ANÁLISIS | Hanna S01E01: Forest

¿Se acuerdan de la película de Joe Wright protagonizada por una jovencísima Saoirse Ronan? Ahora vuelve en forma de serie para Amazon Video, esta vez de la mano de David Farr, coguionista de la historia original estrenada en 2011, y de otros dramas televisivos como “The Night Manager” (2016).

Esta primera temporada cuenta con ocho episodios que arrancan con “Forest” en el año 2003, cuando el ex operativo de la CIA Erik Heller (Joel Kinnaman) se infiltra en un complejo secreto de Rumania para rescatar a uno de los tantos bebés que se encuentran allí, y llevarlo sano y salvo hasta los brazos de su verdadera madre. Los tres logran huir, pero no por mucho tiempo, ya que la agente Marissa Wiegler (Mireille Enos) está al asecho. La idea es perderlos en medio del bosque, pero la persecución provoca un accidente que, a los ojos de todos, mata a los tres ocupantes del automóvil.

Quince años después, en los recovecos más recónditos de los bosques de Polonia, una adolescente caza por su cuenta. El bebé creció y se convirtió en Hanna (Esme Creed-Miles), una jovencita con habilidades extraordinarias, criada para defenderse de cualquier tipo de amenaza. Ella y su papá Erik viven en una cueva como ermitaños, aislados completamente de la civilización y de los ojos siempre atentos de Wiegler. Pero con el paso del tiempo y la pubertad llega la curiosidad y las ganas de salir a conocer el mundo más allá de la zona delimitada, algo que puede poner a los Heller en peligro.

La curiosidad de Hanna la cruza con Arvo (Aleksandr Gorchilin), un muchachito local con el que congenia inmediatamente, a pesar de no tener muchas destrezas sociales. Tanto ir y venir de la cueva, termina exponiendo su posición, y las fuerzas de Marissa no tardan en encontrar el escondite provocando el escape de estos fugitivos.

Nos resulta complicado tratar de vaticinar cuanta trama para estrujar se le puede sacar a esta historia cinematográfica comprimida en dos horas de pantalla que no tuvo un gran éxito económico ni repercusión cultural en su momento, más allá de poner a Ronan en el candelero como una intérprete más madurita.  

Farr y la directora Sarah Adina Smith (“Legion”) arrancan con un episodio bastante tranquilo para mostrarnos quién es, cómo vive y se crió esta protagonista en medio de un medioambiente hostil, pero cariñoso. A pesar del aislamiento, Erik se aseguró de enseñarle todo lo posible y prepararla para enfrentar el mundo exterior. Así, Hanna se nos presenta como una muchachita que no tiene miedo, ni muchas inhibiciones, pero el aspecto de Creed-Miles es mucho más salvaje que la etérea imagen casi sobrenatural que tenía el personaje de Ronan.

Pura inocencia

No cabe duda que “Hanna” –la serie- intenta ser más “realista” que su contraparte cinematográfica, al menos en este primer vistazo donde se contiene en cuanto a la violencia desmedida y se concentra en la relación de los protagonistas. Igual, no hay mucho atractivo que capte nuestra atención, más allá de la reunión televisiva entre Enos y Kinnaman, los Linden y Holder de “The Killing” (2011-2014).

El reto para Farr y Amazon (que ya aprobó la temporada completa) va a ser conservar nuestro interés a lo largo de los siguientes siete capítulos, partiendo de una historia que muchos ya conocemos. Claro que los realizadores pueden jugar con los hechos y desviarse de la trama original, pero “Forest” -su insulso aspecto visual (alejadísimo de la estética y el talento de Wright), sus protagonistas o su narrativa de manual- hacen poco y nada para convertir a “Hanna” en nuestra próxima serie favorita, más cuando el mercado televisivo (y el streaming) están tan saturados de contenidos.