¿Estamos realmente seguros que el villano de esta historia es Mr. Nobody? Bueh, en realidad lo estamos bastante, pero Niles Caulder tampoco es ninguna carmelita descalza. “Doom Patrol Patrol” enfrenta a este grupo de condenados con algunas verdades sobre su “mentor” que cualquiera quisiera evitar, un pasito más en la lucha de Eric Morden por desacreditar a su más grande archienemigo. Al final de “Paw Patrol”, Nobody plantó una idea en la cabecita de Jane, un nombre que, de alguna manera, debe descifrar: justamente, Doom Patrol. Nadie parece tener noción de esta gente, a excepción de Rita, quien supo conocerlos en sus días de gloria.
El sexto capítulo de esta serie de DC se mete de lleno en el pasado de la actriz, años después de su infortunado accidente, queriendo retomar su carrera y luchando contra la mala reputación que se ganó en los sets. Acá, el director Christopher Manley y la guionista Tamara Becher-Wilkinson, no pierden oportunidad para deslizar algunos temitas coyunturales como la relación de Hollywood con el #MeeToo, y el lugar de poder de los ejecutivos y productores que no dudan en tomar ventaja cuando la situación los favorece. A Farr no le queda otra que caer en este juego si quiere volver a plantarse delante de las cámaras, pero su condición le juega una mala pasada y termina asfixiando a su abusador, sin querer queriendo.
Este hecho del pasado se suma a su culpa del presente tras la pérdida del joven Elliot, memorias que no paran de atormentarla. La mención de Doom Patrol las sacuden un poco más, cuando Rita recuerda su relación con Mento/Steve Dayton (Will Kemp), superhéroe millonario con poderes telequinéticos y un encanto sin igual, que la ayudó a controlar su propio cuerpo. Mento y sus compañeros formaron un grupo justiciero allá por la década del cincuenta, pero hace rato que nadie sabe nada de ellos.
Con poquísima información bajo la manga, Flit/Jane transporta a Rita y Larry hacia la última locación conocida de la Doom Patrol, ahora trasformada en una escuela para chicos con habilidades especiales creada por el Jefe (sí, todo muy X-Men, profe en silla de ruedas incluido), donde a Jane la espera su propia habitación. Ojo, estas no son las únicas revelaciones que consiguen de parte de los miembros originales, ahora convertidos en maestros -Mento, Rhea Jones/Lodestone (Lesa Wilson) y Arani Desai/Celcius (Jasmine Kaur)-, y el administrador del lugar Josh Clay, sorprendido de la desaparición de Caulder.
Entre los secretos revelados está el matrimonio de Niles y Arani, y un tremendo enfrentamiento entre la Doom Patrol y Mr. Nobody que tomó a todos desprevenidos con un globo aerostático en forma de trasero, canciones que volvieron locos a los transeúntes y la conversión de los policías en piñatas que fueron reventadas. Todo muy normal, como el resto de esta serie. Pero algo no anda nada bien y nuestros protagonistas terminan por notarlo. Tras su reencuentro con Steve, Rita, Larry y Jane descubren que esta realidad es sólo un holograma creado por Mento. Después de atravesar sus propias alucinaciones (y sumar más culpa y trauma a sus currículums), se despachan con que la escuela no lo es tan y los héroes son apenas una sombra de lo que fueron tras haber colisionado (y perdido) con el villano.
Imposibilitados de controlar sus habilidades, los superhéroes avejentados se perdieron en sus propias fantasías, acá potenciadas por los poderes del casco de Mento. La realidad es que Caulder fundó la Doom Patrol como parte de un programa del gobierno, pero cuando fracasaron ante Morden y sus cuerpos y mentes se deterioraron, terminaron en este “asilo” al cuidado de Joshua y olvidados por el Jefe. ¿Este era el destino que le deparaba a Jane? La cruel verdad no le cae muy bien a la chica, que encontró en Niles a una figura paterna.
Mientras este trío intenta entender las motivaciones de Mr. Nobody al enviarlos en busca de la patrulla original, en la Mansión Cliff trata de conectar con su hija a través de las redes sociales, para lo cual necesita la ayuda de un experto como Vic. Pero Stone tiene sus propios problemas para lidiar con su padre, quien llega al rescate después de la explosión del cañón de su brazo. No todo es negativo en esta nueva interacción, ya que papá Silas termina comprendiendo que Cyborg necesita su propio espacio y puede confiar en él.
“Doom Patrol Patrol” es un punto de inflexión para varios de los personajes que no logran conciliar sus realidades, hasta ahora. Rita, por ejemplo, ya no quiere ser ese “monstruo” que cree que todos ven, y parece empezar a encontrar un poquito de luz al final de este túnel como Larry. No pasa lo mismo con Jane, desilusionada tras chocar con las verdades de Niles y la posibilidad de que la considere un “objeto roto”, y ni hablar del pobre Steele, cuya hija lo reemplazó por otro.
La gran incógnita sigue flotando en el aire: ¿cuáles son las intenciones de Mr. Nobody? Y, ¿este es el peor villano de esta historia? Nos quedamos pensando.