ANÁLISIS | Iron Man VR oxida un poco la calidad Marvel

Todos queremos ser un superhéroe. La fantasía de ser el protagonista de esa historieta, película o dibujo animado que nos fascina está más viva que nunca y por ahora las películas de género de alto presupuesto son el vehículo que más nos acercan a ese sueño. Con eso en mente, el maridaje entre el hombre de acero marvelita y el casco VR más vendido del mercado sonaba a una idea infalible. Lamentablemente, la armadura le quedó grande al estudio Camouflaj y por más que sea la frase de cabecera del protagonista del juego, resulta muy difícil para el jugador decir “Yo soy Iron Man”.

Marvel’s Iron Man VR – Launch Trailer | PS VR

Iron Man VR nos cuenta una historia original del personaje, situándonos en ambas pieles de Tony Stark como un ya consagrado bienhechor, quien se ve acechado por un fantasma de su pasado. Particularmente la villana Ghost, a quien tal vez conozcan de la peli Ant-Man & The Wasp, pero que en realidad pertenece a la galería de villanos del ex-fabricante de armas. Por más que Stark Industries ahora se dedique a la energía renovable con Pepper Potts en la silla de CEO, la intangible criminal busca venganza por todas las víctimas colaterales de la antigua gerencia. Contando con la ayuda de nuestra nueva asistente de inteligencia artificial llamada Friday y Gunsmith, nuestra antigua IA jubilada cuando dejamos de fabricar instrumentos bélicos, nuestra misión será detener a la hacktivista, antes de que cometa una locura.

Esto nos llevará a recorrer algunas locaciones del mundo con el traje de Iron Man, idea que en teoría se traduce bien a la Realidad Virtual, ya que el personaje se basa prácticamente en tener puesto un caso además de volar y disparar desde controles en las manos. Algo más fácil de decir que hacer, ya que mientras hubo un notable esmero en trasladar esto a las mecánicas de juego, en la ficción Tony cuenta también con los propulsores de sus piernas para mantenerse a flote y disparar a la vez, mientras que nosotros en la mayoría de los casos tendremos que elegir entre una acción o la otra mientras apuntamos con la cabeza. Este detalle resulta ser el primer mordisco agridulce al juego, ya que lograr dominar la mecánica es casi como aprender a andar en bicicleta: puede llevarnos mucho tiempo, pero una vez dominado se vuelve intoxicante y no queremos estar un segundo con los pies en la tierra.

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Volar de pie como si nos estuvieramos tirando de

Volar de pie como si nos estuvieramos tirando de ‘palito’ a una pileta es más divertido de lo que parece.

Aún así, su curva de aprendizaje empinada no es la única barrera hacía el disfrute. El juego del estudio oriundo de Seattle es un manojo de buenas ideas interconectadas por misiones redundantes en escenarios que se repiten constantemente. Usando drones diseñados en otros tiempos por nosotros mismos, Ghost ataca sucesivamente nuestra mansión en Malibú, una Torre Stark en Shanghai y un Helicarrier de S.H.I.E.L.D, contando con la superioridad númerica como única estrategia. De vez en cuando, mínimas acciones como empujar puertas o apagar incendios con nuestro matafuegos incorporado suman algo de variedad a estas hordas, hasta que como la gran mayoría de las mecánicas, comienzan a repetirse una vez introducidas en la historia.

Lo bueno es que dependiendo el nivel de dificultad que elijamos, la lógica de juego de naves en primerísima primera persona sugiere un desafío entretenido. Para combatir los drones aéreos y terrestres contamos con un limitado pero divertido arsenal compuesto por nuestros rayos propulsores, un sistema de armas secundarias que se traduce en una variedad de misiles de distintas características, nuestros propios puños – con los cuales podemos hacer el mítico Super Hero Landing – y un ataque especial con carga, disparado desde el generador que hace las veces de corazón del excéntrico playboy que encarnamos.

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Como toda historia de éxito americana, la base de operaciones de nuestro héroe es su garage.

Como toda historia de éxito americana, la base de operaciones de nuestro héroe es su garage.

Todos estos sistemas pueden ser modificados desde nuestra base de operaciones, adquiriendolos de un menú de opciones a cambio de tokens que conseguimos dependiendo nuestra performance en cada misión. Igual, que el botón de “craftear” no los confunda . Pese a que nuestro personaje es un científico y mecánico consagrado, la oportunidad de fabricar algo con nuestras manos e incluirlo como mecánica brilla por su ausencia, prefiriendo aprovechar la experiencia inmersiva del VR para simular que nos comemos una manzana, le pegamos a una bolsa de arena que por algún motivo está en la cocina y otras gracias que quedaron viejas allá por 2016. Aún así, utilizar las armas es divertido y mientras que todas hacen prácticamente el mismo daño, cambiarlas entre misión y misión aporta un mínimo de la tan necesitada variedad.

Nunca nos vamos a sentir del todo en peligro en Iron Man VR. Nuestra salud se regenera sola, la armadura es resistente y algunas de las misiones son simplemente carreras contra el reloj a modo de entrenamiento en locaciones que ya hayamos visitado o carreras contra el reloj en un entorno VR… dentro de un juego VR. Diría que lo peor de esto último es que solo se usa una vez, haciéndonos pensar en quién consideró que era una buena idea y en todo caso por qué lo dejaron en el juego final, pero lo peor realmente es lo demandante de los tiempos a vencer, ya que a menos que los desarrolladores suban un video certificado por un escribano, dudo que realmente hayan sido conseguidos por humanos.

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En las capturas todo se ve bien, pero son literalmente espejos de colores.

En las capturas todo se ve bien, pero son literalmente espejos de colores.

Los escenarios, luego de una larga reflexión, terminan siendo de lo mejor que ofrece el juego. Es fácil perder la perspectiva cuando el mapa de Shanghai es tan feo que parece un nivel de Superman 64 y eso se apodera de nuestra percepción por un rato cuando lo vemos por primera vez, pero la realidad sin embargo es otra. Los ambientes cerrados están muy bien logrados, atravesarlos pese al clipping constante y la imprecisión de los movimientos del personaje revelan detalles bien pensados y por momentos se roban el show con escenas bien scriptadas que van desde el humor hasta el look and feel de un juego de terror. El resto de los ambientes abiertos también nos regalan buenas experiencias como una persecución en unos cañones rocosos y la batalla alrededor del Helicarrier, pero nada se compara con la primera misión del juego en la que debemos salvar un avión, haciendo que todo se sienta con poca sal después de eso.

El verdadero héroe en esta historia es, justamente, su historia. El argumento que lleva adelante el juego y la actuación de sus interpretes emula muy bien el tono de las películas del MCU, haciendo referencias pero sin pertenecer al mismo. Pero mejor aún, lo que este juego de Iron Man deja en claro es que la realidad virtual es un medio ideal para el traslado de experiencias comiqueras. La división en capítulos, el flujo de los acontecimiento, la manera de presentar a los personajes. Todo fluye con el ritmo de un arco argumental comiquero, incluyendo el desarrollo de personajes y las elipsis temporales. Si, tiene también momentos cursis, un Deus Ex Machina debatible pero justificable y un esperable giro inesperado, pero eso se puede decir también de algunas de las mejores experiencias comiqueras jamás escritas. Iron Man VR me hizo sentir dentro de una historia con la calidad de los cómics de Marvel de principios de los 2000, con algunas notas de nostalgia noventera. De la buena mitad de los noventa, al menos.

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Que la sonrisa de Friday no los engañe, hay menos para hacer de lo que parece.

Que la sonrisa de Friday no los engañe, hay menos para hacer de lo que parece.

Sin embargo, el veredicto final no deja de ser duro. Este título es difícil de recomendar. Por un lado, es justo decir que es “sólo para fanáticos”, pero la realidad es que hoy por hoy uno puede tirar una piedra al aire con los ojos cerrados sabiendo que le va a pegar a alguien que disfrute los personajes de Marvel. Por otro lado, la oferta de juegos para los dueños de PSVR es de buena calidad pero no muy constante, por lo que quizá se sientan de alguna manera obligados a adquirirlo. Estando a cuarenta dólares siento que es caro. Sus errores técnicos, lo repetitivo que se vuelve y sus eternas pantallas de carga completamente a oscuras rompen el ritmo, la inmersión y las ganas de tener largas sesiones de juego. Peor aún, esas pantallas de carga solo sirven de antesala a un segundo set de pantallas de carga igual de eternas, las cuales nos proponen desafíos para destrabar variantes para la armadura que jamás vamos a apreciar en primera persona, mientras que en el mundo real estamos parados quietos con los brazos a los costados en el medio del living.

Admiro y celebro la ambición de Camouflaj por encarar un proyecto completamente fuera de su liga, contando simplemente con un juego poco memorable en su haber. Evidenciaron que la Realidad Virtual es un gran medio para historias de superhéroes, ataron la mecánica de juego a la mera esencia del personaje con efectividad y demostraron ser un estudio con buenas ideas. Lamentablemente, las buenas intenciones no hacen a un buen juego y por esto Iron Man VR palidece ante otras producciones exclusivas del casco propietario de Playstation. Si hay algo que define a Tony Stark es como aprende de sus errores, por lo que guardo esperanzas para una continuación. De ser ese el caso sin embargo, esta vez Tony va a tener mucho por aprender.

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IRON MAN VR

03/07/2020 (PS4)
6.0

Terminé Iron Man VR en unas seis horas, nunca haciendo más de dos misiones seguidas. En el post game, dediqué un rato a mejorar mis puntajes en los niveles terminados, pero sin la motivación de avanzar con la historia no le ví mucho sentido.