Después de una primera temporada que no parecía encontrar el rumbo (je), “DC’s Legends of Tomorrow” halló el tono justo para sus aventuras espacio-temporales cargadas de dudosos superhéroes, referencias pop a montones, personajes históricos y criaturas mágicas con ganas de alterar la línea temporal. En el medio, se convirtió en la mejor serie del Arrowverso, justamente, por ser la única que no se toma las cosas demasiado en serio. Claro que el drama, la acción y la fantasía siempre están presentes, pero es el absurdo el que marca el ritmo de este show y los mejores episodios a lo largo de su trayectoria.
Durante esta cuarta entrega, las Leyendas esquivaron el crossover anual de la cadena (y dieron la mejor excusa para ello), pero sumaron más magia y elementos sobrenaturales al conjunto con John Constantine (Matt Ryan) -rescatado de su propia serie cancelada- a la cabeza, ahora como tripulante regular de la Waverider después de derrotar a Mallus. El problema es que esta victoria les abrió la puerta a otros demonios y criaturas mágicas de todo tipo como unicornios mala onda, hadas madrinas alejadísimas de la visión de Disney, cambiaformas, vampiros y libritos que conceden deseos bastante peligrosos. Así, el Buró del Tiempo tuvo que hacer buenas migas con este grupo de inadaptados y salir a trabajar en equipo para frenar dichas anomalías desparramadas por la historia.
Un conjunto interminable de aventuras que nos pasearon desde el festival de Woodstock hasta Salem y su oscura época de cacería de brujas, pasando por el Tokio de la década del cincuenta donde pudimos ver al mismísimo Ishiro Honda -creador de Godzilla– en acción, haciendo su magia detrás de las cámaras. Esta es la mejor faceta de un show que abandonó el mote “superheroico” desde hace rato, para jugar con cualquier elemento de la cultura popular como excusa para llevar adelante sus relatos. De fondo, tenemos la historia de Hank Heywood (Tom Wilson), distante padre de Nate y agente del gobierno que toma el control del buró para sus propios y misteriosos planes, los cuales incluyen a muchos de estos fugitivos mágicos, ahora prisioneros de Ava y su gente.
La cuarta temporada de “Legends of Tomorrow” tiene capítulos brillantes como “Tagumo Attacks!!!”, “Hell No, Dolly!” y “Legends of To-Meow-Meow”, los cuales llegaron antes del parate del midseason, una larguísima ausencia de cuatro meses (esta es una serie de menos episodios), que repercutió en el ritmo de la trama y la desprolijidad anterior al desenlace. Algo se quebró durante esas vacaciones y las Leyendas volvieron un poquito desinfladas, aunque lograron levantar el muerto en sus últimos capítulos.
Lo mejor de este show es que, a pesar de sus locuras y fantasías desbordadas, nunca deja de lado los dilemas más mundanos de sus protagonistas que, además de lidiar con los fugitivos mágicos, durante esta temporada debieron replantear sus relaciones amorosas (Sara y Ava, Ray y Nora, Zari y Nate), familiares (los Heywood) y hasta sueños incumplidos en el caso de Mick, ahora convertido en escritor de exitosas novelas románticas bajo el pseudónimo de Rebecca Silver (vieron que en el fondo es un tipo sensible). Oportunidades que nos dan la posibilidad de ver el lado más vulnerable de las Leyendas, el mismo que los lleva a tomar las decisiones más extremas y, muchas veces, imprudentes.
Así, por ejemplo, descubrimos el lado más amoroso y sensible de Constantine, y todos sus esfuerzos para salvar el alma de Desmond, lamentablemente, una relación destinada al fracaso después de que Neron se adueñó de su cuerpo. En el otro extremo, tenemos la faceta más oscura de Palmer (el tipo más buenudo del planeta), una vez que decide entregarse al demonio para evitar la muerte de su amigo Nate. Brandon Routh se luce como un verdadero villano sin escrúpulos, y suma un poquito de rango actoral a su currículum.
Repasando un poco más las peripecias a grandes rasgos de esta última entrega, no podemos dejar afuera a Mona Wu (Ramona Young), ¿la nueva integrante de la Waverider?, y uno de esos personajes un tanto molestos que terminan ganándose el cariño del público a fuerza de un gran corazón. La chica arranca como repartidora de comida dentro del buró, pero su buena predisposición y cariño hacia las criaturas mágicas, pronto le ganan un espacio como asistente. Esto la acerca sentimentalmente a Konane, un Kaupe que, sin querer queriendo, le transmite su doble personalidad salvaje. A Mona no le queda otra que unirse a las Leyendas, pero nunca pierde su espontaneidad ni ingenuidad a la hora de enfrentarse con los horrores que la rodean.
Horrores que le toca vivir de primera mano cuando los agentes de Heywood matan a Konane o intentan torturar a cualquiera de las bestiecitas que ella tanto defiende. Estas prácticas sospechosas, que ponen a Hank en la mira de su hijo, pronto viran hacia un lado completamente diferente cuando el señor decide traicionar a Neron (necesitado de la energía que proyectan) y cortarse solito para cumplir un sueño de la infancia de Nate: un parque de extracciones temático, a lo Jurassic Park, pero protagonizado por estas criaturas mágicas. Un pasito hacia la redención y una ofrenda de paz para enmendar la fracturada relación entre padre e hijo.
Lamentablemente, Hank no vivió lo suficiente para ver su proyecto terminado, pero “Heyworld” se convierte en un escenario primordial a la hora de frenar los malvados planes del demonio, empecinado en usar el temor de la gente para abrir un portal hacia el inframundo y liberar el caos y la destrucción sobre la faz de la Tierra. Por suerte, ahí están las Leyendas para darlo todo y salvar el día, esta vez con un poquito de ayuda, gracias a la tolerancia y el cariño de los asistentes que, al final, entienden la importancia de convivir en paz con los que son diferentes.
Nate puede vivir para contarlo, pero el grupo pierde a Zari por el camino ya que la línea temporal vuelve a acomodarse, borrando el futuro distópico de donde vino. En su lugar ahora tenemos a su hermano Behrad, pero hay que ver cómo funciona la dinámica en equipo. Así, “Legends of Tomorrow” despide una nueva entrega con algunas inconsistencias pero con final feliz, en apariencia, hasta que descubran los desmanes que Astra está haciendo en el Infierno. Por su parte, The Monitor ya les echó el ojo, y ahora sí, los veremos hacer su gracia cuando llegue el momento de enfrentar junto a sus compañeros de cadena la “Crisis on Infinite Earths”.