Si hablamos de franquicias legendarias de Xbox lo primero que se nos viene a la mente tiene que ser Halo. La clásica saga de shooters de Bungie que revolucionó el género y ayudó a establecer a Xbox 360 como la mejor plataforma para jugar online necesitaba volver a decir presente y, tras varias polémicas y retrasos, Halo Infinite está entre nosotros. Por lo general, este tipo de lanzamientos que vienen de desarrollos problemáticos suelen caer en los extremos de la balanza de calidad: son un desastre o directamente geniales, por suerte para los fans de Master Chief esta vez la suerte está de su lado.
La primera parte de la propuesta está formada por una campaña que, en lugar de quedarse como un simple precalentamiento para el multijugador, se anima a contar una historia coherente y atrapante. Técnicamente sucede unos meses después de los eventos de Halo 5 Guardians, pero está pensada para ser disfrutada aún si recién se están sumando a la saga. Luego de la derrota de Master Chief en manos de Atriox, que vamos a presenciar como parte de la cinemática inicial, el espartano legendario es dado por muerto y queda seis meses a la deriva en el espacio. Entonces será rescatado por un piloto desesperado por volver a casa que, junto con una inteligencia artificial llamada Weapon, lo acompañará en la aventura.
La campaña consta de una serie de misiones distribuidas a lo largo y ancho de un mundo semi abierto, en el Anillo Zeta Halo. El orden de las misiones es lineal y ofrece una experiencia curada, con una historia interesante, repleta de acción y varios intercambios memorables entre los protagonistas. Si bien no destaca por su profundidad, resulta interesante ver cómo está planteada la relación entre Cortana, la IA original convertida en villana, y Master Chief y a su vez cómo ese trauma afecta el vínculo con Weapon. El humor juega una parte vital en la aventura, no sólo por los comentarios secos y acertados del protagonista, sino por las respuestas de sus compañeros y la presencia estelar de los Grunts. Si nos tomamos el tiempo de espiar con sigilo sus campamentos vamos a encontrar todo tipo de diálogos graciosos y hasta easter eggs geniales. Para cuando lleguemos al final, unas 20 horas después si nos detenemos a explorar el mundo, habremos tenido una experiencia fantástica, participado en combates espectaculares y aprendido a usar las armas como un verdadero Spartan.
Entre misiones podemos explorar el extenso mapeado y completar una serie de objetivos opcionales que, si bien no se destacan por su originalidad, entretienen y alargan un poco la propuesta. Cada tipo de objetivo tiene una recompensa útil para facilitarnos la vida: los puestos de avanzada nos permiten acceder al equipamiento y viajar rápido, los escuadrones aliados que rescatamos nos ayudan a desbloquear armas y vehículos, y los fuertes que conquistamos están repletos de ítems y las cacerías nos dan armas con modificaciones especiales. Además hay calaveras ocultas que activan trucos, audiologs para coleccionar, 7 artefactos antiguos para escanear y 34 items estéticos que desbloquear y utilizar en el modo multijugador, por lo que la estadía en Zeta Halo puede extenderse bastante más si quieren conseguirlo todo.
En cuanto al apartado técnico, Halo Infinite hace gala de la capacidad de Xbox Series X, en especial en cuanto a los modelos de los personajes y la calidad de las texturas en general. Los efectos de iluminación en tiempo real y los amaneceres en Zeta Halo son especialmente hermosos, algunas misiones principales muestran colores y transparencias que me dejaron sorprendido. Sin embargo no todo es espectacular, al tiempo de explorar el mundo semi abierto me di cuenta de que todo parecía estar coloreado con tonalidades de los mismos cuatro colores y así fue (salvo alguna excepción) para el resto del juego. El paisaje del anillo está limitado a tonalidades de verde, celeste, gris y negro principalmente, en alguna montaña me crucé con flores rojas y me sorprendió tanto el contraste que hasta saqué una foto del paisaje.
Otro de los puntos flojos de la campaña es la poca variedad de actividades que ofrece el mundo semi abierto. Hay sólo cuatro tipos de misiones y son casi todas iguales entre sí. Algunas pueden llegar a ofrecer alguna variación simple, como que un objetivo de cacería utilice un vehículo o que un puesto de avanzada esté especialmente fortalecido con enemigos más duros, pero por lo general son demasiado similares. Las misiones secundarias no son necesariamente aburridas, de hecho son pocas y las van a terminar antes de llegar a cansarse del todo, pero sí son una oportunidad desperdiciada. En este aspecto el juego de 343 Industries parece haberse quedado en 2008, como si los desarrolladores no hubieran jugado un FPS de mundo abierto en las últimas dos generaciones. El mundo de Halo Infinite no tiene mucho para ofrecer más allá de ser un nexo entretenido para deambular y explorar entre misiones principales, a veces nos regala momentos fantásticos y muchas otras de burda mediocridad. Al final no dejan de ser detalles pequeños al lado de todo lo bueno que ofrece el juego, la magia de verdad pasa en las misiones principales y la jugabilidad es tan divertida que ayuda a pasar de largo el tedio y lo monótono del paisaje, sin embargo tampoco podía dejar de mencionarlo.
Todo lo anterior, para bien o mal, sería anecdótico sin el ingrediente principal de Halo Infinite: su exquisito gunplay sumado a una jugabilidad responsiva y pulida. Si combatir es divertido, resolver las batallas usando el grappling hook y combinando habilidades es directamente espectacular. Por eso no resulta tan pesado tomarse el tiempo de recorrer el mapa, escalar montañas y tratar de alcanzar lugares remotos, todo es entretenido y desplazarse resulta intuitivo. La diversión está asegurada, ya sea que estemos planificando cómo sacarle ventaja al objetivo de una cacería, cómo alcanzar un locker lejano o simplemente llevando un Warthog lleno de soldados para simplificar la toma de un puesto de avanzada, y ese es el principal motor que nos mantendrá jugando hasta ver correr los créditos finales.A la hora de combatir, Master Chief cuenta con una serie de herramientas que le facilitarán la tarea. Son pocas y se desbloquean a medida que avanzamos en las misiones principales, pero todas incorporan una capa de estrategia al combate. El grappling hook es la mejor, el gadget que define la experiencia y ya no quiero imaginar un nuevo Halo sin su presencia, pero el Thruster hace que esquivar sea una maravilla y el escudo personal me ha salvado en más de una ocasión. Los últimos dos son la mejora de escudo para la armadura y el detector de enemigos, uno es una habilidad pasiva y el otro la mejor forma de enfrentarse a enemigos con camuflaje óptico. El balance de la campaña está pensado para invitarnos a probar dificultades más altas, con enemigos más agresivos e inteligentes, y ahí es donde brillan las herramientas como el escudo y el Thruster. La dificultad normal ofrece un buen desafío, habrá que conocer bien las armas y dominar el grappling hook si queremos sobrevivir, en especial cuando aparezcan los Hunters con sus escudos y armaduras reforzadas.
Las armas son el segundo protagonista de Halo Infinite. Los veteranos de la saga ya sabrán a lo que me refiero, pero en Halo las armas tienen una identidad propia y cada una se siente verdaderamente diferente. Por supuesto que hay fusiles de asalto, de explorador, escopetas, pistolas y ametralladoras tradicionales, pero también armas futuristas con efectos devastadores que vale la pena aprender a usar. Por ejemplo el Sentinel Beam dispara un rayo de energía constante que multiplica el daño si lo mantenemos sobre el objetivo, la Hydra dispara pequeños misiles teledirigidos (ideales para enemigos rápidos) o la Needler que dispara una nube de agujas que se clavan en el enemigo y explotan. Hay todo tipo de armas especiales y, si bien al comienzo pueden parecer desconcertantes, para el final de la campaña vamos a tener en claro para qué sirven y en qué escenario son más efectivas. Toda esa información nos será de vital importancia a la hora de desembarcar en el multijugador, al igual que la experiencia con las herramientas y familiarizarnos con los pormenores del desplazamiento (barridas, enganchar al enemigo con el hook, etc.)
La segunda parte de Halo Infinite es su modo multijugador, que junto al lanzamiento del modo campaña salió oficialmente del período de beta y comenzó su primera temporada. Puede resultar un poco raro jugar un arena shooter en medio de esta generación dominada por los battle royale, pero créanme cuando les digo que una vez superada la barrera de la costumbre es una propuesta única y refrescante. El multi cuenta con dos tipos de mapas, los clásicos de 4 vs 4 y la incorporación de batallas grandes de 12 vs 12, ambos con modos de juego por objetivos y eliminaciones. Lo que define la propuesta es que los participantes juegan en igualdad de condiciones, comienzan con el mismo armamento y los mapas son simétricos: la partida se define por la habilidad de los jugadores, su conocimiento del mapa y, más importante aún, por su capacidad de jugar en equipo y al objetivo. Los modos de juego dependen del tamaño del mapa en el que estemos jugando, pero en esencia son similares y fáciles de entender. En los de 4 vs 4 encontraremos clásicos como Capturar la bandera, Slayer (bajas por equipos) y Strongholds (capturar zonas hasta alcanzar los 200 puntos). También otros más extravagantes como Fiesta, que es Slayer pero con armas al azar, y Oddball: un modo en el que el equipo que encuentre y esté en posesión de una calavera en llamas sumará puntos mientras los oponentes intentan quitársela. Oddball es especialmente vertiginoso y se centra en el juego en equipo a tal punto que suele propiciar las mejores remontadas, sólo es cuestión de pasar la calavera de mano en mano y que el resto defienda al portador. Los mapas más grandes también tienen Slayer y Capturar la bandera, pero además una variación de Strongholds llamada Total Control en la que el equipo que controla los tres puntos en simultáneo suma un punto, y Stockpile. Este último nos pone a juntar Power Seeds y a depositarlas en un banco, el primer equipo en depositar 15 gana y los campers alrededor de los bancos lo transforman en una divertidísima carnicería.
El multijugador es gratuito y ese modelo trajo aparejado la incorporación del infaltable pase de batalla. Pero en Halo Infinite los premios son únicamente ítems cosméticos, desde partes y shaders para las armaduras, pasando por potenciadores de XP y hasta sets de armadura completos. La única forma de conseguir experiencia, al menos por ahora, es completando desafíos y esto levantó una serie de críticas en la comunidad. Sin embargo 343 Industries demostró estar a la altura de las circunstancias, escuchando el feedback y aplicando mejoras a la calidad de vida en cuestión de días. Hoy en día se puede subir un nivel por día simplemente completando 6 o 7 partidas, pero ya hay planes para otorgar más XP según el rendimiento de cada jugador. El multi de Halo está pensado como una experiencia en constante evolución y a largo plazo, que se retroalimenta de los comentarios de la comunidad y llegó para quedarse. Por eso termina siendo la mejor parte del juego, la que compensa los traspiés del modo campaña y la que vamos a seguir jugando por los próximos años. Hoy en día la propuesta es sólida, con modos variados y mapas diseñados para ser el escenario de combates justos, peleados y repletos de remontadas épicas. Por eso también incluye un Teatro donde guardar las repeticiones y compartirlas con la comunidad, 343 Industries no dió puntada sin hilo y el multi es la prueba fehaciente de ello.
Halo Infinite es un gran FPS porque cumple en todos los campos y, si bien no siempre está a la altura de las circunstancias, mantiene un muy buen estándar de calidad a lo largo de toda la propuesta. Los puntos débiles de esta nueva entrega son varios pero están absolutamente opacados por los fuertes, porque 343 Industries supo concentrarse en lo importante: una campaña entretenida, el exquisito gunplay de siempre y un apartado multijugador pulido y redondo por donde se lo mire. El resultado final es un paquete sumamente atractivo que nos invita a vivir una nueva aventura junto al Jefe mientras nos mantiene atrapados en un exquisito loop de partidas multijugador.
En una industria plagada de battle royales, la propuesta de Halo Infinite es como un bálsamo fresco en forma de arena shooter. Jugué unas 30 horas en Xbox Series X, completé la campaña haciendo todas las misiones opcionales y juntando casi todos los coleccionables, probé todos los modos de multi y participé del evento de temporada recurrente.