Los juegos rítmicos supieron dominar una buena porción de la primera década del milenio, llenando nuestros hogares de distintos instrumentos de plástico. Jugar a la estrella de rock resultó ser una idea del millón, por lo que hasta bandas como Metallica y (lo que quedaba de) los Beatles se sumaron a la moda. Sin embargo, todo lo que sube, tiene que bajar y con el paso del tiempo estas experiencias perdieron su relevancia. Personalmente culpo a Guitar Hero por incluir “La Bamba” en su lista de temas, pero eso es cosa mía. Con el paso del tiempo, los juegos rítmicos con fuerte énfasis en la música fueron mutando a experiencias sensoriales como Thumper o experimentos increíbles como Crypt of the Necrodancer. Lo que terminó quedando de lado en estos juegos fue la fantasía del lore rockero… hasta ahora.
Double Kick Heroes – o Los Héroes del Doble Bombo como me gusta decirle a mi – es una experiencia musical en clave metalera. La idea germinó en la mente de un trío de desarrolladores franceses autodenominados Headbang Club, durante una Ludum Dare en 2015. Ante una fuerte aprobación del público que pedía bis, decidieron transformarlo en un juego completo que luego de un par de años en Early Access y varias demos disponibles de manera gratuita en su sitio, llega finalmente a Xbox, Nintendo Switch y distintas tiendas de PC, para hacernos acalambrar los dedos, en el mejor de los sentidos.
La aventura comienza cuando una banda que comparte el nombre del juego, descubre que estalló un cataclismo zombie-mutante justo cuando estaban por comenzar uno de sus shows. Buscando donde refugiarse, ahora recorren las rutas del páramo post-apocalíptico, combatiendo a las hordas deformes con armas de fuego potenciadas por el poder del Heavy Metal. Siempre que acertemos en el momento correcto las notas que corren de derecha a izquierda en la parte inferior de la pantalla, iremos eliminando a los monstruos que nos persiguen. A medida que nuestros combos crezcan, nuestras pistolas irán evolucionando automáticamente, convirtiéndose en armas de mayor calibre.
Dependiendo la dificultad que elijamos entre las amplias opciones de accesibilidad, dependerá la velocidad de las notas y la cantidad de “instrumentos” que correrán por el mástil – con un máximo de tres. A medida que acertemos las notas complementarias, iremos cargando unas barras de especial que habilitaran por ejemplo un lanzagranadas, además de otro tiro con carga. Nuestro último As bajo la manga para combatir esta amenaza, justamente viene en forma de naipes. Conforme avancemos, iremos encontrando cartas que activarán modificadores, como por ejemplo reducir la penalidad cada vez que erremos una nota, multiplicadores de puntaje y variantes por el estilo.
Double Kick Heroes cuenta con varios modos de juego, incluyendo una modalidad arcade, un modo endless y hasta un editor de niveles en la edición de PC, en el cual podemos cargar un mp3 de nuestros archivos e ir modificando valores con herramientas un tanto complejas. Esto nunca es mi fuerte, pero disfrutar de las creaciones de la comunidad siempre es un valor agregado. Sin embargo, mientras todas estas variantes y sus distintas dificultades amplían el valor de rejugabilidad, es su modo historia el que se lleva los aplausos.
Los miembros de esta banda son un conjunto de seres despreciables que a duras penas se llevan bien entre ellos mismos. Cada uno cuenta con una personalidad muy definida, parodiando a la comunidad del Metal con cierta reminiscencia a la película Cabezas Huecas y un humor macerado en la elocuencia y desfachatez de las aventuras Sierra y Lucasarts. Los diálogos rozan lo payasesco pero siempre caen de pie y cualquier simpatizante del género musical va a encontrar decenas de referencias a bandas, personalidades y la escena en general. En el imaginario colectivo, el metalero no tiene la capacidad de reírse de sí mismo, pero esto es mentira y Double Kick Heroes lo demuestra con clase.
Por encima de estos cinco desquiciados, el protagonista principal del juego es su columna vertebral: la banda sonora. Todas las composiciones originales de uno de los miembros del Headbang Club pasean por el infinito espectro de subgéneros metaleros yendo del Trash puro y duro al Doom Metal, no sin antes pasar por el Grindcore, el Metalcore, el Djent y desde ya, el Power Metal. Entiendo que este estilo musical puede no ser del agrado de todo el mundo pero, la combinación de la interactividad de un videojuego más la propuesta humorística de su historia, hacen de la experiencia algo universalmente accesible. Además, no hace falta teñir toda nuestra ropa de negro para de vez en cuando dejarnos energizar por la potencia metalera.
Ahora bien, quienes sí disfruten de cabecear el aire hasta que el cuello les quede tieso, también apreciarán el modo “Hellgate” que incluye canciones licenciadas de intérpretes como The Algorithm, The Great Old Ones y Gojira, entre otros. La única diferencia que van a encontrar con este modo es que si intentan stremearlo, seguramente tengan problemas de derechos. Por suerte, la banda sonora propia de Double Kick Heroes está liberada para que sus transmisiones no sufran ningún tipo de reclamo.
Mal que me pese, esta fantasía metalera no está libre de problemas. Por un lado, su propuesta es bastante lineal y contando con un dejo de The Oregon Trail, tal vez hubiera sido divertido ir sufriendo distintas vicisitudes que alteren el destino de cada miembro de la banda, cada vez que jugamos. Aún así, su mayor defecto pasa por su mecánica base. Double Kick Heroes cuenta con un pixel art precioso que potencia el imaginario Grindhouse a la perfección. La variedad de enemigos y sus elocuentes mutaciones son un deleite y los jefes como un fisicoculturista con cabeza de tiburón montando un yate con ruedas, o un tren demoníaco que arremete a toda velocidad, son directamente diseños para tener posters en la habitación. El problema es que durante la gran mayoría del juego, por no decir la primera vez que lo juguemos entero, nuestra vista va a tener que estar o por debajo con las notas, o por encima con el arte.
Quienes cuenten con una sensibilidad musical un tanto entrenada, podrán ir entendiendo cuando entra la nota que tenemos que presionar, pero esto solo va a pasar en las dificultades más bajas. Cuando se suman instrumentos y velocidad, es imposible no estar dedicando toda nuestra atención a los botones específicos que tenemos que apretar en el pad o teclado. Imagino que en una pantalla pequeña como la de Switch, donde todo está más compacto, nuestra visión pueda incorporar todo al mismo tiempo, pero nuestro acceso fue a la versión de Steam por lo que no puedo corroborarlo.
Es realmente una pena perderse todo lo que va pasando en pantalla y por momentos se ve que los desarrolladores lo tuvieron en cuenta, ya que hay algunos permisos desde las mecánicas de juego que lo contemplan. Por ejemplo, el margen que nos dan para presionar las notas es bastante amplio. Si lo hacemos en el momento preciso nuestra calificación será mejor, pero la realidad es que tenemos un tiempo considerable donde adelantarnos o pasarnos. A su vez, si tenemos un combo elevado en un principio, vamos a limpiar la pantalla de enemigos por unos segundos, permitiéndonos levantar la mirada. Sin embargo, ambas flexibilidades se sienten bastante desbalanceadas ya que por un lado, la amplitud del margen de error le quita sabor al desafío y por el otro, no tener enemigos a quien disparar hace que tampoco haya tanto para apreciar en pantalla. La mejor recomendación es empezar por el modo de dificultad más bajo e ir subiendo el desafío de a poco, pero esto puede llegar a apelmazar el disfrute.
Double Kick Heroes es una experiencia original con bases sólidas y mucho cariño. Claramente es un proyecto pasional y se nota el esmero del estudio en intentar acercarlo a la mayor cantidad de plataformas posibles, brindando muchísimas maneras de disfrutarlo ya que, si aún no las tiraron, hasta pueden jugarlo con su guitarra o batería de plástico favorita. Lamentablemente, todo ese amor y dedicación no logran maquillar el problema de su mecánica principal y aunque este lejos de arruinar la experiencia, es una incomodidad que le exige mucho tiempo al jugador para acostumbrarse. Pese a todo, se puede disfrutar y la cantidad de contenido redondea la relación precio/calidad. Es un título recomendable para fanáticos de los juegos rítmicos, del metal y para todos los que disfruten las experiencias ligeras cargadas de humor. Un paso en la dirección correcta para Headbang Club y una merecida carta de amor para el Heavy Metal.
Dedique unas 7 horas entre los diversos modos y probando distintas dificultades. La versión de Steam corre perfecto y se juega muy bien con pad, pero me quedo con las ganas de probarlo con una guitarra o batería.