Análisis Express 2018 // Los juegos que quedaron afuera, parte 2

En 2018 salieron muchísimos juegos. Las tiendas digitales de las consolas se llenaron de contenido, mientras que Steam está alcanzando el punto de la saturación. Y aunque publicamos más de 200 análisis de videojuegos durante este año, muchos nos quedaron afuera.

Algunos los jugamos demasiado tarde y pasaron de esa ventanita de tiempo en la que usualmente se escribe un análisis. Otros los empezamos a tiempo pero por alguna razón se quedaron durante meses dando vueltas hasta que por fin los terminamos. Otros se jugaron en vacaciones, en celular, donde sea – lo que tienen en común es que se jugaron y no escribimos.

Pero ahora que se viene la discusión del juego del año, aprovechamos para revisar todo lo que jugamos y quedó afuera. A lo largo de esta semana publicaremos 5 entregas de estos mix de ‘análisis express’, explorando algunos de esos juegos de los que vale la pena hablar un poco más. Podés leer la primera entrega de esta serie acá.

Análisis Express 2018 // Los juegos que quedaron afuera, parte 2
6

Detective Pikachu

Pokemon Let’s Go no fue el único título de Pokemon que aterrizó en consolas de Nintendo en 2018. Dos años más tarde de su llegada a Japón, recibimos Detective Pikachu en Nintendo 3DS el pasado marzo. El juego pasó bastante desapercibido en el primer trimestre, pero estamos seguros que después del anuncio de la película live-action de Pokemon, basada en este videojuego, a más de uno le debió haber picado la curiosidad como para decidirse a jugarlo. 

Como spin-off de Pokemon, Detective Pikachu se aleja de lo que esperaríamos de un juego de la franquicia. En su lugar, es una aventura gráfica de investigación al mejor estilo Professor Layton, aunque con puzles más ligeros y diálogos un poco más cancheros. De hecho, Detective Pikachu es la mejor historia que podemos encontrar en un videojuego de Pokemon. Después de tantas entregas que nos acostumbraron a tramas que son una mera excusa para vencer líderes de gimnasio y atrapar criaturas, el guion de este juego brilla por todos lados. 

Nos metemos en la piel del pequeño Tim, quien mientras investiga la desaparición de su padre, se topa con un Pikachu parlante, ¡que resulta ser el ex compañero de aventuras del hombre desaparecido! Ambos unirán fuerzas para encontrar al papá de Tim y resolverán casos en el camino. 

Hay que tener bien en claro que estamos ante una aventura cuyo punto más atractivo es el guion. Los puzles se superan muy fácilmente y la exploración está limitada. Nuestro compañero Pikachu tiene un humor muy afilado y las mejores ocurrencias. Al final, uno se la pasa bien con Detective Pikachu. A veces no hace falta más que una historia cálida para engancharnos con un videojuego. (Florencia Orsetti)

Análisis Express 2018 // Los juegos que quedaron afuera, parte 2
5

Leisure Suit Larry: Wet Dreams Don’t Dry

En la década del ‘80 el gaming se consideraba un hobby infantil, hasta que en 1987 la industria quedó pasmada por el éxito comercial de la aventura gráfica para adultos Leisure Suit Larry in the Land of the Lounge Lizards. Esa definición de “para adultos” podría indicar que estamos hablando de un juego erótico, pero el espíritu de Larry, aunque ligeramente subido de tono, estaba más cerca de las películas picantes de la época como “Porky’s” o “La Venganza de los Nerds”.

Y es que Larry Laffer, un cuarentón que viajaba a una especie de Las Vegas decadente buscando perder su virginidad, era un personaje adorable, más noble de lo que su gesta indicaría. Wet Dreams Don’t Dry tiene la gran idea de volver al personaje original, antes de las irregulares secuelas, pero de inmediato arruina este concepto haciéndolo viajar a una versión alternativa de nuestro presente, una oportunidad para parodiar la dependencia de los celulares, las redes sociales, y otras cosas que supongo le parecerán muy graciosas a los cuarentones alemanes que diseñaron este juego.

La historia es mala, los chistes tienden a estar sobreexplicados, y la personalidad de Larry está en un equilibrio siempre incómodo entre machista y parodia del machismo. Es una lástima porque como aventura gráfica, Wet Dreams Don’t Dry es más que competente. Los puzzles son complejos pero no requieren un contacto telepático con el diseñador (lo que sí pasaba con los juegos originales), y el agradable estilo visual comiquero evita dentro de lo posible el recurso fácil de sobresexualizar a los personajes femeninos. No es un gran juego, pero es muy superior a la impresentable remake que salió en 2013. (Ignacio Esains)

Análisis Express 2018 // Los juegos que quedaron afuera, parte 2
4

Donut County

De la mente de Ben Esposito nos llega uno de los juegos que mejor ha adaptado el humor twittero y millennial. Donut County es un juego bastante peculiar y encantador que combina mecánicas estilo Katamari con resolución de puzzles bastante simples pero efectivos. Una fórmula tan atractiva que, lamentablemente, fue clonada incluso antes de la salida del juego por títulos como Hole.io (que se convirtió en lo más descargado de la App Store).

En cada nivel de Donut County vamos a tener que empezar a tragar los distintos elementos que hay en el escenario hasta que no haya nada. Mesas, animales, casas enteras y todo tipo de objetos irán cayendo a través de un agujero en el piso; a medida que vamos consumiendo cada una de estas cosas el agujero se va haciendo más grande (ahí es donde se asemeja a Katamari). Para lograr eso y poder succionar todo a nuestro alrededor, vamos a ir resolviendo algunos puzzles menores que consisten en interactuar con el ambiente o forzar ciertas reacciones de parte de algunas animales.

Más allá de sus mecánicas y de lo divertido que es ver cómo cae todo un pueblo entero en un agujero de kilómetros de profundidad, el secreto de Donut County está en su humor y en la escritura de sus diálogos. Su protagonista es BK, un mapache de lo más caradura que trata constantemente de convencer al resto del pueblo que no están en este embrollo por su culpa (aunque su historial no lo avala). Pero la estrella del juego es la “Trashopedia”, una enciclopedia que nos da información y chistes sobre cada uno de los objetos que succionamos al final de cada nivel. Es tan gracioso lo que a Ben Esposito se le ocurrió sobre cada item que sólo vamos a querer terminar los niveles para leer esta enciclopedia bastante bizarra.

Quizás podría representar un reto mayor, quizás podría ser un juego más ambicioso, pero con mucho encanto y una escritura que se aleja de lo convencional, Donut County se las ingenia para ser uno de los títulos más especiales del año. Es tanto una pieza de humor como un videojuego y uno que vale la pena probar incluso en dispositivos móviles. (Guillermo Leoz)

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3

Simmiland

Dios mezcla la baraja y reparte sus naipes a lo largo y ancho del mundo, creando cosas con cada carta jugada. Y nosotros somos ese Dios. Simmiland es un juego extraño; más exactamente, es una curiosidad. Nuestro objetivo es afectar indirectamente a los humanos que pueblan este mundo para que evolucionen. Esto lo lograremos usando nuestras cartas para crear plantas, árboles, minerales y criaturas, así como también generar diversos fenómenos climáticos que modifiquen la temperatura de la región afectada y su geografía.

Pronto veremos que no basta con jugar una carta, sino además dónde la utilizamos. Crear minerales en una pradera produce rocas, pero en las tundras heladas generará bloques de hielo y en los mares, corales. Otros naipes harán que nuestros humanos se interesen en fabricar herramientas y nueva tecnología a medida que la inteligencia promedio de la raza aumenta, llevándolos a evolucionar como sociedad. ¿Qué tanto podemos hacerlos crecer?

Si bien sus mecánicas son muy interesantes, Simmiland peca de ser bastante confuso al principio. Es más profundo de lo que aparenta, pero sus limitaciones saltan a la vista luego de dos o tres partidas. Igual, es una propuesta ideal para entretenimiento casual. Sería interesante un Simmiland 2 con más agregados. (Maximiliano Baldo)

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2

Yoku’s Island Express

La barrera que define a los géneros en los videojuegos cada vez es más difusa. Casi todos los títulos suelen incluir conceptos que en otro momento le hubieran sido ajenos: juegos de acción con progresión de rol; aventuras lineales con toques de mundo abierto. Estos híbridos se las ingenian para barajar y dar de nuevo tratando de aportar frescura y en ese aspecto, pocos lograron lo que Villa Gorilla acuñó con Yoku’s Island Express: el crossover de géneros que no sabías que necesitabas.

Su relato es una excusa mínima para ponernos manos a la obra explorando la isla de Mokumana, cuya integridad se ve amenazada por un mal desconocido pero con el potencial de destruirlo todo. Yoku, el simpático escarabajo protagonista, no tiene muchas formas de moverse a través de los niveles: con él controlamos una esfera que tenemos adherida al cuerpo. La parte de saltar y navegar por los niveles se la dejamos a los distintos flippers instalados en cada nivel: sí, este juego combina plataformas, metroidvania, toques roleros y flippers.

Dado que podemos intervenir la trayectoria de la bola, el frenético ritmo de los flippers se convierte en una experiencia de disfrute y relax, donde somos invitados a resolver puzzles y objetivos bien diseñados en el marco de niveles tropicales repletos de variantes y genial arquitectura. Su jugabilidad es tan redonda como la esfera protagonista, a la par del buen hacer artístico audiovisual, derivando en un encantador experimento apto para todo público. (Jeremías Curci)

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1

Batman: The Enemy Within

Hablar con el diaro el lunes siempre es fácil y en este caso el Gotham Gazzette solo trae malas noticias. Lo malo que terminó siendo la segunda temporada de la serie de Batman de Telltale puede ser interpretado ahora como un síntoma del decaimiento del estudio, pero lejos de las malas condiciones laborales, a esta aventura gráfica moderna, más que trabajo le faltó corazón.

Batman: The Enemy Within reimagina la primera aparición del villano más emblemático del encapotado, alterando la dinámica entre Bruno Díaz, Harley Quinn y el Guasón. Lamentablemente, el impactante relato de la primera temporada no supo mantener su contundencia, siendo amortizado por conversaciones vacías de valor alguno, buscando un valor dramático que diluía por completo toda situación similar a una aventura del Hombre Murciélago.
La reinvención del personaje y sus mitos fue muy bien recibida en 2016, gracias también a la cantidad de acción que supieron imprimir en los cansinos y repetitivos moldes de todos los juegos de este estudio, pero en esta oportunidad Telltale apostó a un modelo demasiado relajado que en lo último que nos hace pensar es en el héroe más conocido del mundo. Sin intención de hacer leña del árbol caído, Batman: The Enemy Within se parece más a los juegos que nos hacían dudar de Telltale y no a los que hicieron el nombre de la empresa. Pero bueno, al menos esta la pudieron terminar. (Mariano ‘Rippy’ Rizza)