ANÁLISIS | Euphoria S01E01: Piloto

Puede ser que HBO haya perdido a su caballito de batalla con el final de “Game of Thrones”, pero no se amilana nada cuando se trata de sus nuevos estrenos televisivos. Después de pegarla con “Chernobyl”, llega “Euphoria”, un drama adolescente basado en la miniserie homónima israelí creada por Ron Leshem, Daphna Levin y Tmira Yardeni. No es la primera vez que un producto de estos pagos invade la TV de los Estados Unidos –“Homeland” e “In Treatment” también son adaptaciones-, y como en dichos casos, este nuevo drama también se aparta del material original para crear su propio universo.

Sam Levinson (“Assassination Nation”) es el encargado de llevar a buen puerto la historia de Rue Bennett (Zendaya), adolescente que creció en los suburbios estadounidenses sin ningún tipo de problemas aparentes, pero algunos desordenes psicológicos la empujaron a aplacar su apatía con todo tipo de drogas. El piloto dirigido por Augustine Frizzell arranca a finales del verano, cuando Rue regresa de su rehabilitación antes de comenzar un nuevo año escolar. La sobredosis que casi la mata y provocó pánico en su familia, sobre todo en su hermana menor, no parece haber surtido ningún efecto, ya que la chica vuelve a sus malos hábitos y a tratar de reconectarse con sus amigos/compañeros, esquivando los controles de mamá.

Con Rue se abre un universo teen cargado de sexo, excesos, búsqueda de identidad, traumas, amor, amistad y las siempre presentes redes sociales que todo lo invaden y, muchas veces, marcan el ritmo en la vida de estos jóvenes protagonistas. Sí, el panorama que plantea Levinson no es muy alentador, pero tampoco intenta ser condescendiente y moralista. Bennett, al igual que muchos de sus compañeros, es muy consciente de sus abusos y está bastante conforme con ello, ya que son su válvula de escape para afrontar el día  adía.     

Para celebrar el fin de las vacaciones, los chicos planean una fiesta en casa de Chris McKay, típico miembro del equipo de fútbol, que tiene una relación con Cassie, la chica con “reputación”. En el mismo encuentro, Maddy intenta darle celos a Nate, con quien acaba de romper; y Kat decide perder su virginidad con un muchachito de otra escuela. A todo esto, hay una nueva compañera que acaba de mudarse a la ciudad. Jules Vaughn (Hunter Schafer) hizo buenas migas con Kat durante los cursos de verano, pero decide no ir a la fiesta para encontrarse con un hombre que conoció a través de una aplicación.

El encuentro se da en un hotel de la zona después de que Jules miente sobre su verdadera edad, un affair casual que, de entrada, no parece afectar a nadie, pero puede llegar a generar más de un conflicto en el futuro no muy lejano. Finalmente, cambia de idea y termina en casa de Chris donde conoce a Rue, con quien congenia inmediatamente. Claro que hay muchísimo más para contar que estas líneas a trazo grueso, y en esos pequeños (no tan pequeños) detalles reside el principal atractivo de esta historia y esta búsqueda de identidad (y gritos silenciosos de auxilio) que cargan cada uno de estos protagonistas, que no tienen la menor idea de cómo funciona el mundo real.

Sus vidas se basan en fantasías y experiencias prefabricadas a partir de sus mínimos conocimientos, algo que directora y guionista no dejan de resaltar entre la honestidad brutal de muchas de sus imágenes. En esta “sinceridad” está la clave del éxito para Zendaya y Schafer, quienes se destacan por sobre el resto del elenco.

Siempre hay un roto para un descosido 

La estética visual (entre dinámica y surrealista) y su humor un tanto oscuro, ayudan a que “Euphoria” sea una serie más fácil de asimilar, a pesar de sus temas y su enfoque un tanto más adulto comparándolo con productos semejantes como “Skins” o “13 Reasons Why”, siempre salvando las distancias. Acá, no hay exageración del dramatismo ni glorificación de los excesos, en cambio, hay una necesidad de empatía y entendimiento cuando se trata de discernir  lo que pasa por las cabecitas de estos adolescentes.