ANÁLISIS | Ikai es folclore japonés con buenos puzles

En tiempos en los que abundan los juegos de terror en primera persona, hay que tener con qué resaltar para no ser uno más del montón. Ikai ya de por sí tiene una premisa más que llamativa: es un título de terror ambientado en el Japón Feudal que nos pone en la piel de una sacerdotisa que defiende su templo dibujando sellos protectores. La mecánica es original, la ejecución no del todo, pero aun así hay razones para jugar esta aventura del estudio español Endflame.

El desarrollo de videojuegos en España tiene buenos exponentes y los juegos de terror vienen siendo los favoritos de la industria del país: Song of Horror, Insomnis, Yuppie Psycho, entre otros, son algunos ejemplos de lo bien que le va a España con el terror. Ikai entra en escena para seguir con este legado. Entonces, Endflame nos presenta un juego que respira folclore japonés por todos sus píxeles y que nos pone a enfrentar a los yokai más despiadados. Aunque claro, no tenemos armas, pero a diferencia de muchos juegos de terror con protagonistas indefensas, acá vamos a hacer algo más que escondernos.

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Nos toca encarnar a Naoko, una joven que sacerdotisa que vive junto a su tío, el sacerdote de la aldea, en un templo apartado, cerca del bosque. Cuando le toca quedarse sola porque su tío tiene asuntos sobrenaturales que atender, relacionados con oscuros rumores que siembran miedo y neurosis entre los aldeanos, a Naoko no le queda otra que aprender la labor familiar y proteger su hogar de todo tipo de espíritus y presencias malignas.

Lo que sigue es una aventura que pone mucho énfasis en los puzles, para bien y para mal. Por un lado, si estás buscando un juego de terror que te haga pensar, Ikai es una buena opción. La mayoría de los puzles proponen un desafío de medio a alto, que van desde observar bien una habitación para entender un código a ordenar una imagen o escapar de un laberinto. El lado flaco del asunto es que muchos de estos acertijos no tienen coherencia alguna con la trama o el mundo del juego. Por momentos se siente como si estuviésemos jugando un hidden object y no una aventura narrativa.

Lo que termina pasando es que se rompe un poco la inmersión cuando para abrir una puerta tenemos que desandar un mecanismo que no tiene mucho sentido y que está puesto ahí para complejizar el asunto y darnos un poco más de jugabilidad que se siente artificial. Si Ikai hubiese puesto el foco en puzles de inventario, de observación y de exploración, su narrativa funcionaría mejor.

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Por lo demás, el diseño del juego no es nada que no hayamos visto en otras aventuras en primera persona, salvo por la mecánica de dibujar sellos protectores. Naoko se enfrentará a distintos espíritus y, mientras encontramos la forma de deshacernos de ellos, vamos a tener que superar algunas secuencias de sigilo sin ser detectados. En otros momentos esto será inevitable y deberemos correr o incluso resolver algo rápidamente para que el enemigo no nos alcance.

En cuanto a los sellos en sí, tenemos que dibujarlos a mano alzada con el joystick y muchas veces la dificultad radica en que tenemos que dibujarlos rápidamente o encontrar una zona segura para dibujarlos con calma. La mecánica está un poco desaprovecha en la medida en que está atada a la historia: cuando haya que dibujar un sello, el juego nos lo va a decir. No es una mecánica defensiva o de combate, sino que está planteada a modo de puzle puntual. En otras palabras, en el momento en que encontremos un objeto maligno o una presencia oscura, la propia Naoko nos va a decir “bien, es hora de dibujar”.

Y ya que menciono el tema, la historia nos llega contada a través de los monólogos de la protagonista. Hay un trasfondo japonés muy interesante que no suma a la historia en sí, sino al ambiente, y que se nos cuenta a través de documentos y coleccionables. Lamentablemente las actuaciones de voz no son buenas, de modo que el soliloquio de Naoko es más un plomo que otra cosa, aunque termina siendo de ayuda en los momentos en que podemos quedarnos trabados ya que la joven también nos arrojará alguna que otra pista mientras nos cuenta sus pensamientos y nos hace atar cabos en la trama.

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En líneas generales, es una aventura lineal, salvo por los momentos laberinticos que están planteados a modo de puzle, y resulta bastante corta. Hay para explorar si queremos encontrar todos los coleccionables y conocer a fondo la historia. De hecho, los amantes del terror japonés estarán muy contentos con el mundo que construyó Endflame. No solo por el ambiente y la atmósfera, que son de lo mejor del juego, también por la recreación de la época y lo fiel que resulta al folclore nipón.

Dejando de lado las voces, el sonido cumple con creces y, de hecho, hasta se las ingenia para causar miedo solo con silencio. A veces no se escucha nada, ni música ni el viento, solo nuestras pisadas contra la madera y esa sensación solo inyecta la más pura paranoia.

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Ikai es un juego pequeño que funciona mejor desde las ideas que en la ejecución. Si buscan una buena ambientación japonesa y puzles que les hagan pensar, puede ser un buen candidato, aunque deben tener en cuenta que la narrativa no está a la altura y que no trae nada precisamente nuevo a la fórmula ya que la mecánica del dibujo de sellos no está explotada a fondo.

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IKAI

(29/03/2022), PC, PS4, PS5, XBOX ONE, XSX)
6.0