El show superheroico más absurdo dentro del Arrowverse había hecho su parate del mid season allá por mediados de diciembre con “Legends of To-Meow-Meow”, de los mejores (y más bizarros) episodios de la temporada, donde los protagonistas debían lidiar con las ramificaciones de otra ruptura de las reglas temporales, esta vez, por parte de John Constantine (Matt Ryan). Tras saltearse el crossover anual -pero mofarse de ello-, uno esperaría un regreso con gloria, aunque “Lucha de Apuestas” nos trajo una historia bastante sosa y poco trascendente.
En vez de presentarnos alguna nueva y alocada criatura que hay que poner en vereda, al director Ben Hernandez Bray le toca continuar la historia de Konane (Darien Martin), el Kaupe enamoradizo que Mona (Ramona Young) dejó escapar de las instalaciones del Buró del Tiempo, después de que unos hombres misteriosos intentaron secuestrarlo para sus propios fines (suponemos que malvados), bajo las órdenes de Hank Heywood (Thomas F. Wilson). A los ojos de todos, y según las evidencias, Mona es la única culpable, y ahora las Leyendas tienen la misión de atrapar a este fugitivo.
Claro que Mona va a seguir defendiendo su inocencia, asegurando que los culpables son los “Hombres de Negro”. Tras recuperarse de las heridas que Konane le causó sin querer y abandonar el hospital, la chica se reencuentra con la criatura y para salvarlo de las garras del Buró decide enviarlo a algún lugar indefinido del tiempo y el espacio. La locación resulta ser Ciudad de México, en el año 1961, a donde Sara (Caity Lotz), John y Mick (Dominic Purcell) se dirigen para arreglar definitivamente este asunto.
Resulta que Konane estuvo ocupado y en los últimos seis meses se convirtió en un destacado luchador, ahora conocido como El Lobo. Nada mal para una criatura mágica que apenas dice palabra, pero sus triunfos alteraron la línea temporal desbancando a El Cura (Frank Gallegos), el luchador que debería tener toda su fama y gloria. Antes de retornar al presente, las Leyendas deben arreglar esta anomalía y convencer a Konane de que pierda su próximo encuentro. ¿La recompensa? Enviarlo de vuelta a su hogar en Hawái, su verdadera procedencia. Pero Sara tiene una responsabilidad con Ava (Jes Macallan), y ahí es donde van a empezar a chocar las lealtades.
Por su parte, Zari (Tala Ashe) y Nate (Nick Zano) deciden indagar un poco más y, a la larga descubren que papá Hank no está diciendo del todo la verdad. Así, la historia de “Lucha de Apuestas” se centra en todas estas lealtades divididas que pueden poner en riesgo más de una relación y la armonía que se había logrado entre el Buró y las Leyendas.
Las cosas no terminan nada bien: Ava ya no ve con buenos ojos que Sara haya infringido las normas y este voto de confianza dañado, también acaba con su relación. Los agentes del Buró llegan hasta México para interrumpir la pelea, pero con la ayuda de Charlie (Maisie Richardson-Sellers) y Ray (Brandon Routh), El Cura logra restaurar su reputación, aunque Konane paga las consecuencias. Para él y Mona no puede haber final feliz, mucho menos si la chica ahora exhibe los poderes salvajes de la criatura.
Un episodio que no suma, y más bien resta, demostrando que en este universo no hay lugar para relaciones duraderas y confianzas mutuas. Ava parece haberse puesto la gorra y ubicarse del lado de Hank, asumiendo a todas estas criaturas mágicas como enemigos o cosas que se pueden utilizar para otros fines más perversos. ¿Ya se olvidó de que es un clon?
“Lucha de Apuestas” es un capítulo aburrido que no logra ningún punto alto (más allá de esa escena de tango), ni momentos entretenidos de los que más nos gustan. “Legends of Tomorrow” brilla mucho más cuando se escapa de las convenciones y tira los razonamientos por la ventana, pero acá cae en la monotonía y varios lugares comunes recordándonos aquella primera temporada donde la serie no daba pie con bola. Además, en México se habla español, señores.