Esa monstruosidad técnica era casi una medalla que se colgaba con orgullo Crytek y aquello que lo convirtió en un mito y en un título icónico más allá de sus propias bondades o falencias. Crysis empujaba los límites de lo que era posible hasta el momento y se veía como ningún juego hasta esa fecha. Era una pequeña ventana hacia el futuro… o mejor dicho hacia un futuro que nunca llegó porque entramos en una época donde todo se volvió multiplataforma y las consolas empezaron a dictar el termómetro de la industria relagando durante algunos años al mercado de PC a recibir porteos de mala calidad. Por suerte hoy la situación es bastante diferente y ya no vemos versiones defectuosas en Steam de los títulos que más disfrutamos en Xbox o PlayStation; la PC brilla con tecnología como el ‘ray tracing’, con monitores ultra wide y con muchas otras bondades que lleguen con equipamiento extremadamente caro pero excesivamente placentero. Sin embargo lo que ya no hay es una ballena blanca que resulta inalcanzable como Crysis lo fue en 2007.
Es este legado lo que hace casi ridículo y gracioso que la primera versión de la remasterización de Crysis (que también está anunciada para PC, Xbox One y PS4) sea la de Nintendo Switch, la plataforma menos potente del mercado. Lamentablemente quizás sea esto lo más destacable de esta remasterización; este porteo es más una curiosidad, una especie de milagro tecnológico que un título que valga la pena probar en esta plataforma. Los distintos compromisos que esta versión tiene que realizar para poder correr en un hardware tan limitado como el de la Switch son demasiados, esto hace que todos los defectos que ya tenía el Crysis original queden completamente expuestos y todas sus virtudes enterradas en un mar de problemas técnicos y pobre optimización.
Una vez que se nos va el asombro por estar jugando Crysis en una consola de Nintendo, lo que queda es un porteo que no puede mantener de manera constante 30 cuadros por segundo, que ya de por sí es una frecuencia que no alcanza para disfrutar de un juego como el de Crytek. Cuando hay algunas explosiones en pantalla, muchos enemigos o ciertos efectos visuales específicos, la performance cae por debajo de los 30fps y cuesta mucho entender lo que está sucediendo. Girar la cámara para un costado puede ser una pesadilla y hasta hacer zoom con nuestros binoculares puede ser una tortura y algo completa ilegible. Honestamente nos va a doler bastante la cabeza cuando estemos en los momentos de combate más caóticos o intentemos combinar las habilidades de nuestro traje (que es de lo más interesante que tiene Crysis a nivel jugabilidad). Conectar algún disparo preciso se vuelve una tarea casi imposible con este nivel de rendimiento; en ese aspecto jugar utilizando los joycon no ayuda en absoluto. Por más que haya un auto aim generoso al momento de apretar ZL y usar la mira de nuestra arma, cualquier tipo de disparo más pensado y específico va a ser extremadamente difícil de ejecutar. Si bien tenemos la opción de utilizar el giroscopio para apuntar tanto moviendo la consola misma en modo portátil como con los joycon, ninguna de esas modalidades está bien implementada ni solucionará los problemas de control que tiene este Crysis Remastered. Quizás con un Pro Controller se pueda tener una mejor experiencia, pero no sé si eso sería suficiente como para compensar los problemas generales de rendimiento.
Cuesta tanto intentar jugar esta remasterización de Crysis siendo agresivos y en la ofensiva, que la única alternativa viable termina siendo la de optar por sus mecánicas de sigilo. El gran problema es que este nunca fue el fuerte de un juego que se vuelve rápidamente frustrante con enemigos que nos detectan a kilómetros de distancia (algo heredado del Far Cry original desarrollado también por Crytek). Las reglas actuales de los juegos stealth no se alinean con lo que proponía en ese entonces Crysis y si lo queremos jugar de esta manera la inteligencia artificial va a terminar rompiendo fácilmente la inmersión o vamos a entrar en un profundo aburrimiento producto de tener que arrastrarnos por todo un campo de batalla enorme y parar cada cierto tramo hasta que se recargue la energía de nuestro traje y volver a entrar en camuflaje. No es una forma muy entretenida de disfrutar de un título que se caracterizaba por lo amplio de sus escenarios y las distintas formas de encarar un mismo combate.
La poco distancia de dibujo y la baja resolución, nitidez y detalle que tiene el juego en general vuelven la experiencia todavía menos disfrutable. Crysis era un juego que buscaba generar una cierta inmersión al colocarnos en un ambiente hostil totalmente dominado por el ejército norcoreano. Lo interesante era como los enemigos no resaltaban con ningún tipo de delineado o eran fáciles de identificar; en cambio teníamos una experiencia bastante realista donde los soldados realmente se camuflaban en la vegetación y los árboles de esta isla ficticia cerca de Filipinas. El juego lograba un buen balance entre hacernos sentir increíblemente poderosos gracias a nuestro exo traje y darnos al mismo tiempo la sensación de nunca estar del todo seguros porque en cualquier momento podía aparecer un enemigo camuflado entre los arbustos.
Todo eso se pierde en este porteo, donde se nos va a dificultar ubicar a los enemigos más por cuestiones técnicas que por una decisión artística; el resultado es un juego extremadamente borroso donde cada textura está lavada y nada se luce como lo hacía originalmente en PC. Incluso cuando los enemigos nos van a identificar y estar disparando, para nosotros no van a ser más que una mancha borrosa en la distancia. La experiencia se vuelve todavía más defectuosa cuando nos vamos a topar con varios bugs, glitches y errores que se van a repetir a lo largo de la experiencia como repentinas caídas de la música, hasta incluso vamos a sufrir algún que otro crasheo. Para colmo siento que hay un uso raro de la física, donde algunos objetos parecen explotar con tan solo soplarlos y con ciertas estructuras derrumbándose de manera poco realista cuando les lanzamos un simple barril. Quizás siempre fue así la física en Crysis y en 2007 nos parecía revolucionario, pero ahora se siente un poco incoherente.
Pero más allá del estado del porteo, hay un juego detrás que gran parte del público quizás nunca pudo experimentar por no tener una buena PC (las versiones de 360 y PS3 no eran ideales) y la gran pregunta es si vale la pena soportar todos estos problemas técnicos o no. La respuesta no es tan sencilla y viene con demasiados condicionantes. Siento que hay un tipo de FPS muy interesante en Crysis y una experiencia bastante distinta a lo que el género nos suele dar hoy por hoy. Porque ya no hay tantos shooters que opten por un mapa con bastante amplitud y libertad para completar objetivos pero que a la vez nos va llevando por una experiencia lineal sin caer en tener que ser sí o sí un mundo abierto. Crysis daba un híbrido bastante atractivo con locaciones de combate abiertas y sin mucho pasillo (salvo en su tramo final y en algunas secciones poco inspiradas).
Donde más se le notan los años, sin embargo, es en cómo decidía contar su historia. El formato ya muy clásico donde se dispara una cinemática por llegar a un cierto punto del mapa sin importar cuántos enemigos nos venían persiguiendo, ya no tiene el mismo impacto o frescura que antes. La calidad de los diálogos, la dirección de esas cinemáticas, las pobres transiciones y lo genérica de esta historia sci-fi militar ya no se sostienen en el año 2020, menos con cómo han evolucionado los videojuegos y sus narrativas en todo este tiempo. Por supuesto que esto es algo que le puede ocurrir a cualquier título de otra época pero ya de por sí en su momento no era el fuerte de Crysis y ahora sus falencias quedan más desnudas que nunca.
Siempre es extraño analizar una remasterización porque cuesta decidir en qué uno debería enfocarse a la hora de establecer un puntaje o de hacer un juicio de valores. Lo que sucede específicamente en este caso, es que el pobre rendimiento general es tan prevaleciente que cuesta dejar de pensar en cómo afecta la experiencia. Va a ser difícil que el usuario pueda abstraerse de las caídas de cuadros por segundo, de la mala calidad gráfica, de los enemigos difíciles de identificar a la distancia y de lo mal que se siente el control con un movimiento muy lento, tosco y poco preciso.
Quizás el único motivo para probar esta versión sea que no contás con otra plataforma como para poder jugar la obra de Crytek y siempre fue tu sueño pero nunca lo pudiste hacer porque no te daba la máquina. Pero ni siquiera en ese contexto lo podría recomendar. La única salvedad que podría encontrar es que en el modo portátil algunos defectos visuales se disimulan mejor y la fascinación por estar jugando Crysis en donde queramos puede que engañe a tu cerebro y así soportes mejor la experiencia.
Lamentablemente las ‘mejoras‘ o cambios que trae esta remasterización (y que serán más obvias en otras plataformas) no alcanzan para justificar el gasto. Hay modificaciones en la iluminación global pero a la vez un montón de elementos y texturas que estaban en la versión original fueron eliminados en Switch para que el juego pueda correr de la manera más decente posible; para colmo no hay contenido adicional que no estuviera en el juego base y no tiene la misión Ascension que ya faltaba en las versiones de 360 y PS3. Enterrado en todos estos problemas hay un juego muy interesante para su época, con muchos sistemas que se interconectaban pero que con el correr de las horas no podía evitar caer en una resolución genérica a un conflicto y una trama que ya de por sí eran una figurita repetida. Lo más lindo de Crysis era perderse en esa isla y experimentar con su jugabilidad, algo que la versión de Switch hace muy difícil de disfrutar.