Análisis | Darksiders Genesis busca reencender la llama del Apocalipsis

Cuando el viejo THQ murió fue una bomba. No porque era una garantía de buenos juegos, sino porque era el último bastión de los juegos AA. Esos que no tienen el presupuesto de los grandes títulos, pero por lo general, suelen tener un corazón igual de grande o más. Además, en una industria donde hacer un juego implica millones de millones de dólares y tomar riesgos es algo cada vez más quimérico, los juegos de THQ nos hacían bien. Eran productos de “gama media” que hacían falta. Ahora THQ está de vuelta, pero sólo en nombre. Aunque si nos guiamos por su más reciente título, Darksiders Genesis, parecería mantener el espíritu de la vieja THQ intacto.

Fue exactamente hace diez años cuando anunciaron por primera vez la “franquicia” Darksiders. La idea era que en cada uno de los juegos ocupemos el rol los Jinetes del Apocalipsis, y aunque a la larga lo terminaron logrando, al viaje no le faltaron contratiempos. Y no hubo mayor palo en la rueda que la desaparición física de THQ, evento donde se remataron todas sus propiedades, y el estudio a cargo de la serie, Vigil Games, también desapareció. Ahora la serie está en manos del estudio “sucesor espiritual”, que contiene al equipo base de los primeros Darksiders en la forma de Gunfire Games. Pero el equipo a cargo de Genesis es otro, se trata de Airship Syndicate, cuyo único trabajo conocido hasta ahora es Battle Chasers.

Y si hay algo que estos juegos tienen en común, es la perspectiva. Puede sorprender a algunos que Darksiders Genesis sea un juego isometrico a la Diablo, pero la verdad es que, más allá del plano en tercera persona, la serie nunca se casó con ningún estilo de juego. Es más, fue morfeando a lo largo de los tres títulos, acomodándose al estilo del protagonista de turno. Así que, en cierto modo, se siente apropiado que ahora se pruebe las botas del juego isométrico, sobre todo si Airship Syndicate mantiene la pasión por el universo creado por Joe Madureira —de fama Marvel— y su estilo, elementos que han sido una constante desde los inicios de la serie.

Strife es el Jinete que nos faltaba conocer, y es el más ágil y sardónico de los cuatro.

Aunque Genesis tenga una perspectiva fundamentalmente diferente al resto de los Darksiders, gran parte de la esencia permanece intacta en esta nueva entrega. El arte es glorioso, la acción galopante y hablando de galopar, claro, tenemos un pony del averno para recorrer el fantástico mundo infernal que nos presenta Darksiders Genesis. Para esta nueva aventura nos volvemos a poner los guanteletes de GuerraWar, el protagonista del primer juego— y nos calzamos por primera vez la máscara de Pestilencia, en este caso, conocido como Strife. Estos protagonistas son sumamente diferentes, en personalidad y jugabilidad, y esto se transcribe en cada uno de los aspectos del juego, desde la trama hasta la forma de jugar. Si estamos jugando solos, Genesis nos permite pasar del control de un personaje a otro sin demoras o interrupciones. Y si jugamos con alguien más, puede ser localmente a pantalla dividida u online. Vale aclarar que el juego es muy divertido en ambas composiciones.

A pesar del cambio de perspectiva, War es totalmente fiel al juego original, con su estilo de juego —tanque tradicional— y sus habilidades especiales, ya sean ataques directos o de área de efecto. Son exactamente las mismas habilidades, inclusive aquellas que nos sirve para resolver los puzzles, como su boomerang vorpal. Son detalles que los amantes de la franquicia van a apreciar. War es la clase de personajes que se lleva todo por delante, y la mejor opción para los jugadores nuevos.

Para esta vuelta, Darksiders toma la estructura de un Dual Stick shooter, pero esto más depende del personaje que seas.

En cambio Strife, es todo lo contrario. Mucho más rápido, y con dos pistolas que le permiten tener control del campo de batalla a distancia, pero requiere un juego mucho más clínico. En su caso, los poderes que suma a lo largo de la aventura, también le dan algunos poderes mágicos que le dan todavía más movilidad y refuerzan esta premisa. Es fácilmente el protagonista más divertido de los dos.

Con la introducción de Strife, el tono de este juegos se vuelve mucho más jocoso, lo hace un buen contraste con la seriedad absurda de War, que sufre el cliché de no entender ni el chiste más básico, lo que hace a este dúo, literalmente es la pareja dispareja. El guión no es fascinante, es más, por momentos Strife puede ser insoportable en su rol de Deadpool de cuarta —sí, incluso rompe la cuarta pared un par de veces, algo que no podemos evitar sentir un poco fuera de lugar—, pero en general es más que aceptable. Hace su trabajo y no mucho más.

Aún así, los eventos relatados son interesantes, y ocupa un rol fundamental en el lore de Darksiders, ya que se trata de una precuela. A diferencia de los anteriores títulos, que más o menos cuentan la llegada del Fin de los Tiempos anticipado desde cada perspectiva, Genesis funciona como un preludio a estos eventos. Y no solo tenemos la perspectiva de Strife, sino también la de War, a medida que viajan por el infierno, asesinando personajes con nombres bíblicos, intentando llegar al fondo de la nefasta trama que Lucifer trae entre garras.

Y más que grandes revelaciones —hay algún que otro momento épico— la historia sirve como excusa para viajar a través del mundo, que es claramente uno de sus fuertes. Los escenarios son impresionantes y variados. Están construidos con un gran ojo, y da placer explorarlos, aunque no haya mucho que encontrar, más que algún que otro secreto. A medida que cabalgamos por estos escenarios infernales que nos recuerdan a un viejo Diablo, con arte de Joe Madureira, podemos conocer mejor el mundo que respira a nuestro alrededor. Porque a fin de cuentas, no hace falta que sea un mundo para que sea creíble y nos sumerja en él. Lo esencial son los detalles, y Genesis está repleto de ellos.

Como el diseño de escenarios, también los enemigos son llamativos y vienen de a motones, pero toma poco tiempo notar que son muy parecidos entre sí. Lo mejor es como interactuamos con ellos. Mientras que War puede prenderlos fuego y hacer daño por tiempo prolongado y electrocutarlos para hacerlos más lento, Strife tiene acceso a municiones de diferentes tipos, como una suerte de lanzagranadas que explota después de un tiempo. Algunas criaturas especiales sueltan ‘Núcleos’ que sirven para desbloquear nuevas habilidades. Airship Games se aseguró de que ambos personajes sean divertidos para jugar en sí mismos, pero en caso de que el juego sea cooperativo, también puedan combinar sus ataques para mayor efectividad y diversión. Lo lograron.

El diseño de los escenarios —así como el de gráfico y sonido— son los aspectos más fuertes de Genesis.

Y entre tanta acción e increíbles gráficos, hay ciertos problemas que son directamente ridículos. Por ejemplo, la cámara. En 2019 es inaceptable que el sistema de cámara de un juego isométrico cause problemas, pero acá estamos. No solo no se mueve lo suficiente para el tipo de caos que tenemos en pantalla, sino que los elementos del escenario no tienen ningún tipo de transparencia cuando nos acercamos a ellos, lo que termina por lo general, en bloquearnos la vista de un precipicio en el que inevitablemente terminamos cayendo, o trabándonos con paredes, solo porque no vemos a través de ella, y no sabemos exactamente dónde estamos. No es un problema constante, por suerte, pero cuando ocurre es terriblemente frustrante, y hoy día hay tantas maneras de maneras de resolverlo que no entendemos cómo algo así pudo ocurrir.

Aún así, es muy difícil quejarse de estos aspectos, cuando el resto están tan bien cuidados. Fiel a la serie, gráficamente es un espectáculo, aunque estemos más lejos de la acción, los gráficos brillan como siempre. Detalles como peñascos nevados, piedras rotas y charcos de ácido hacen para el deleite de los que aman una buena ambientación. El sonido, igual. La música es excelente, las animaciones muy cuidadas, y cualquier acción tiene su efecto de sonido correspondiente, lo que le da un peso y valor al mundo que habitamos.

Los núcleos nos permiten acceder a más y mejores habilidades, específicas a cada protagonista.

Como bien dijimos, la esencia de Darksiders se mantiene intacta a pesar del cambio de perspectiva. Y aunque a simple vista parezca un juego que tira más a Diablo, es un juego de acción y puzzles hecho y derecho. Estos se dividen en ambientales y de plataforma. Los últimos son los más comunes, y bastante divertidos, aunque como dijimos antes, la cámara no hace favores. Los otros ya hacen uso de los poderes especiales que Strife y War van recolectando a lo largo de la aventura. Ya sea que tengamos que tocar dispositivos a distancia o crear portales con Strife para transportarnos de un lado a otro, están bien diseñados y hacen un buen trabajo de variar la acción entre tanto combate. Porque, de verdad, Genesis tiene muchísimo combate. ¡Y del bueno!

Hay mucho ida y vuelta entre War y Strife, y algo de eso vale la pena.

Darksiders Genesis es la epítome de menos es más. Darksiders III había mostrado un poco la hilacha de las deficiencias que tenían para explorar diversos estilos de juego, pero este es un regreso a la forma que conocemos. Hay algunos bugs, y no todas las secciones son tan divertidas, pero acá hay un juego que hace lo que Diablo hace pero con mucha más pasión, acción y menos vericuetos. ¡Genesis llegó para divertirte, y maldición que hará todo lo posible para cumplir su cometido!

Se trata de una aventura divertida y atrapante, gracias al increíble mundo que siguen componiendo, en cualquier perspectiva sea. Esto no es un tema de su te gustan los juegos tipo Diablo u otra cosa, Darksiders Genesis es un juego de acción sobre todas las cosas, con algunos elementos de puzzles y aventura. Pero la acción predomina sobre todas las cosas. Sería un error pensar que Genesis por ser isometrico es menos que sus hermanos mayores, ya que hace todo lo que hace el resto, y en algunos casos, lo hace aún mejor.

DARKSIDERS GENESIS

05/12/2019 (PC, STADIA)
8.0

En las casi 15 horas que pasé con Darksiders: Genesis en PC, en ningún momento me aburrió o sentí la necesidad de ‘dejarlo descansar’. Ya sea a solas o en cooperativo, Genesis parece no sacar el pie del acelerador, y cuando lo hace fue para divertidos intercambios entre los protagonistas, y la construcción de un universo que me ha atrapado desde el primer juego. Genesis es un Darksiders más que digno del nombre, y no me sorprendería que vuelva a enganchar a aquellos que después del tercer juego se cayeron de la carreta. El juego fue provisto por la distribuidora.