El final de la cuarta temporada de “Legends of Tomorrow” está a la vuelta de la esquina y, por suerte, estos últimos capítulos retomaron el espíritu más aventurero y alocado de este grupo de inadaptados aspirantes a héroes que, durante esta entrega, tuvieron (y tienen) que lidiar con las criaturas mágicas más peligrosas… o no tanto.
Después de que Constantine se sacrificó y se lanzó de cabeza al Infierno para recuperar el alma de Ray, y por ende su cuerpo ahora usurpado por Neron, el demonio, con la ayuda del receloso Gary y de Tabitha (A.K.A. Hada Madrina) se apoderaron del Buró del Tiempo para llevar a cabo nuevos y siniestros planes para atormentar a la humanidad. Mientras el falso Palmer vuelve a la vida pública para lanzar una nueva aplicación telefónica y asustar a todos con la presencia de estos monstruos que comparten nuestro mundo, Green hace de las suyas pidiendo cuanto deseo loco se le cruza por la cabeza, incluyendo juguetear con la Leyendas, que deben dejar su misión de lado para acceder a los infumables caprichos de su rechazado compañero, ahora convertido en el nuevo capitán de la Waverider.
Mientras Ava, Mick, Nate y Sara sufren bajo las voluntades de Gary, Zari y Charlie ponen manos a la obra para desenmascarar los planes de Neron y su app, capaz de rastrear cualquier tipo de criatura mágica. Claro que la prensa no está tan convencida de que los bichitos existan y ahí es cuando el demonio utiliza a la pobre Mona para probar su punto. Pero esto no es lo peor de todo, sino el hecho de que cada ser humano que baja la aplicación y acepta las condiciones de uso, está entregando sin resistencia su alma. Vieron que siempre hay que leer la letra chica.
La única que queda es liberar a las criaturas del buró para que Neron no pueda aprovecharse de ellas, y es ahí donde las chicas lo arriesgan todo para transportarlos a la Waverider. Usando el poco tiempo que le queda para salvar a Mona, Charlie termina rezagada y es capturada por el villano. Por su parte, Nora también cae en los trucos de Tabitha, quien logra liberarse de las constantes exigencias de Gary y poner a Darhk en su ligar, vestidito de Hada Madrina incluido.
Tras torturar a las Leyendas por un rato, con grupos de lectura y pesadillas adolescentes, Green acepta las sinceras disculpas del grupo que lo vuelve a recibir con los brazos abiertos. Cuando convoca al hada se le aparece Nora y ni duda en mandarla derechito al inframundo para salvar a Constantine.
En el Infierno las cosas están más que candentes (perdón), ya que John no es muy bien recibido por todos aquellos que andan vagando por ahí gracias a él. Igual logra averiguar los planes del demonio, que incluyen apoderarse del lugar gracias a las almas que va a recolectar con la aplicación. El demonólogo busca la ayuda del Triunvirato (Stan, Belial y Beelzebub) y se ofrece para detener a Neron a cambio de las almas de Ray y Astra, esa nena que condenó muchos años atrás. El tiro, claro, le sale por la culata al tener que elegir entre los dos, ya que la crecidita alma torturada de la pequeña, ahora sólo busca la venganza contra él.
“Terms of Service” deja las cosas bastante complicadas para nuestros héroes que, por un lado, deben lidiar con el imparable Neron y los agentes del buró que ahora están bajo su influencia; y por el otro, escapar del Infierno lo más indemnes posible. Podemos suponer que las criaturas mágicas que rescataron van a jugar a su favor, pero todavía tememos por la suerte de Charlie. Y ni hablar del huevito de dragón que quedó en manos de la pequeña Zari del presente/pasado.
April Mullen hace un gran trabajo detrás de las cámaras conjugando las diferentes acciones y escenarios, incluso más allá de que su Infierno se parece mucho más al peor barrio de Vancouver (¿?), que al ardiente inframundo que nos imaginamos. Desde allá abajo, Constantine hará su aporte sobrenatural con algunos tintes terroríficos, mientras las Leyendas hacen lo que mejor les sale: burlarse de sí mismas, de su condición de héroes, y de la cultura pop.
El aporte mágico de esta temporada, sin dudas, sumó más extrañeza al conjunto, la chispa que este tipo de series necesita para mantener el interés y seguir creciendo, incluso dentro de sus formas más convencionales.