ANÁLISIS | FAR: Changing Tides, una emotiva y valiosa reflexión

Cuando leí “Una aventura vehicular atmosférica que sigue el viaje emocional de un niño y su barco“ en la corta descripción de FAR: Changing Tides, me preocupé. Creí que me encontraría frente a un juego muy simple, con mecánicas básicas, lleno de textos que me narrarían la historia y que sería – si soy totalmente honesta – una experiencia bastante aburrida. Pero, la vida se ha empeñado en enseñarme algo últimamente y es que las apariencias engañan, y mucho.

Al arrancar la aventura, nos encontramos en control de un pequeño ser vestido de verde llamado Toe. No tenemos mucho por investigar ya que la situación alrededor nuestro es muy clara: el mundo se inundó (probablemente por un tsunami) y somos los únicos sobrevivientes de esta tragedia. La misión es buscar un nuevo hogar para nuestro personaje, ya que la zona en donde se encuentra es inhabitable. Dentro de los primeros minutos de juego en donde se nos permite caminar (siempre hacia la derecha) y sumergirnos en las profundidades del océano, encontramos una embarcación. Esta será nuestra principal compañía junto a las olas, algunos animales salvajes moviéndose a lo lejos y las nostálgicas notas de un acordeón que se transformarán en una banda sonora que removerá nuestras emociones de manera constante.

La fórmula del juego se basa en desplazarnos por distintas áreas desoladas solucionando pequeños puzles. Si bien no son extremadamente difíciles, requieren de un pequeño análisis para poder solucionarlos. Por ejemplo, en un momento debemos rellenar unas válvulas con una cantidad exacta de agua en cada una para poder inclinar una plataforma y así rescatar un objeto importante. Esto le suma un reto agradable a la aventura y hace que no todo se centre en navegar. Los acertijos se presentan cada vez que nuestro camino se ve truncado por diversos elementos, ya sea una estructura caída, una boya en medio del océano o un iceberg inmenso. Lo más importante es que el resolverlos exitosamente nos dejará como recompensa una nueva función para nuestra embarcación.

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Inicialmente nuestro vehículo se trata de una especie de barco y nada más. Debemos controlar el mástil y dominar las velas siguiendo la dirección del viento. Pero conforme vayamos avanzando en la aventura, la embarcación tomará características de diferentes tipos de vehículos que nos ayudarán a enfrentar tanto los obstáculos físicos como los cambios climáticos que nos imposibilitan avanzar al modificar vientos y marea. Desde un tren a vapor, en donde debemos encontrar valijas, cajas musicales y otros objetos para quemar y alimentar el motor con fuego, hasta llenar una bóveda de agua para sumergirnos y que cumpla las funciones de un submarino. Incluso tendremos la posibilidad de utilizar un globo aerostático para volar. Sí, volar. Todo esto requerirá aprender las nuevas mecánicas que cada tipo de embarcación requiere, pero luego de unos minutos de práctica se vuelve todo muy intuitivo.

FAR: Changing Tides tiene como mensaje central que lo importante es el viaje y no tanto el destino, tal cual explicó Constantino Cavafis en su famoso poema Ítaca. Durante todo nuestro recorrido no sabemos hacia dónde vamos, no tenemos un mapa, ni un objetivo, ni siquiera tenemos diálogos o textos que nos den algún indicio de lo que va a pasar. Simplemente seguimos avanzando sin importar lo que se cruce en nuestro camino. Y es durante estos recorridos que la historia te da el espacio para pensar y sentir. Dos acciones motivadas por el amplio repertorio de ejes temáticos que tiene el juego, siendo los dos principales los cambios y la soledad.

Ambos se encuentran a lo largo de toda la experiencia y van variando sus intensidades. Si bien la aventura se mueve gracias a la situación de Toe y el gran cambio que se generó en su vida post apocalipsis, lo que realmente impulsa este análisis introspectivo es el uso de la embarcación, la pieza clave de toda la historia. Es este espacio el que más modificaciones sufre y el que puede adaptarse para superar las dificultades que presenta el viaje. La aparición de nuevas mecánicas hace que – desde la piel de Toe – pasemos por un proceso de aprendizaje para discernir cuál es más óptima para cada cambio climático. Esto impulsa la reflexión sobre el segundo eje, la soledad.

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Está claro que la soledad se encuentra presente desde el primer segundo del juego, pero se intensifica significativamente cuando nuestro personaje debe controlar una embarcación de gran magnitud absolutamente solo. No se trata únicamente de conseguir objetos para utilizar como combustible, sino que además debemos alimentar el motor a vapor mientras le echamos agua para evitar que se sobrecaliente. Al mismo tiempo hay que izar las velas y moverlas según el viento, sin dejar de prestarle atención a la dirección en la que nos dirigimos. Por otro lado, debemos tener en cuenta cuánta agua ponerle a la bóveda para estar al nivel del mar que requiere el escenario. Son muchísimas pequeñas tareas que en algún punto abruman y es ahí donde el sentimiento de soledad pega de lleno. Uno como jugador percibe esa frustración y siente que necesita ayuda. Lo peor no es sólo estar en esa situación sino el no tener la posibilidad de recibir ayuda. Peor aún, ni siquiera tener a quién pedírsela.

Toda mi vida he sido una persona que aprecia la soledad (en justas dosis), pero acontecimientos como migrar de país, una pandemia liderada por el distanciamiento social, o tener nuevos retos profesionales que te alejan de amigos te hace replantearte algunas cosas. Dentro de nuestros microuniversos, ¿qué tan solos estamos? ¿Cuánta soledad podemos realmente aguantar? Viendo situaciones más globales como invasiones entre países y guerras que obligan a muchos a huir de sus hogares y empezar de cero, ¿cuánto cambio puede atravesar el ser humano? ¿En algún momento se termina esa resiliencia que tanto nos caracteriza?

FAR: Changing Tides pone sobre la mesa un paralelismo muy fuerte con la vida, el camino que cada uno elige, las distintas situaciones que se nos pueden presentar y la infinidad de variantes de cómo todo esto nos puede afectar. Pero lo hace de una manera muy sutil, envolviéndote en su ambiente, invitándote a perderte en su mundo y apreciar el silencio. Al no tener la posibilidad de morir, ni decirte cuál es el objetivo final de toda la historia ni exigirte cumplir con misiones secundarias, te abre las puertas a que te dejes llevar, mientras escuchas el ruido del viento a tu alrededor y las olas golpean el casco.

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FAR: CHANGING TIDES

1/3/2022 (PC, PS4, PS5, XBOX, SERIES S|X, NS)
7.5

Far: Changing Tides fue lanzado el 01/03/2022. La campaña completa me tomó alrededor de cuatro horas y media y la jugué en PC mediante Game Pass de Xbox.