La mayoría estará de acuerdo en que lo más importante de DMC es el combate, y en esta entrega hay bastante de qué hablar sobre este tema en particular. En esta ocasión iremos cambiando entre tres personajes en la campaña principal: Nero, Dante y el misterioso V, cada uno con estilos de combate totalmente distintos. Entonces, tanto la velocidad del combate, los combos y hasta en algún punto la dificultad irá cambiando dependiendo del personaje que estemos usando.
Nero tiene un estilo de combate centrado casi principalmente en sus ‘Devil Breakers‘, brazos metálicos que tienen distintas funciones, desde emitir rayos o perforar armaduras hasta darnos más movilidad. La mayoría de nuestros combos dependen de que brazo tengamos equipado en ese momento. Si bien podemos llevar hasta un máximo de 3 distintos (aunque esto puede aumentar mediante mejoras con el transcurso del juego) no podemos cambiarlos de forma manual durante el combate y tendremos que destruirlos adrede para pasar al siguiente en la lista.
Esta particularidad del gameplay, junto con que Nero no puede esquivar tanto para atrás como para adelante, complica nuestras opciones durante el combate. Por otra parte, también tiene una espada que podremos cargar como si fuese una motosierra, mejorando nuestro siguiente ataque o combo, y además cargarla en un instante si apretamos el botón en el momento justo al terminar la animación de un ataque, abriendo nuevas posibilidades para el combate cuando no queremos utilizar nuestros Devil Breakers.
A pesar de su importancia para la historia, Nero se siente como el peor personaje de los tres. No solo por el hecho de que tiene un combate más lento que los otros dos, sino que el tema de no poder cambiarlos cuando queremos hace que los Devil Breakers limiten demasiado la fluidez del combate.
Luego tenemos a ‘V’, definitivamente el más raro de los tres. A diferencia de Dante y Nero que tienen un estilo de combate cercano y movido, el de él es a distancia y honestamente, distinto a todo lo que hayamos visto en el género.
V tiene tres demonios que pelearan a su lado. Griffon (el cuervo) y Shadow (la pantera) estarán ayudándonos constantemente mientras que Nightmare (una criatura gigante) funciona como un summon que utilizaremos cuando se nos cargue un medidor en combate, ayudándonos en los momentos que más lo necesitemos. En término de controles, tanto Shadow como Griffon están vinculados cada uno a un botón de nuestro joystick y todos los ataques y combos saldrán de distintas combinaciones de este único botón.
Estos demonios nos ayudarán en combate pero tienen el gran problema de no poder matar enemigos completamente. Los dejan en un estado moribundo y tendremos que acercarnos físicamente con V y terminar el trabajo. Lo que implica es que como V, debemos estar constantemente moviéndonos para escapar del peligro, utilizar a los demonios para el trabajo sucio y luego acercarnos a rematar a cada uno de ellos.
Cuando le agarramos la mano es realmente divertido, pero hay un gran problema con los controles que es imposible de ignorar. Cómo en DMC5 manejamos tres personajes distintos, la mayoría de los combos se realizan de la misma forma con cada uno de los personajes. Mantenemos presionado el botón de marcar al enemigo y luego movemos el stick izquierdo hacia adelante o atrás y utilizamos el botón de ataque en alguna combinación, siempre respetando la parte de marcar y mover el stick. Esto facilita memorizar los combos con los tres personajes distintos, pero con V tiene un gran problema.
Al mantener la misma fórmula para los combos de los tres personajes y los controles de V, no podremos marcar enemigos mientras atacamos con nuestros demonios y nos movemos a la vez porque estaremos, sin que sea nuestra verdadera intención, ejecutando las acciones para algun combo y el demonio lo realizará, en vez de hacer un ataque normal al enemigo marcado.
Esto resulta en que no podamos marcar enemigos al movernos, lo que hace que el combate con V resulte más arcade de lo que debería ser, dejando de lado los combos y los puntos de estilo que el juego busca que trates de hacer. Esto no quiere decir que sea injugable ni algo parecido, solo que vamos a tener que optar por un estilo de combate más ‘button mashing‘ que con los otros dos personajes.
Y por último está Dante, el protagonista original de la serie, el más querido por los fanáticos, y parece que también por los diseñadores. No exagero al decir que se siente como si hubiesen puesto la mayoría de las fichas en pulirlo a él sobre los otros dos. Es tan divertido como complejo manejar sus cuatro estilos de combate y ocho armas distintas.
Si, ocho. Cuatro a largo alcance y 4 a corto alcance. Y estaremos cambiando entre ellas constantemente para aprovechar las ventajas de cada una. Además tenemos cuatro ‘estilos’ entre los cuales podemos cambiar simplemente apretando una de las cuatro flechas direccionales de nuestro control, desde uno que mejora nuestras habilidades a distancia hasta otro que potencia las armas a corto alcance. Incluso podemos optar por otro centrado en mejores habilidades evasivas o simplemente entrar en modo guardia.
Cada una de estos modos cambia los combos de la mayoría de nuestras armas, dándonos una cantidad de opciones de combate casi infinitas. Por mas variedad de armas que tengamos, en ningun momento senti que habia una que fuese mucho más poderosa que todas las demás. La fuerza de cada una está súper equilibrada, evitando ese sentimiento de ‘hago siempre el mismo combo con la misma arma porque mata a todo de un golpe’.
La diversidad que nos brinda Dante comparado con V y Nero a veces llega a ser un poco negativa – en el sentido de que la campaña nos obliga a alternar personajes, lo que resulta decepcionantes.
Tampoco es que la historia sea tan buena. Tanto la trama principal, como la conclusión son vacías. Las transiciones entre un nivel y otro son inentendibles, a veces estamos en un lugar y en el próximo nivel, sin explicación, estamos controlando a nuestro personaje en otro lugar totalmente distinto.
Por eso es que en los momentos en los que cambiamos de un personaje al otro realmente no se sienten necesarios para la historia, sino como una limitación. Ojo, con esto no quiero decir que la historia no pueda ser apreciada – estoy seguro que los mayores fanáticos de la saga pueden llegar a estar satisfechos con algunos de los momentos más importantes del juego en cuanto a narrativa, pero siendo honesto a mi no me movió ni un pelo.
El diseño de los niveles también da mucho para hablar. En DMC 5 seguimos teniendo la fórmula ‘hack and slash’ de avanzar, encontrar enemigos, matarlos y repetir, pero muchos de los niveles son bastante amplios, dándonos espacio para explorar. Y esa exploración no se siente como recorrer distintas rutas que llegan a nada para después retomar por el camino principal, aunque en la práctica este sea el caso.
El diseño de los niveles es muy bueno, y por más de que estemos en un pasillo que tiene otros caminos para aparentar que hay una exploración, al momento de jugarlos se sienten más grandes de lo que son, y si bien se puede tomar como que el juego nos miente, en este caso no creo que sea negativo.
Hay momentos en los que vemos a alguno de los otros dos personajes pelear por ahí, básicamente porque las historias en algunos momentos se cruzan. Como en Resident Evil 6, el juego nos da la opción de jugar online con otros que estén pasando por esas zonas. Tampoco es necesario estar conectado para jugar con otros jugadores en los momentos del cruce. Si estás offline simplemente los controlara la máquina y no sumará ni restará a nuestra dificultad.
El juego también nos permite comprar las gemas rojas que mejoran las habilidades del personaje por plata real – lo cual es medio absurdo. Quiero aclarar que por mas que esta opción esté, realmente no es necesaria ya que el juego mismo otorga suficientes oportunidades para acumular gemas naturalmente.
No es la única de las decisiones extrañas de Capcom. Algunos de los jefes, por algún extraño motivo, no nos permiten movernos con total libertad en la arena. Sino que la cámara está básicamente siguiendolos a ellos y nuestros movimientos, por lo tanto están limitados. A veces funciona haciendo peleas más interesantes, a veces simplemente nos complica el gameplay por que si.
En contraparte, el humor de los personajes me pareció una de las mejores cosas del juego. Cada uno tiene una personalidad única, y por eso no son tanto chistes por el solo hecho de meter un momento gracioso, sino que te hace sentir que cada personaje está siendo como es, y por defecto, eso genera situaciones graciosas. Esto sumado a un buen voice acting y gran banda sonora hace que algunos momentos sean memorables incluso con una trama que roza lo mediocre.
El apartado gráfico tampoco se queda atrás. El diseño de los personajes se mantiene fiel a sus antecesores pero dándoles el toque de esta generación, y su animación en los niveles está muy bien adaptada a sus combos, haciendo que el combate de por sí se sienta más fluido de lo que ya es.
Los enemigos no solo están muy bien diseñados sino que tienen un enorme nivel de detalle. Esto no solo hace que sea agradable a la vista, sino que además con ver la pantalla dos segundos podemos identificar rápidamente a cada enemigo, donde estan parados, que están haciendo y pensar cómo encarar el combate.
En definitiva DMC 5 tiene muchísimas cosas positivas y las negativas, si bien no son menores, no son lo suficientemente fuertes como para que deje de recomendar este juego. Incluso con sus problemas, el combate sigue siendo divertido, y en sus mejores momentos, es simplemente increíble
Las peleas contras los jefes son muy distintas y a diferencia de otras entregas, son muchas, a pesar de que la historia no es tan larga – entre 15 y 20 horas jugándolo casualmente utilizando objetos para revivirnos. Al terminarla por primera vez desbloqueamos otro nivel de dificultad extra, mucho más elevado, incluso para buenos jugadores de acción.
Si sos fan de la franquicia, definitivamente lo recomiendo. Si sos fan de los juegos de acción, también. Incluso si creés que el hack and slash no es lo tuyo, no dejaría pasar DMC 5 – es mucho más que puro estilo.