo conseguiremos si lo utilizamos en combate. Algunas habilidades sólo se pueden desbloquear a través de las misiones de ciertos tutores especiales, pero lo más interesante es la función que cumplen las esferas de entrenamiento. Podemos usarlas para avanzar en un estilo y luego, al derrotar enemigos y conseguir las especiales, reemplazarlas y recuperarlas. De esta forma la progresión se vuelve más flexible, dando lugar a la experimentación y, a su vez, incentivando el uso de todos los estilos.

La gran mayoría de las misiones secundarias terminan con un combate, pero además cada malhechor que ande caminando por la zona sentirá un impulso irresistible de venir a probar la espada de Ryoma. Estas peleas son ágiles y suelen resolverse rápido, pero en las misiones principales la acción es un poco más intensa. Like a Dragon: Ishin cuenta con una arena de batallas repleta de recompensas pero, a diferencia de títulos anteriores, esta vez presentan un verdadero desafío. Este modo está pensado para poner a prueba nuestros límites, en especial cuando debemos derrotar a 100 enemigos seguidos, y es una de las mejores formas de entrenar los diferentes estilos.

Las misiones secundarias siguen siendo divertidas y serán las responsables de los momentos más graciosos de la aventura. El fantástico humor de Ryu Ga Gotoku Studio no defrauda y, si bien hay una buena cantidad de chistes que no han envejecido del todo bien, es innegable que su sello de calidad está presente. Desde el más básico doble sentido, para el que Ryoma es tan ingenuo como Kiryu, pasando por momentos de ternura extrema y hasta el infaltable momento místico, las sub-stories están a la altura de las circunstancias. La excepción pueden ser los vínculos sociales que, en su gran mayoría, resultan demasiado básicos. Es cuestión de llevar un ítem, muchas veces genérico, y visitarlos de vez en cuando, y pronto estarán maximizados.

Like a Dragon: Ishin tiene un incentivo extra para que realicemos la mayor cantidad de contenido opcional. Se trata de los puntos de virtud, una mecánica de progresión que nos permitirá mejorar nuestro desempeño en actividades secundarias. Podremos mejorar nuestra resistencia para correr durante más tiempo, agrandar el espacio de inventario, conseguir mejores cañas de pescar y hasta optimizar el rendimiento de nuestra granja. Y es que Ryoma no sólo deberá tomar venganza, exponer un complot político y ayudar a la comunidad: también tendrá tiempo de hacer comida casera, cultivar vegetales y hasta atender a sus mascotas.

La inmensa cantidad de contenido opcional a veces termina interponiéndose en el camino de la narrativa principal. Es muy difícil ir de un punto al otro sin cruzarnos con media docena de misiones secundarias, algunas realmente atractivas, y a veces por miedo a perdernos la oportunidad terminamos cediendo. Si a esto le sumamos la parsimonia con la que Ryoma ejecuta algunas acciones básicas, como juntar tickets de lotería del piso, revisar vasijas o la lentitud con la que navegamos por los menús, es posible que terminemos dando vueltas durante horas sin avanzar en la historia. De cierto modo en esta suerte de procrastinación virtual también está la esencia de la saga, pero en Ishin se vuelve un poco más tedioso.

El apartado técnico es dispar. Por un lado, las cinemáticas y el doblaje original son absolutamente exquisitos. Por el otro, en varios momentos se nota que es un juego de hace 9 años adaptado a los tiempos que corren. Es una mezcla de remaster con fuertes componentes de remake, que brilla cuando vemos los modelos de los protagonistas y en los fantásticos atardeceres, pero que muestra su lado más rústico si estamos atentos a los detalles. De noche parece un juego más espectacular, mientras que de día se notan más las texturas lavadas y los NPC genéricos.

Los calabozos de batalla merecen un párrafo aparte. Por un lado, porque se ven verdaderamente genéricos, mostrando tal vez la peor faceta del apartado estético. Pero por el otro, son una adición bienvenida desde el punto de vista jugable, siendo el lugar por excelencia para juntar partes para mejorar y forjar equipamiento en el herrero, conseguir dinero rápido y especialmente para subir de nivel los estilos de combate que tenemos más abandonados. Este modo nos permite reclutar y gestionar nuestro propio escuadrón de soldados a través de un minijuego de cartas que, lejos de ser tedioso o complicado, resulta una bocanada de aire fresco entre tanta agricultura y misiones de llevar paquetes cual correo privado. Es completamente opcional y se desbloquea después del capítulo 4, pero vale la pena darle una oportunidad.

En cuanto al rendimiento, al menos en las versiones de PS5 y Xbox Series X, Like a Dragon: Ishin funciona a 60 FPS constantes. Esto significa que vamos a poder combatir con toda la fluidez necesaria y disfrutar de los exquisitos escenarios sin preocuparnos de caídas de cuadros. Encontrar momentos de extrema belleza se vuelve rutinario, por suerte contamos con un modo foto bastante completo que incluye filtros, gestos, poses y hasta la posibilidad de modificar el encuadre como más nos guste. Si a esto le sumamos una banda sonora de calidad, que será el deleite de lxs amantes del karaoke, y un doblaje en japonés espectacular el resultado nos garantiza una experiencia audiovisual a la altura de las circunstancias. Sin embargo, Ryu Ga Gotoku Studio no apunta a competir con títulos modernos, cumple y sorprende más por sus diseños maravillosos que por proezas técnicas.

Like a Dragon: Ishin es un título obligatorio para todos los amantes de la saga y, seguramente, el mejor punto de entrada para quien nunca jugó un Yakuza y siempre estuvo con ganas de subirse al tren de Kiryu. Su fuerte está en su apasionante historia y en la profundidad de sus personajes, pero no deja de lado el apartado jugable y su sistema de combate es de los más divertidos de la franquicia. No deja de ser una versión actualizada de un juego del 2014, y por más espectacular que se vea por momentos también se le notan las costuras, pero todo esto pasa a segundo plano cuando nos sumergimos en la aventura. Por momentos se siente viejo, en especial en lo que respecta a mejoras de calidad de vida, pero sus cualidades se imponen de tal manera que resulta imposible dejar de jugarlo.

Puntaje: 8.0

Like a Dragon: Ishin se lanzó el 21 de febrero de 2023 para PlayStation 4, PlayStation 5, Xbox One, Xbox Series y PC. Me llevó unas 36 horas aproximadamente terminar la historia principal con varias de las misiones secundarias.