ANÁLISIS | Death Stranding: Director’s Cut es como debió ser el original

Que Death Stranding es un juego más que especial no quedan dudas. El primer videojuego de Hideo Kojima tras su partida de Konami es una cara conocida a esta altura, pero no quiero dejar de destacar su valentía y lo única que es su propuesta. El juego que hizo de la caminata y la relajación una mecánica y rechazó la violencia regresa: Death Stranding: Director’s Cut es otra edición definitiva de la mano de PlayStation y hoy nos toca comentarla. Tal como hicieron con Ghost of Tsushima el mes pasado, esta edición trae todo el contenido que fue lanzado hasta el momento en las versiones de PS4 y PC, y suma mejoras técnicas para la nueva generación, así como nuevo contenido tanto en gameplay como en historia.

Death Stranding es una aventura postapocalíptica que resiste clasificación ya que no calza cómoda dentro de los moldes de ningún género del gaming. Ambientado en Estados Unidos en un futuro en el que el mundo está sumido en oscuridad, la única esperanza de este desolado panorama son los mensajeros como Sam Porter Bridges (Norman Reedus), nuestro protagonista, quien está encargado de entregar suministros a colonias aisladas, con el fin último de volver a conectarlas a través de una red de comunicaciones inalámbricas llamada Red Quiral.

Death Stranding Director’s Cut – Final Trailer | PS5

Es un juego sobre la importancia de estar conectados que pone el foco en la caminata y en la conquista del terreno, que es el “enemigo” principal del juego. No el único, claro, ya que el mundo del juego es el resultado de un evento catastrófico que provocó que criaturas destructivas llamadas BT comenzaran a vagar por la Tierra. La barrera entre el mundo de los vivos y el de los muertos está más frágil que nunca.

Y a lo largo del viaje de unas 60 horas que nos lleva terminar Death Stranding, vamos a vivir todo tipo de emociones. Porque por muy mundana y aburrida que puede ser la tarea de entregar paquetes, el juego de Kojima la resignifica desde el valor humano y desde lo estratégico. Los personajes y las historias de vida que nos topamos ahí afuera mientras hacemos entregas son profundamente humanos. Y el gameplay, aunque a primera vista parezca un walking simulator, ofrece una libertad inesperada, con decenas de opciones que nos invitan a encarar el viaje cómo queramos, siempre pidiéndonos paciencia, sigilo y mostrándonos el impacto que cada muerte tiene en el mundo de juego. Pero también ofrece momentos sumamente divertidos y adrenalínicos. En Death Stranding hay espacio tanto para la calma como para lo vertiginoso y lo que nos deja al borde de la silla.

Para saber más en profundidad de la propuesta de Death Stranding los invito a leer nuestro análisis de la versión de PlayStation 4 y de la versión de PC. Quiero enfocarme específicamente en los contenidos de Death Stranding: Director’s Cut porque hay bastante hueso para roer.

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Primero evacuemos las dudas sobre el modelo de negocios. Dado que esta edición Director’s Cut es exclusiva de PlayStation 5, no hay tantas opciones de compra confusas como pasó con Ghost of Tsushima, algo que se agradece. La buena noticia del asunto es que, si ya tenemos el juego en PlayStation 4, basta con pagar unos $10 dólares (o incluso menos en algunas regiones) para actualizar a esta versión y gozar de todos los contenidos de Death Stranding: Director’s Cut, que incluye nuevas misiones, nuevos modos de juego y más mecánicas que hacen la experiencia más amena. Un precio coherente considerando lo que salen los DLCs hoy en día. Además tenemos el plus de que podemos transferir nuestro save game desde PS4.

Ahora bien, el upgrade a las funcionalidades técnicas de PlayStation 5 (soporte para Dualsense, resolución 21:9, 4K nativo, entre otras) no es gratuito. Este modelo de negocios es cuestionable existiendo juegos como Final Fantasy VII Remake, que ofrece la compra del contenido extra por separado, o sabiendo de antemano que Horizon Forbidden West se va a poder upgradear gratis, por ejemplo. Las personas que no están interesadas en el nuevo contenido y que quieren jugar con las geniales sensaciones que nos deja el Dualsense en las manos van a tener que pagar igual.

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Por fortuna, todo lo demás que tengo para contarles de Death Stranding: Director’s Cut nos deja un muy buen sabor de boca. Empecemos con lo técnico. Como ya adelanté, esta versión cuenta con soporte completo para Dualsense y eso incluye feedback háptico, que le sienta increíblemente bien siendo un juego en el que vivimos sintiendo impactos. Las irregularidades del terreno, el peso de la carga, la lluvia, los llantos de BB y cada caída las sentimos directamente en las manos. Death Stranding fue hecho para jugarse con Dualsense.

Visualmente tenemos resolución ultrawide 21:9, que da un estilo cinematográfico a la experiencia que quita el aliento, 4K nativo, HDR y 60 fps contantes. Los tiempos de carga son rapidísimos también y contamos con audio 3D, algo que nos puede volar la cabeza en un juego tan atmosférico y climático como este.

Pasando al nuevo contenido, Death Stranding: Director’s Cut suma nuevas mecánicas que mejoran mucho la experiencia en los primeros compases del juego, sobre todo en términos de ritmo. Sin dar spoilers, los primeros tres episodios son solo la punta del iceberg de todo lo que se guarda la experiencia hasta después del capitulo 4 y también son tres capítulos bastante largos que pueden tomar entre 12 y 15 horas de juego. Por mucho que el juego recompense nuestra paciencia y esfuerzo, la realidad es que estas primeras misiones podían llegar a hacerse densas en el juego original.

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Death Stranding: Director’s Cut cambia las cosas en la medida en que nos entrega un arma no letal casi al comienzo del juego para cargarnos a los enemigos humanos. También suma un esqueleto de carga que nos da más velocidad y nos permite desbloquear un campo de tiro. En otras palabras, la experiencia ahora tiene una cuota extra de acción que el juego original se guardaba recién para la segunda mitad. Y no me malinterpreten, ojo, porque la filosofía de sigilo, pacifismo y táctica que Death Stranding siempre planteó sigue intacta. Lo que pasa ahora en Director’s Cut es que podemos combatir con las MULAS con algo más que nuestros puños desde el inicio y esto se agradece.

Lo mismo sucede con el agregado del esqueleto de velocidad. El original en sus primeros compases tiene un ritmo de juego tan glacial que no nos deja usar vehículos con regularidad hasta bastante adentrada la aventura. Al principio somos solo nosotros y nuestras piernas, y alguna que otra motocicleta ocasional. Por esta razón, un agregado como un equipo que nos deja correr más rápido se aprecia mucho y aporta muchísimo a la experiencia en early game.

Para más adelante en el juego, cuando estemos hechos unos cargadores expertos y sepamos usar tirolesas, puentes, carreteras y mucho más, Death Stranding: Director’s Cut trae más novedades. No voy a detallarlas todas para no arruinar la sorpresa, así que les voy a contar acerca de dos de ellas. Por un lado, se agrega un robot compañero que transporta carga con nosotros y nos aligera la travesía. Además se suman unas rampas muy divertidas que nos permiten atravesar precipicios y hacer piruetas en el aire con una moto o un cuatriciclo.

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Muchas de estas estructuras y equipamientos se desbloquean completando encargos nuevos, así que sí, Death Stranding: Director’s Cut trae nuevas misiones. Además de sumar los contenidos de Half-Life y Cyberpunk 2077 de la versión PC, agrega una línea de encargos en torno a una fábrica abandonada que ponen el foco en la acción y la infiltración, al mejor estilo Metal Gear.

Lamentablemente, a nivel historia, ninguno de estos agregados tiene un peso trascendental. Esto convierte a Death Stranding: Director’s Cut en la mejor versión del juego para recién llegados, pero también en una versión con pocos incentivos sustanciosos para quienes ya terminaron el original. Death Stranding tiene una de las historias más maduras y más impactantes del gaming –todavía tengo escalofríos con la recta final– y me gustaría que cualquier contenido que sumasen a la historia esté a la altura. Sin embargo, desde que se lanzó el original, solo agregaron misiones a modo de homenaje o de mero relleno, para alargar el gameplay. Me hubiese gustado que sumasen nuevos personajes a la altura de Mama o Fragile o que agreguen momentos jugables de real impacto y sorpresa, como la primera vez que nos topamos con un boss en la versión original.

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Finalmente quedan los minijuegos, el campo de tiro y la pista de carreras. El primero nos plantea misiones de acción que nos enseñan a enfrentar enemigos –ideal para la dificultad más alta– y de paso nos obliga a superarnos a nosotros mismos con desafíos cada vez más difíciles, a vencer con distintas armas. Las carreras son un agregado para enfrentarnos a otros jugadores online, jugando torneos con distintos vehículos y venciendo récords mundiales. Estos modos refuerzan el costado sandbox de la aventura, resultan muy divertidos, y suman horas y horas de juego.

Death Stranding: Director’s Cut debió ser la versión original de una obra maestra que supo no dejar indiferente a nadie y que sigue siendo única. No hay nada que se le parezca, y lo diferente y arriesgado se valora especialmente en géneros como el de acción que parecían ya haber agotado las fórmulas para contar historias. Me hubiese encantado que esta hubiese sido mi primera experiencia con el juego, que sin dudas es más sólida en gameplay y en ritmo. Quienes tengan PS5 y no hayan jugado Death Stranding, este Director’s Cut es obligatorio para su biblioteca. Pero para quienes ya jugaron la historia de Sam Porter Bridges, los incentivos para rejugar esta versión no son tan jugosos. Muchos son, de hecho, fanservice puro y nulos a nivel narrativo, que es uno de los apartados más importantes de la propuesta de Kojima.

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DEATH STRANDING: DIRECTOR’S CUT

(24/09/2021) PS5
9.0