La serie se llama “Gotham” y, desde el primer momento, la idea fue mostrar como el caos, la corrupción y la criminalidad se fueron apoderando de esta metrópoli hasta llegar al punto de necesitar a su famoso vigilante nocturno. La muerte de Thomas y Martha Wayne fue uno de los tantos desencadenantes, no sólo por marcar el destino del joven Bruce, sino por el compromiso del novato e idealista detective Jim Gordon, dispuesto a encontrar a los culpables y hacer un poco de justicia.
Claro que los años lo fueron endureciendo y la realidad lo empujó a tomar decisiones no siempre del todo legales, pero incluso en estos momentos oscuros, el ahora capitán de policía, trata de seguir cumpliendo con su deber y salvar a una ciudad que, admitámoslo, no puede ser salvada. James siempre fue el verdadero protagonista de esta “precuela” pergeñada por Bruno Heller y “The Trial of Jim Gordon” lo pone en una verdadera encrucijada, donde debe debatirse entre la vida y la muerte, sopesando sus propias limitaciones.
Erin Richards (Barbara Kean) debuta detrás de las cámaras con este episodio cargado de emotividad y mucho romance, una trama que avanza de forma natural y nos termina pegando en el cuore, más si tenemos en cuenta que estos dos tortolitos comparten su vida en la realidad. Sí, Jim y Lee se dejaron de jueguitos y decidieron hacer el gran salto a la formalidad después de que Gordon logra ganarle otra pulseada a la Parca.
Todo arranca cuando el capitán intenta buscar una tregua entre las diferentes pandillas de Gotham, tratando de ponerle un alto a la violencia en momentos donde la escasez de agua y comida se están volviendo preocupantes. La cita es en la guarida del Pingüino, y aunque los criminales parecen bastante dispuestos a aceptar el trato, Jim es herido de gravedad por una bala solitaria proveniente de algún otro lado. Sólo un hombre puede conseguir ese disparo a distancia, y los fragmentos de bala parecen corroborarlo: Victor Zsasz (Anthony Carrigan) está de vuelta haciendo de las suyas, aunque no queda muy claro por qué se empecina en asesinar al hombre que le salvó la vida.
Mientras la doctora Thompkins pone manos a la obra para salvar a su media naranja, Bullock intenta averiguar las razones de Zsasz. Resulta que el asesino actúa bajo la influencia de Ivy Pepper, resuelta a matar a Gordon para que nunca se concrete la unificación con tierra firma y ella y sus plantitas puedan tomar el control de una nueva e infectada Gotham. Un futuro poco prometedor para el resto de los habitantes, de ahí que Harvey decida tomar el mando y evitar que Victor cumpla con su misión asesina.
En la cabecita de James las cosas son muy diferentes, y mientras su cuerpo lucha por sobrevivir, su mente le juega una mala pasada, sentándolo en un banquillo imaginario donde todas sus acciones fallidas son juzgadas: la relación con Lee (siempre tan turbulenta), la destrucción de Heaven (aunque no haya sido su culpa), y todas esas promesas que no les puede cumplir a los gotamitas, siempre parado en la línea de fuego tratando de convertirse en el héroe que salva el día.
La realidad y la ficción se mezclan en este capítulo que nos muestra, incluso, el estrambótico e hipotético funeral del policía que todavía no está tan dispuesto a partir. A pesar de que la culpa no deja de perseguirlo, del otro lado está Leslie y el bebé que espera junto a Barbara. Estos son los pequeños incentivos que necesita para volver en sí y, un mes después, totalmente recuperado, dar el sí junto al amor de su vida. Nadie puede resistirse a una boda en medio de tanto caos y violencia, ¿no?
Pero Jim no es el único enamoradizo del episodio, ni Zsasz el único en caer bajo los efectos de Ivy. En un gesto sumamente caballeroso, Bruce invita a Selina a compartir una velada romántica e íntima en una de las tantas casas abandonadas de la ciudad. La cita queda interrumpida por Pepper, quien necesita que Wayne intervenga y manipule a Lucius Fox, encargado del saneamiento del río contaminado por los químicos de Valeska. Ni el heredero millonario ni el Director Ejecutivo de Empresas Wayne oponen mucha resistencia a las pociones de la villana, que tras dejar bastante entretenida a Kyle con el líder de los Mutantes, parte rumbo a la comisaria para acabar con su cometido.
Con un par de manotazos bien dados, Selina logra que Bruce vuelva en sí y ponga reversa en la planta purificadora, mientras que Lee se las ingenia para proteger a Jim disparándole a su agresora. “The Trial of Jim Gordon” termina a puro final feliz y bastante meta (nos hicieron emocionar, tontitos), aunque todavía está por verse si Kean está dispuesta a compartir la crianza de su bebé, o si Bruce va a darle la espalda a esta ciudad con la que ya no parece tener ataduras tras la destrucción de la mansión familiar. Que alguien venga y le explique que él es Gotham y nada de lo que diga o haga va a poder cambiar esa realidad.