Análisis | El mundo cambió, y Catherine Full Body sigue igual

La crisis de los 30” le pega fuerte a Vincent, el protagonista de Catherine: Full Body, cuando se da cuenta que su relación con su novia Katherine está lista para dar el siguiente paso. ¿Matrimonio? ¿Hijos? Todo ello huele a pánico para nuestro protagonista quien, para colmo, comenzó un amorío paralelo con una chica más joven llamada Catherine. Triángulo amoroso de manual hasta que llega Qatherine y las cosas comienzan a ponerse aún más raras… y cuadradas. Ahondemos un poco más en este lanzamiento de ATLUS, remake del clásico Catherine de la era PS3-360, y dejémonos seducir por sus impecables puzles y sus incómodos planteos sobre la sexualidad y la vida adulta.

It’s the killer… do not die

Quienes ya jugaron Catherine en 2011 saben con qué se van a topar acá. Full Body no es una remasterización, tampoco un remake o una secuela, sino que tiene un poco de los tres. ATLUS nos trae el mismo juego de puzles con más modos de juego, incluyendo multijugador, y una historia ampliada que hace que la faceta de novela visual del título valga más la pena. Los incentivos son los suficientes para que los fans del original rejuguemos esta nueva entrega.

La propuesta de ATLUS es dividir el gameplay en dos facetas bien diferenciadas: los niveles de plataformas de mover cubos a modo de puzle y trepar para no morir; y la faceta de novela visual y simulador social, un poco al estilo Persona, en las que Vincent se la pasa bebiendo en un bar con sus amigos y entabla conversaciones con otros sujetos de lo más extravagantes.

El desafío de jugar Catherine es doble. Por un lado tenemos las secuencias de pesadilla de Vincent que se juegan como puzles de plataformas con reglas muy específicas. En el juego original, el diseño fue criticado por la excesiva dificultad. En Full Body tenemos varios cambios que hacen la experiencia menos frustrante, más divertida y más personalizable. En dificultad normal los puzles son los mismos que en la versión de 2011, pero se ajustó el sistema de retry para no morir automáticamente si caemos al vacío o nos aplasta el cubo. Se agregaron dos dificultades, Fácil y el Modo Seguro, que tienen la opción de saltear una sección de puzle difícil o incluso activar el piloto automático y que Vincent trepe solo. En resumen, opciones de accesibilidad que se agradecen.

Las pesadillas de Vincent son mucho más que cubos: hay confesionarios y enfrentamientos contra jefes

El diseño de puzles sigue siendo original y desafiante. Los pequeños cambios hacen que la experiencia nunca sea frustrante. A su vez, Full Body suma incentivos de que rejuguemos la campaña ya que agrega un modo de puzles Arrange que cambia por completo la forma y naturaleza de los cubos, y por ende de los puzles. Babel y Colisseum son los modos arcade, ideales para quienes se quedaron muy enganchados con las secuencias de pesadilla. En total tenemos casi 500 niveles, una generosa cantidad de puzles diferentes.

Por otro lado, el segundo y verdadero desafío de jugar Catherine está en llevar las riendas de la vida de Vincent. Como en toda novela visual que se precie, los jugadores en Catherine tenemos influencia sobre el curso de la historia y el final, con un total de 13 posibles conclusiones. Como es lógico, las respuestas que damos en ciertas conversaciones tienen peso en la trama, lo mismo sucede en el confesionario, la etapa final de cada nivel de pesadilla donde una voz misteriosa nos pone entre la espada y la pared cuestionando nuestros valores morales.

Es fácil empatizar con las charlas entre Vincent y los amigos, especialmente ahora que la traducción al inglés borró los diálogos en los que son agresivos con Erica

Full Body introduce una nueva ruta en la historia. En el juego original Vincent se debatía entre Catherine y Katherine, dos chicas que representaban arquetipos opuestos, es decir, caos vs. orden; sexo vs. amor; noviazgo vs. matrimonio, etc. El planteo del juego en relación a ello era estereotípico y lo sigue siendo en Full Body. Por fortuna, la introducción de Qatherine, a quién se refieren cariñosamente como Rin, rompe por completo con el cariz binario de la historia. Sin dar spoilers, el encuentro de Vincent con esta nueva chica representa una nueva forma de concebir su sexualidad para él, una forma distinta de ver los roles de género y de entender la mirada de los otros sobre nuestras vidas, que borra también la dicotomía negra o blanca tan presente en el juego de 2011, dejando que Rin introduzca un gris interesante. Full Body es un juego menos tradicional que el original en cuanto a cómo mira las relaciones de pareja y eso es gracias a Rin.

En lo personal, me parece que el mayor acierto de Catherine es tomar el concepto más básico de la novela visual de citas y darlo vuelta. Hacer que elegir entre alguna de las tres chicas sea mucho más que escoger con quién tener una cita o quién nos gusta más. Siempre destacamos lo difícil que es para los videojuegos, especialmente aquellos que son AAA, tocar temas adultos. Mucho más si se trata de la sexualidad, las relaciones de pareja o algo tan complejo como el matrimonio, con todo lo cultural que eso implica. Catherine: Full Body es trasgresor en eso, va más allá de lo esperado, y los temas que trata todavía están vigentes. Incluso cuando a veces no se decida si tratarlos desde un ángulo adulto o no.

El problema de esta nueva versión es que es desprolija. Amamos que se anime a explorar temas más actuales con Rin, pero nos hace más ruido que nunca todo el asunto binario de la novia femme fatale vs. la futura esposa.

La relación entre Katherine y Vincent es tensa desde el principio

El mundo en que vivimos ya no es lo que era en 2011. Somos más conscientes de muchas cuestiones, el patriarcado se puso en tela de juicio y hoy por hoy es imposible hablar de Catherine sin pensar que el mundo cambió. ATLUS, hasta cierto punto, sabe esto. Catherine: Full Body es un juego más despierto que el original y la versión americana específicamente borra los diálogos transfóbicos más agresivos. En tiempos en los que existen juegos como Ion Fury, que deciden quedarse con los chistes homofóbicos porque sacarlos sería “censura”, la postura de ATLUS USA es lo que la industria está necesitando.

Sin embargo, el choque cultural sigue estando. Catherine no deja de recurrir al humor machista japonés, propio del Ecchi, y sigue incluyendo momentos caricaturescos en los que el chiste suaviza la transfobia. Quienes consumimos anime o videojuegos japoneses estamos conscientes de esto. La sensación que deja Catherine es similar a la de NieR: Automata (por nombrar otro juego muy japonés que la pegó en occidente), un título brillante en muchos aspectos, maduro y adulto en cómo toca muchos temas, pero que sexualiza a sus personajes con una inteligencia adolescente. Es parte del fanservice japonés, que vemos mucho en el manga / anime, y que no hace más que darnos productos cuestionables. Brillantes en algunas cuestiones, pero muy problemáticos en otras.

Rin es la sorpresa del videojuego

En 2011, Catherine nos pareció una joya impecable e imprescindible. Hoy tenemos varias cuestiones que recriminarle y no podemos dejar pasar sus estereotipos machistas porque si bien Full Body se actualizó en algunos aspectos, en otros no. Aun así, el combo que ofrece hoy en día ATLUS es único y recomendable, un juego de puzles todavía mejor que el original con una historia que plantea preguntas incómodas e interesantes, explorando conceptos tan profundos cómo el amor y la sexualidad.

CATHERINE FULL BODY

3/9/2019 (PS4)
8.0

Jugué Catherine: Full Body unas 25 horas encarando especialmente los nuevos contenidos. Me resultó imposible de soltar como juego de puzles, mucho más divertido, sobre todo porque las frustaciones que me comí con el juego de 2011 desaparecieron. Es un juego que revisita el original en un buen sentido y no se me ocurre que exista otra mejor forma de jugar Catherine. Esta versión reemplaza la original.