ANÁLISIS | Feliz Día de tu Muerte 2

Ya perdimos la cuenta de cuantas franquicias terroríficas tiene Blumhouse Productions en su haber. Lo cierto es que el señor Jason Blum se las ingenia para seguir sumando historias con bajísimos presupuestos y altas ganancias, aunque no siempre conserven la misma calidad narrativa. De la mano de una premisa harto conocida y jugando con todos los clichés del género, “Feliz Día de tu Muerte” (Happy Death Day, 2017) se convirtió en una grata y simpática sorpresa, más que nada, gracias a la versatilidad de su protagonista: Jessica Rothe.

La pobre Tree Gelbman (Rothe) tuvo que revivir quichicientas veces su muerte, y su cumpleaños, hasta encontrar a la responsable de su fatídico final -y sus motivos- en aquella primera entrega. Finalmente, pudo desenmascarar a su no tan gran amiga Lori Spengler (Ruby Modine), encontrar el amor en Carter Davis (Israel Broussard), y cerrar el time loop que la salvó del deceso definitivo.

En realidad, el director Christopher Landon y el guionista Scott Lobdell nunca nos contaron los pormenores del bucle temporal, sólo lo dimos por sentado como muchas de las películas que se agarran de este recurso, como un jueguito del destino o un mensaje cósmico para que Theresa cambiara su actitud más banal ante la vida y arreglara unos cuantos embrollos personales, incluyendo la relación con su papá.

  

Landon –también responsable de “Scouts Guide to the Zombie Apocalypse” (2015)- vuelve a plantarse detrás de las cámaras, y en esta oportunidad también se ocupa de la escritura, para terminar de explicarnos qué pasó en realidad ese lunes 18 de octubre que, ahora, vuelve una vez más para atormentar a Tree y a sus compañeros. “Feliz Día de tu Muerte 2” (Happy Death Day 2U, 2019) no se anda con vueltas y arranca ahí mismo donde dejamos la trama en 2017, y para nuestra sorpresa (y la de la protagonista), poco y nada tiene que ver con su destino.

Ryan Phan (Phi Vu), compañero de habitación de Carter y un geniecito de la física cuántica, está teniendo el déjà vu más grande y sangriento de su vida. Sí, al pibe lo persigue un asesino con la  máscara de la mascota de la universidad (un bebé súper creepy), y vuelve a revivir los acontecimientos cada vez que muere en esta “pesadilla”. Cómo hombre de ciencia que es, cree que todo se trata de un sueño, pero el panorama cambia cuando se cruza con Theresa, quien sabe bastante de este predicamento.

Resulta que Ryan y sus compañeros crearon una máquina de energía (SISI), cuyo fallo creó el time loop original donde cayó Gelbman y su asesina. Ahora deben arreglar esta nueva anomalía, pero la inestabilidad de SISI complica aún más las cosas y Tree termina en una realidad alterna donde vuelve a revivir su asesinato, pero esta vez las constantes no son las mismas. En este nuevo universo, Lori sigue vivita y coleando, al igual que su mamá (con quien comparte cumpleaños). Su relación romántica con Carter no existe y el asesino enmascarado podría ser otra persona.

¿Qué hiciste chabón?

A la chica no le queda otra que seguir gastando vidas para encontrar a su victimario, pero también para darles el tiempo suficiente a los cerebritos para encontrar la forma de arreglar la máquina y este desastre. En el medio debe tomar una decisión importante: volver a su realidad y a su vida cotidiana, o quedarse en este falso presente donde mamá Julie (Missy Yager) no falleció en un accidente. ¿Ven la disyuntiva?     

Lo meta (y nuestro conocimiento de la primera entrega) juega un papel fundamental en esta secuela un tanto agarrada de los pelos. Rothe y Tree siguen siendo lo más divertido y rescatable del ensamble, pero también lo es la forma en que se relaciona con este nuevo entorno y compañeritos, con los que atraviesa esta aventura espacio-temporal.

En esta oportunidad, el director se corre un poquito del relato terrorífico y juega con los elementos más emblemáticos de la ciencia ficción, siempre a su manera, convirtiendo todo en un pretexto para retorcer más el misterio y sumar algún chascarrillo de tanto en tanto. Ahí reside gran parte del problema de esta continuación. La repetición constante ya no provoca el mismo efecto, descubrir al asesino se transforma en una partida de “Clue”, y el sentimentalismo lo inunda todo deshaciendo completamente la atmósfera de terror.    

Baby Face is back!

“Feliz Día de tu Muerte 2” es un híbrido que por momentos da en el clavo con su tono, su sátira y mezcla de géneros, pero termina desgastando su propia fórmula. Hacía el final nos pierde entre tanta subtrama y dilemas por resolver, que también terminan impactando en el ritmo de la película. Acá no buscamos verosimilitud, ni mucho menos, pero se nota que a Landon se le acabaron las ideas.

Así y todo, la secuela cumple con sus objetivos de entretener a través del absurdo y la relectura de tropos. La saga de Blumhouse sigue siendo una “digna” heredera de la “Scream” de Wes Craven, más centrada en el humor que en el slasher, obviamente. El bucle es sólo un recurso narrativo para sumar información y las muertes más estrambóticas (bueh, no tanto, ni que fuera “Destino Final”), pero viendo el abuso que está teniendo por estos días, sería mejor guardarlo en el freezer por un par de años. Todo lo que queremos, por ahora, es que Tree pueda llegar sana y salva hasta el 19 de octubre.