Una secuela que se animar a cambiar, a tomar otro rumbo del que había llenado de éxito a su prima parte. Roguelike del más puro, combates por turno, y una impronta visual característica, hacen del Darkest Dungeon 2 un gran exponente digno de recomendar.
Darkest Dungeon 2 es un juego que realmente me impresionó. Lo probé por primera vez en su versión Early Access allá por octubre de 2021, y la verdad es que me entusiasmaba la idea que Red Hook Studios nos estaba presentando, sobre todo lo que respecta a sus grandes diferencias con la exitosa primera entrega. A pesar de este contexto, el juego aún se sentía muy “verde”, y después de unas horas me resultó monótono y aburrido, por lo que centré mi tiempo en otra cosa. Ahora, que finalmente estamos en su versión 1.0, ¿lograran demostrar que la decisión de cambiar el género hacia el roguelike fue la correcta?
La respuesta corta es un sí rotundo. Después de mucho tiempo de estudiar el panorama, y después de muchísimos cambios en consecuencia, Darkest Dungeon 2 es un juego que, si bien es muy distinto al primero, logra demostrar lo que quiere lograr y cómo lo quiere lograr de forma contundente.
El cambio más importante, al que ya hice mención, es el cambio hacia un formato roguelike. Los que jugaron a la primera entrega, saben que por más difícil que sea es un juego, o por más que utilice algún que otro elemento del género roguelike, toda la experiencia se convierte en algo más “lineal”, por así decirlo. Se asemeja a lo que XCOM propone, por ejemplo, dándonos una campaña extensa con distintos objetivos y dos partes importantes del juego entre nuestra ciudad (o “Hamlet”) y los dungeons que exploramos.
En cambio, Darkest Dungeon 2 es completamente un roguelike, como si fuese un purista del género. En lugar de tener una campaña extensa con distintos objetivos, tenemos cinco “confesiones” distintas. Estas son, básicamente, niveles diferentes, que cambian desde su dificultad general a su “jefe final”. Resumir el “loop de jugabilidad” de Darkest Dungeon 2 (excluyendo la primera hora de juego que abarca el tutorial) en pocas palabras, sería algo así: arrancamos una confesión nueva, eligiendo, en este ejemplo, la primera. Vamos a encontrarnos en un carruaje, que representará a nuestra party, la cual armamos eligiendo 4 de los 11 personajes disponibles al principio del nivel, quienes nos van a acompañar durante toda la partida. Iremos avanzando por el mapa y eligiendo qué ruta tomar, asemejándose a las decisiones que un juego como Slay the Spire nos presenta.
¿Queremos ir por la derecha y enfrentarnos a enemigos arriesgándonos, pero consiguiendo recompensas? Quizás, preferimos ir por el otro camino, y llegar a un hospital para curar nuestras heridas. Vamos a hacer esto un par de veces y terminaremos la zona. Repetimos el proceso tres veces y llegamos a la montaña, donde nos enfrentamos al jefe de dicha “confesión”. Si lo derrotamos, desbloqueamos la confesión siguiente, con mayor dificultad general en cada zona y con un jefe distinto esperándonos en la montaña. En el caso de que no podamos derrotarlo, volveremos a empezar desde cero, eligiendo la confesión por la que queramos comenzar, y nuevamente armar una party entre los 11 personajes jugables.
Independientemente de si logramos ganar o no, conseguiremos unas “velas de la esperanza” que funcionan como la moneda que vamos a utilizar para desbloquear la progresión “meta”, que mantendremos a lo largo de las partidas. Nuevos personajes, nuevos objetos de combate, nuevas reliquias, mejoras para nuestros personajes, y un gran etc. Todo nos hace más fuertes y, más importante aún, nos da la posibilidad de acceder a más opciones y contenido.
Se que esto fue una explicación bastante directa, pero lo consideré necesario para poder hablar de por qué Darkest Dungeon 2 funciona. En primer lugar, al ser un juego con una propuesta de dificultad tan elevada como la primera entrega (incluso, en situaciones, más complejo aún), el esquema roguelike permite que los fracasos no se sientan tan desesperantes. Aprender de los errores es algo que todos los juegos nos tratan de enseñar, pero Darkest Dungeon 2 toma este detalle como la base de su personalidad. Las reglas básicas de los roguelikes funcionan perfectamente con este concepto. Al terminar una partida, no sentimos solamente el peso de la derrota, sino que podemos apreciar, también, que desbloqueamos diferentes mejoras para los próximos intentos. Nos incentiva a probar cosas nuevas, ya que sabemos que siempre vamos a estar, en definitiva, dando un paso hacia adelante.
Por otro lado, como decía antes y me parece correcto destacar, nos permite arriesgarnos e ir un poco más allá. En el primer Darkest Dungeon, era muy fácil tomar la decisión de no pelear contra ciertos jefes e ir por lo seguro. O, en otros casos, mantenernos en expediciones más seguras para no perder a nuestros personajes después de 20 horas de campaña. Acá, y retomando el concepto del roguelike, no tenemos que tenerle miedo a enfrentar algunos de los desafíos más complicados que el juego nos ofrece. Ya que, si las cosas salen mal, como mucho vamos a perder algunas horas de progreso, que en realidad nos están fortaleciendo para las próximas. Desde un concepto más abstracto, como el aprendizaje de los movimientos o debilidades del enemigo, a otro más directo, como obtener más “velas de la esperanza”.
Muy a mi pesar, creo que el cambio de género es algo que no todos van a aceptar fácilmente. Sobre todo los fanáticos más acérrimos de la primera entrega o los que no están tan atraídos con los roguelike en general. Pero, para ser completamente honesto, creo que Red Hook Studios logró mantener los puntos más fuertes de Darkest Dungeon en un juego totalmente distinto. Eso es algo digno de remarcar, y justamente, lo que termina marcando la diferencia.
Esto lo logran de una forma muy inteligente. Ellos entendieron que el combate del primer juego, si bien era muy divertido y emocionante, no iba a funcionar en este nuevo género. Los combates del primer título eran cortos y con mucha presión. Se resolvían rápido. A estas alturas, usar habilidades que mejoren las estadísticas de nuestros personajes no es rentable. Había que eliminar a los enemigos extremadamente rápido en este caso, para no darles la oportunidad de que todo se nos vaya de las manos. Esto no iba a funcionar con la nueva visión de Darkest Dungeon 2.
Por eso mismo, lo más importante de todo es el combate. En este caso, las peleas son más duraderas. Y esto es debido a los “tokens” que casi todas las habilidades del juego (tanto nuestras como de los enemigos) nos dan. Y funcionan como la mayoría de los tokens: aumentan el daño del siguiente ataque 50%, o bajan el daño del siguiente ataque por un 50%. Lo mismo aplica para poder esquivar un ataque, o quizás otro nos garantiza un ataque crítico. Cualquier acción respecto al combate, va a agregar estos “tokens” a la ecuación para modificar la experiencia. Esto hace que, en pocas palabras, nuestras decisiones no sean solamente “¿cuál es la habilidad que hace más daño?”, sino que vamos a tener que estar atentos a todo esto para ser implacables, y por eso, la velocidad y el orden de las peleas, cambia. Tendremos que pensar bien cómo jugar con estos tokens, para tratar de minimizar las habilidades de nuestros enemigos y maximizar el poder de nuestros turnos.
Cuando agregamos los objetos a los combates, los ataques que dejan activos estados como el sangrado, o las habilidades especiales y únicas de los jefes, el desafío puede volverse muy complejo. Con todos los personajes teniendo varios de estos tokens, las decisiones de cada turno dejan de ser tan predecibles, por así decirlo. Esto, lógicamente, funciona muy bien cuando se nos ofrecen 11 personajes para desbloquear y probar, cada uno con 4 “caminos” distintos (básicamente, se trata de distintas formas de jugar con cada personaje). Además, tenemos muchísimas opciones dentro y fuera del combate, muchísima variedad de enemigos con ataques distintos y, por todo esto, es que hago hincapié en que no deberíamos tener miedo a la hora de probar cosas nuevas dentro del sistema roguelike planteado.
Para ir cerrando, todo funciona demasiado bien en conjunto y, si bien tiene algunos problemas de balance (algunos personajes son objetivamente mejores que otros), en un título para un solo jugador, eso no es un verdadero problema bajo mi punto de vista. Este tipo de detalles afecta realmente la experiencia cuando hablamos de juegos multiplayer o cooperativos. Darkest Dungeon 2 se anima a demostrar que se puede hacer algo distinto a la fórmula del éxito y aún así funcionar a la perfección. Incluso, manteniendo los elementos que hacían al primero tan especial. Como dato aparte, creo que esta segunda entrega puede no ser muy abierta a quienes no disfruten mucho los juegos de ataques por turnos o a quienes no sean amantes del género roguelike. Para todos los demás, es un juego al que deberían darle una oportunidad sin lugar a dudas.
Puntaje: 9
Darkest Dungeon 2 fue lanzado el 8 de mayo de 2023 para PC, mediante el store de Epic y Steam. Lo jugué durante más de 35 horas y todavía queda muchísimo contenido por disfrutar.