ANÁLISIS | Kirby and the Forgotten Land se transforma bien al 3D

Desde hace ya varios años, Nintendo Switch, con el éxito globalizado que arrastra, tiene un muy anticipado y preciso cronograma de lanzamientos casi todos los meses: algunos son ports viejos, otros logran ser remakes, hay apuestas de bajo presupuesto y tanques AAA. Tenemos third parties exclusivos y también el revival de franquicias viejas que hace tiempo no veíamos. Sin embargo, hay ciertos títulos que se cuelan en ese cronograma y destacan más que el resto; Kirby and the Forgotten Land es uno de ellos.

Uno de los personajes más queridos y adorables nos da su entrega más vertical y cae al 3D rompiendo la idea con la cual más se especuló desde el primer trailer: esto no es un mundo abierto. Y tampoco tiene que serlo. Esta experiencia, bien orientada a los plataformeros clásicos en 3D, funciona tal como sus mecánicas lo precisan y ofrece una experiencia mucho más parecida a Super Mario 3D World que a los anteriores Kirby. Mientras Mario se anima a probar del tarro que creó Breath of the Wild con Bowser ‘s Fury, me parece incluso más personal que nuestro amigo rosado intente posicionarse en el lugar opuesto, evitando que todas las balas de Nintendo vayan en la misma dirección. Bajo estas salvedades, vamos a hablar del Forgotten Land.

Lo primero que vemos al comenzar la aventura es la calma con la que Kirby camina por el planeta Pop antes de que una fisura espacio-temporal se lleve prácticamente toda la vida que conoce. Después de este suceso, se despierta en lo que parece ser un mundo post-apocalíptico y descubre que todos los Waddles Dees están siendo encerrados, por lo cual hay que liberarlos. Narrativamente, no hay mucho más que esto para impulsar la historia y es lo necesario para que tengamos que viajar por diferentes mundos para hacerlo. Las cinemáticas, si bien no son muchas, realmente tienen una calidad excelente y funcionan muy bien para setear todo lo que se vive después. La experiencia gráfica no es muy exigente pero le queda muy bien y no me tocó vivir ningún problema de rendimiento relacionado a esto, como sí vimos recientemente en juegos como Pokémon Legends Arceus o Monster Hunter Rise.

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Como ya nos tiene acostumbrados esta franquicia (y Nintendo en sí), el soundtrack es excelente y complementa todos los matices audiovisuales para meternos de lleno en este mundo. Se me hizo un poco rara la ausencia de efectos de sonido en las secuencias animadas, pero nada lo suficientemente llamativo como para que te saque de contexto. De hecho, Kirby and the Forgotten Land es muy cinematográfico: no podemos manejar la cámara libremente, pero muchas veces la misma hará paneos y cambiará el plano para darle un sentido narrativo.

En efecto, el estilo de plataformero que adopta Kirby es muy parecido al que utilizan las últimas grandes entregas de Mario: hay varias zonas que debemos recorrer, las cuales están constituidas de varias fases y terminan en una etapa final donde se encuentra el jefe de toda la zona. En cada una de estas fases tendremos entre 3 y 6 misiones: la principal siempre es superar el desafío, la secundaria es encontrar algunos Waddle Dee perdidos y después siempre traen algunas misiones secretas que tenes que desbloquear a medida que las vas haciendo. Estas últimas van desde golpear ciertos objetos hasta comer cierto tipo de alimento en particular a lo largo de cada nivel. Todas estas experiencias se recompensan con más ciudadanos rescatados ya que este es el motor que impulsa todo: para poder acceder al boss final necesitas una cantidad específica de rescatados. Para desbloquear nuevas funciones, necesitas aún más. Y para completarlo al 100%, no te queda otra.

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En medio de todo este mundo destruido, los ciudadanos que rescatas y Eifilin (el personaje que te aconseja y acompaña durante todo el viaje) van construyendo una nueva ciudad que funciona como hub central. En este lugar se pueden realizar un montón de acciones complementarias a la experiencia principal pero todas se van desbloqueando a medida que rescates más personajes. Todas las locaciones traen cuestiones interesantes que potencian la experiencia, por ejemplo: la vida que tenes se mantiene a través de los niveles pero en un momento dado los habitantes te construyen una casa y podes ir a dormir para curarte. También hay una armería que te permite upgradear todas la habilidades, pero para hacerlo necesitas unas piedras que sólo se pueden conseguir si participas de las rutas del tesoro que son pequeños niveles para este fin.

También se puede acceder al coliseo -que recomiendo no dejar pasar si te gusta la franquicia desde antes- y algunos minijuegos que acompañan bien el paquete que ofrece este videojuego. Hay uno en particular que es para repartir comida, un híbrido entre Overcooked y Burger Shop que te puede llegar a sacar varias horas de diversión en los distintos modos que presenta. Este minigame, como también la experiencia principal en su totalidad, se puede disfrutar en modo cooperativo con el segundo jugador utilizando un Waddle Dee como personaje.

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Más allá de la experiencia plataformera, el proyecto va un poco más allá y presenta distintas mecánicas que por momentos se amigan con otros géneros. Las peleas contra los bosses tienen algo de hack n’ slash y siempre introducen movimientos que te obligan a jugar de distinta forma e incluso a priorizar una habilidad por sobre otra para poder ganar y hay momentos en los que Kirby se transforma en un planeador o un carro de montaña rusa y empieza una secuencia sobre rieles. La suma de estos condimentos hace que se aproveche más el título, pero el verdadero cambio respecto a entregas anteriores es la adhesión de la Transformosis (o Mouthful Mode) donde Kirby puede comer un objeto y “transformarse” en el mismo, algo que no le saca la habilidad que posee en el momento. La forma de jugar con el auto (de ahora en más, la Kirbyneta), el foco de luz o el cono de tránsito agregan un diferencial bastante grande y estoy seguro que es algo que se aprovechará aún más en futuras entregas.Sí, la Kirbyneta es más real que nunca.

Si bien no es un mundo abierto, al contrario de lo que pensaba en mis primeras impresiones, la exploración tiene cierta relevancia ya que hay muchos pasadizos secretos o puzzles escondidos en todas las fases. Al principio quizás no sean necesarios, pero al pasar de mundos y necesitar cada vez más ciudadanos para pelear las bossfights, se hace imprescindible volver a jugar algunos niveles y resolver algunos de estos rompecabezas ocultos para poder llegar a la cantidad deseada. Así también se encuentran planos para poder mejorar el arma o cápsulas gachapon. Porque sí, Kirby and the Forgotten Land también tiene un sistema de gachapon en el cual se desbloquean distintas figuras con los personajes que van apareciendo. No solo podes encontrar estas cápsulas en los niveles, si no que literalmente podes ir a la máquina gacha en la Ciudad de los Waddle Dee y comprar para ver si te tocan los que faltan. Todas estas cuestiones hacen que esta obra, que no dura más de 8 horas en terminar, tenga un valor rejugable muy alto que sume a la experiencia. Debo agregar, a nivel personal, que esta motivación me interpela ya que es la primera vez que tengo ganas de seguir jugando un Kirby después de terminado.

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Más allá de que al final tuve algunas peleas que me costaron más de lo que me gustaría admitir, el desafío no es algo representativo y en ese aspecto es bastante igual a lo que vimos en anteriores juegos de la serie: está hecha para toda la familia, quizás en exceso. Hay dos dificultades, Brisa y Salvaje, pero aún en Salvaje la mayor parte de la experiencia me resultó muy fácil. Disfruté de muchas referencias a otras franquicias Nintendo como el principio a lo Link’s Awakening, los gorilas enemigos parecidos a Donkey Kong o incluso una parte donde autos eléctricos intentan golpearnos rememorando a F-ZERO. Este nuevo título evoluciona todo lo que el personaje hizo hasta el momento y le agrega una tridimensionalidad que le queda bárbara y, sin tener muchas piedras en contra, se siente como el principio de algo que puede llegar a ser incluso mejor si deciden seguir por este camino.

Sin dudas Kirby and the Forgotten Land no genera lo que Breath of the Wild o Super Mario Odyssey hicieron por sus sagas y tampoco creo que tenga un impacto similar, por ejemplo, a Metroid Dread. Pero estamos hablando de una franquicia donde el personaje es utilizado para juegos de bajo presupuesto como Kirby Fighters 2, apuestas gratuitas como Super Kirby Clash y AAA cómo All Star Allies. Al mismo tiempo, es una saga donde no hay un hilo conductor fuerte a través de las entregas. En ese contexto, creo que esta obra presenta un producto compacto, completo y divertido que termina siendo una gran opción para la consola y para cualquier tipo de jugador. Evoluciona el concepto de lo que es Kirby hasta ahora y lo lleva un poco más allá. Ojalá sea el comienzo de algo mucho más grande para, quizás, el personaje más adorable de todos los tiempos.

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KIRBY AND THE FORGOTTEN LAND

25/3/2022 (NINTENDO SWITCH)
8.5