Imaginemos la siguiente situación: llegar al trabajo y fichar tu ingreso, como parte de un ritual que haces todas las mañanas esperando que suceda algo nuevo durante el día que cambie un poco la rutina en la que estás inmerso/a, no parece algo que llame mucho la atención o hasta podríamos decir que entristece tener esa imagen tan “viva” pero a la vez aletargante. Pero, ¿qué pasa cuando nos encargan un pedido grande y, por algún motivo, no podemos lograrlo?. Un cuervito segador de almas a quien en su trabajo le encargan recolectar el alma de un gigante, pero que se la roban antes de que pueda completar la entrega para obtener su merecida recompensa, es como comienza Death’s Door, un gran juego de acción aventura con algunas cositas de RPG que busca hacerse un lugarcito en el mundo de los vivos.
Acid Nerve, un estudio británico de dos personas, nos trae un gran juego indie con el sello de calidad inconfundible de Devolver Digital.
El silencio y la quietud de la Cámara de las Almas, en una escala de grises que acompaña perfectamente, es como nos recibe Death’s Door para hacernos notar que estamos por fuera del mundo y del tiempo que pesa al resto de las criaturas. Lo primero que nos encargan para recolectar es el alma del gigante del bosque, que nos habilita la primer puerta para dejar el plano en el que estamos y entrar al mundo de los mortales, con una advertencia: si pasamos por esa puerta vamos a ser mortales como el resto de las criaturas hasta volver a la Cámara a devolver lo que hayamos recolectado. El primer mundo sirve para entender cómo serán las mecánicas de todo el resto del juego y nos da un indicio de cómo vamos a tener que movernos. Una vez que derrotamos al Gigante del bosque, un cuervo mayor se aparece por detrás y nos roba el alma que acabamos de colectar pero nos deja una puerta abierta para que podamos seguirlo, esta puerta nos da paso al segundo mundo que es el Cementerio Prohibido, un lugar por fuera de la supervisión de los jefes que nos va a servir de nexo entre las misiones principales que vamos a tener que cumplir. Es en este punto que el Death’s Door empieza a mostrarnos que se aleja del concepto del roguelike como hace parecer en su trailer y va más por el lado de la acción/aventura, porque si morimos estando en uno de los mundos no vamos a volver a la Cámara de las Almas, donde nos van mostrando y habilitando las diferentes puertas que desbloqueamos de cada mundo, sino que vamos a volver a donde está la última puerta por la que ingresamos, no teniendo checkpoints o puntos de partida intermedios entre la puerta y donde estamos.
A medida que avanzamos, vamos entendiendo que todos los enemigos que nos encontramos se mueven con un cierto patrón que no toma mucho tiempo memorizar, además de aprender cuáles son los que pueden llegar a morir con un solo golpe y cuales son los que nos darán más pelea. El daño que hacemos en los enemigos, sobre todo en los bosses, lo notamos porque se empiezan a ver unas grietas rojas en el cuerpo, parecido a cuando Rock Lee abre sus puertas internas, lo que vuelve bastante vistosa esta manera de interpretar el daño causado.
Las armas que podemos equipar las encontramos tiradas en el suelo, pero vamos a poder acceder luego de resolver una suerte de puzzle como, por ejemplo, prender una serie de hogueras para que nos habilite una llave y así poder abrir la reja que nos bloqueaba el paso hacia un arma nueva que tiene su propia velocidad de ataque, daño y cooldown para volver a lanzar la serie de golpes. Para conseguir los ataques a distancia es un poco más complejo, porque tenemos que pasar un modo horda luego de habilitar la puerta de la muerte que se desbloquea usando las almas de los cuervos que quedaron atrapados en esos mundos sin la posibilidad de volver luego de que el Señor de las Puertas -una especie de Arquitecto de Matrix- decidiera cerrarlas. Con estas nuevas técnicas a distancia que pueden ser mágicas o no, podemos volver a recorrer todos los mundos para desbloquear nuevas zonas por las que pasar y conseguir mayor cantidad de almas.
Para estar más preparado, podemos canjear las almas para aumentar las 4 cualidades que tiene nuestro cuervo: Fuerza, Magia, Destreza y Celeridad. Este concepto más RPG que tiene nos da un plus en el daño melé y a distancia, aumenta la velocidad de movimiento o la velocidad de ataque según qué skill hayamos mejorado. Recorriendo e investigando todo el lugar, podemos encontrar unos santuarios que nos van a dar fragmentos de vida o magia, y si encontramos 4 de cada uno, nos aumenta la barra de vida o la cantidad de ataques a distancia que podemos usar.
Algo que se destaca en Death’s Door es el arte y la música, usando una gran paleta de colores para darnos a entender el entorno en el que estamos. Por ejemplo, en el primer mundo al que llegamos luego de habernos encontrado con el cuervo anciano que nos robó la primer alma que conseguimos, predominan los colores cálidos dándonos una sensación de hogar porque vamos a visitar a una adorable anciana, aunque después no termina siendo tan adorable. La música acompaña perfectamente a cada situación en la que estamos, pasando de ser muy chill y relajante a plena tensión. Tal vez uno de los mayores problemas que tiene este apartado en sí, es que predominan mucho ciertos colores que pueden afectar la experiencia de juego para alguien que tenga daltonismo, como el verde o el rojo en ciertos mundos.
Death’s Door es una gran apuesta por parte de Acid Nerve, obviamente que aún hay cosas a mejorar como que a veces es difícil saber dónde está nuestro cuervo protagonista cuando son varios los enemigos que nos vienen a atacar y que en varios el color predominante sea el negro o colores muy oscuros. No es ni de cerca un soulslike pero a veces se comporta como tal, teniendo que calcular el momento exacto para atacar y evitar el cooldown propio del arma. Se nota siempre ese toque sutil que Devolver le da a los juegos que publica, con algunas líneas de humor pero que no desentonan para nada con el mundo lúgubre en el que nos estamos moviendo.
Es un gran juego y se disfruta mucho ir alterando el mundo, como en Hob, para tener un camino más rápido o habilitarnos un pasaje que en un primer momento estaba bloqueado. Death’s Door es recomendable en muchos aspectos, pero más que nada si estás buscando una gran experiencia single player con una buena cantidad de horas de juego y muchos secretos que descubrir. La parsimonia que lo envuelve contrasta perfectamente con el gameplay, que se puede volver frenético y desafiante en igual medida que, por lo menos para mi, lo convierte en un exponente brillante y muy recomendable de este género que, a veces, es tan incierto como la muerte.
Es muy cómodo jugarlo tanto con teclado y mouse como con un mando, en mi caso lo hice siempre con un mando. Está perfectamente optimizado para PC para poder jugarlo con los gráficos en la más alta configuración posible, aún con una placa de video que ya está quedando relegada (PC specs: Ryzen 5 3600, 16Gb RAM, GTX 970). El código fue cedido por la distribuidora.