ANÁLISIS | Kunai es un metroidvania que se mueve como el viento

Los metroidvanias, como género, dan lugar a mucha experimentación basado en sus conceptos elementales. Hay propuestas más cercanas a las raíces originales, como Bloodstained, Axiom Verge y Hollow Knight; y otros títulos que ofrecen experiencias más casuales pero no por ello menos interesantes, como el simpático Gato Roboto que disfrutamos el año pasado. Hago mención a este último candidato pues por esa misma vena se mueve Kunai, una aventura de acción plataformera que nos va a cautivar con su adorable protagonista y su agradable jugabilidad.

La humanidad ha sido casi totalmente eliminada de la faz de la tierra bajo el dominio de Lemonkus, una Inteligencia Artificial decidida a crear un mundo perfecto, incluso si eso significa remover a los humanos y reemplazarlos por robots. Un grupo de resistencia se yergue para hacer frente a la amenaza y para ello se adentran en los laboratorios de investigación del enemigo, de donde recuperan el arma perfecta para encarar semejante misión: Tabby, un simpático robot con cabeza de tablet.

Tabby, como protagonista, es adorable a más no poder. Las expresiones caricaturescas que el personaje muestra, dependiendo de la situación, le dan una personalidad infantil que contrasta fuerte con el caos y la masacre que es capaz de generar; muy al estilo del Kirby de Nintendo, que más allá de su apariencia inocente es perfectamente capaz de engullir seres vivos sin ningún drama.

Todo el diseño de arte de Kunai se enfoca en una minimización de colores, dando a sus escenarios un par de tonalidades básicas que nos recuerdan a la paleta de colores de la Game Boy original, a fin de permitir destacar otros elementos con colores más intensos, especialmente el azul para los NPCs aliados y el rojo para las hordas enemigas. También quiero hacer notar el trabajo realizado para las breves escenas cinemáticas, especialmente al obtener un nuevo ítem importante, que muestran a nuestro héroe con más detalle. Tabby se gana nuestro aprecio con su innegable carisma y actitud determinada.

El nacimiento de un héroe

El mundo de Kunai se divide en varias secciones de mapa claramente diferenciadas entre sí. La gran mayoría estarán conectadas al mapa principal, pudiendo ser visitadas una y otra vez para acceder a nuevas áreas y recolectar ítems ocultos tras obtener nuevas habilidades y equipo. Un par de niveles, sin embargo, son instancias únicas que se activan en momentos específicos del juego, y en general aprovechan esa cualidad para añadir secciones de autoscroll y otros efectos por el estilo. Mapas en general o instancias únicas, cada pantalla de juego está diseñada con una filosofía de movimiento que se ejecuta con uno de los ingredientes principales del título: la jugabilidad.

Kunai es, más que un metroidvania, un plataformero de acción. Nuestros primeros instantes con Tabby se utilizan para enseñarnos sus controles básicos, pero una vez que encontramos el primer arma (una fabulosa espada que drena la energía de los enemigos caídos mediante su hoja afilada), empezamos a entender que Kunai es una oda al flujo de movimiento: podemos atacar en cuatro direcciones, incluso hacia arriba y especialmente hacia abajo el estar en el aire, permitiéndonos rebotar de enemigo en enemigo con considerable gracia.

Pero es al obtener el titular Kunai a poco de empezar la aventura, que el juego brilla con todas las luces: estas dagas ninja no son necesariamente un arma, sino una herramienta que permite a Tabby colgarse de techos y paredes para columpiarse y escalar. A partir de ahí navegar el mapa será una fiesta de movimiento fluido difícil de explicar, pero que se siente extremadamente satisfactorio en la práctica; en especial si jugamos con joystick, pues cada kunai está adosado a un trigger (derecho e izquierdo). En un principio esto parece una complicación innecesaria, pero con un par de minutos de práctica nos cae la ficha y ensartar superficies será una función natural.

El arsenal de Tabby se completará con otras armas que también oficiarán de herramientas para alcanzar nuevas áreas del mapa: unos prácticos shurikens que aturden enemigos y activan paneles de control a distancia; unas metralletas semiautomáticas que permiten a Tabby “flotar” a base de ráfagas continuas; y hasta un lanzamisiles que, cuando todo está dicho y hecho, es la mejor forma de limpiar el área de escombros. Todos estos objetos pueden ser mejorados mediante la tienda online accesible desde los routers wi-fi distribuidos por el mapa -siempre que tengamos suficiente dinero, claro-. No es un sistema de mejoras complejo, ni tampoco demasiado profundo, pero cumple su función en la relativa corta duración del juego.

Flotando a los tiros

Kunai no es un juego largo, pero tampoco necesita serlo. En cuestión de seis horas podemos llegar al final de la aventura, añadiendo quizá una hora o dos horas como máximo para encontrar todos los gorritos coleccionables (que Tabby puede llevar puestos) y completar el juego al 100%. Se aprecia una correcta curva de dificultad a lo largo del juego, que va añadiendo nuevos enemigos y desafíos con suficiente distancia unos de otros para mantener al jugador siempre descubriendo algo nuevo que acapare su interés. Cada enemigo posee técnicas de ataque y características propias, de manera que no es prudente arremeter siempre de frente, sino analizar la situación y encarar cada combate teniendo en cuenta las habilidades del oponente.

Habiendo dicho esto, quizá el único punto verdaderamente “flojo” de Kunai sean sus jefes. Si bien algunos resultan desafiantes, otros presentan picos de dificultad considerables. Lamentablemente este problema también afecta al mismísimo jefe final, que no sólo nos da un combate brutal (hasta que aprendemos todos sus movimientos y patrones a fuerza de morir y repetir la pelea), sino que el combate en sí no se siente tan épico como una contienda final debería serlo —más aún cuando el juego carece de una secuencia de epílogo.

Huyendo de la ley

Pero no hay que dejar que ese detalle empañe lo que, por otro lado, es una experiencia realmente fantástica. Kunai dura lo que tiene que durar, y en ese lapso de tiempo nos deleita con un protagonista súper querible y un desafío de acción que está siempre añadiendo algo nuevo para mantenernos entretenidos. No sé si me atrevería a ponerlo como un candidato temprano a juego del año (al fin y al cabo, recién empezamos febrero), pero sí diré que al momento de escribir esta nota Kunai sin dudas es uno de los juegos más recomendables de lo que va de este 2020. Y ojalá que el resto del año nos siga trayendo joyitas de este calibre.

KUNAI

06/02/2020 (PC, NS)
9.0

Disfruté plenamente de Kunai, en PC, durante casi 7 horas de juego, tiempo que me llevó completar la aventura. El carisma de su protagonista y la versatilidad de su control me cautivaron durante todo el viaje y, a pesar de que me quedé con ganas de mucho más, disfruté de cada minuto de juego. Es un metroidvania más “light”, pero no por ello menos divertido. Imposible no recomendarlo.