ANÁLISIS | Legends of Tomorrow S04E012: The Eggplant, The Witch & The Wardrobe (Spoilers)

No nos podemos quejar, en el último episodio de “Legends of Tomorrow” pasó de todo: hubo momentos humorísticos, románticos, dramáticos y terroríficos que mantuvieron bastante ocupados a nuestros héroes; no sólo lidiando con los desmanes causados por un demonio, sino por sus propias y complejas existencias. “The Eggplant, The Witch & The Wardrobe” (perdón Narnia, no lo vuelven a hacer nunca más) encuentra a Nate atando todos los cabos de la muerte de su papá y la relación con Neron, una traición que le costó la vida al negarle el uso de varias criaturas mágicas para su oscuros propósitos. Por el contrario, Hank Heywood decidió cortarse solo y cumplir las fantasías infantiles de su hijo, al crear un parque temático a lo Jurassic Park, pero con dragones y unicornios.

Si, Nathaniel descubre que la construcción del parque de atracciones es un hecho y hasta ahí se dirige junto a Ray para frenar la obra. Resulta muy divertido ver a los ingenieros y constructores usando como guía los dibujos de un pequeño pero, ¿no es así como se concretan la mayoría de los sueños? Al final, el joven Heywood cambia de idea, entendiendo que, de alguna manera, este es el último acto de amor de su papá, un hombre que pocas veces expresó sus sentimientos.

Hablando de expresar emociones, Sara decide tomar la iniciativa y tratar de arreglar su situación amorosa con Ava, pero pronto descubre que la directora del Buró del Tiempo lleva desaparecida por varias semanas, posiblemente secuestrada por Neron que anda necesitando un nuevo huésped. Gracias a la conexión que Nora tiene con el demonio, el equipo logra rastrear su paradero y salvarla de su tormento inmediato, pero a simple vista queda claro que Sharpe ya no forma parte de este mundo.

El parque está (casi) abierto

Así es, en preparación para convertirla en su nuevo “recipiente”, el demonio envió el alma de Ava a su propio purgatorio, un lugar supuestamente horrendo que nadie se atrevería a explorar. Pero Sara está dispuesta a rescatar a su amada, y desoyendo los consejos de John se adentra en este infierno particular, un viaje que, en seguida,  nos recuerda a la mismísima “Constantine” (2005). Claro que el purgatoria de Ava Sharpe no es un lugar de torturas y flamas eternas, es una enorme tienda de departamentos cargada de productos que van a poner en jaque a la pareja.

Desde elegir un colchón ideal que dure para toda la vida, a armar un ropero a lo Ikea, o pasar horas lavando platos que se acumulan y acomodando el correo, las inseguridades y los miedos de Ava se van materializando en este “terrorífico” escenario de actividades mundanas donde amabas deben ceder un poco y encontrar el equilibrio para que su relación llegue a buen puerto. Una simpática manera de exponer los problemas más comunes de pareja, sobre todo cuando se trata de dos mujeres poco comunes y tan alejadas de las cosas cotidianas.

Mientras Sara se pasea por el limbo de Ava, Charlie, Constantine y Nora elucubran el plan perfecto para atrapar a Neron. La emboscada funciona y ahora sólo queda deshacerse de este demonio que, además está en busca de un segundo cuerpo para hospedar a una tal Tabitha. De ahí que intente convencer a Darhk de convertirse en su nueva aliada a cambio de resucitar a su papá, pero la chica logra luchar contra todos sus instintos y llevar a cabo la misión que tienen por delante: separar al demonio del cuerpo de Desmond y devolverlo al infierno del que salió.

Acá hay demonio encerrado

La torpe intervención de Ray complica las cosas, dejando a Nora inconsciente. Y aunque en apariencia, Neron desapareció de este mundo liberando al viejo amor de John, consigue un nuevo huésped en el desprevenido Palmer.

Parejas que se vuelven a juntar como Sara y Ava, otras que no tienen oportunidad como Constantine y Desmond, y otras que no encuentran el momento y las palabras justas para expresar lo que sienten por el otro como Zari y Nate, que ni logran intercambiar extraños mensajes de texto (de ahí la berenjena del título, por si se lo preguntaban).

Con la extrañeza que los caracteriza, la serie vuelve a encontrar su rumbo dejando la puerta abierta para nuevos y mágicos problemas. “The Eggplant, The Witch & The Wardrobe” es un episodio bien balanceado entre las risas y los conflictos dramáticos de sus protagonistas que nos dejan reflexiones y momentos tan emotivos como bizarros.