ANÁLISIS | Chained Echoes – Ecos de lo mejor en JRPG

Uno de los lanzamientos que se sintió tapado a finales del 2022 y nos termina regalando un JRPG clásico con una jugabilidad acertada, y una historia excelente.

El JRPG debe ser uno de los géneros que aún más se explotan en la actualidad. Quizás sea por el enorme recibimiento que tiene a raíz de ser una pequeña porción dentro de los videojuegos que mantienen a un público muy fiel. También, es probable que sea la facilidad para realizarlos: teniendo lo mínimo en materia de gráficos y con una buena historia detrás, estás dentro del abanico de posibilidades que apelan a la nostalgia del gamer que fue feliz entre los ‘80 y los ‘90 con los clásicos que le dieron forma a este subgénero.

Chained Echoes, más allá de ciertos fondos desarrollados por freelancers y el compositor de la banda sonora, está desarrollado por un único dev: Matthias Linda. La hazaña es asombrosa ya que la misma persona logró juntar la trifuerza que hace a los JRPG algo mágico: una historia sensacional, una banda de sonido impresionante y mecánicas de combate que funcionan más que bien.

Casi cómo un condimento obligatorio en este tipo de videojuegos, arrancamos en una situación de guerra, donde se nos explican poco y nada sobre nuestras motivaciones, y hacia dónde tenemos que ir para terminar en un evento catastrófico, que después iremos conociendo en mayor profundidad. Así nos presenta Chained Echoes el vasto mundo de Valandis, un continente que vive tiempos de paz después de una guerra que arrasó al mundo y obligó a hacer un acuerdo de paz entre sus gobernantes. Pero la paz siempre se mantiene mientras los intereses acompañen.

La ambientación dice Final Fantasy por todos lados. No solo el Final Fantasy VI, que es el título que mencionó el desarrollador como una de sus influencias principales, sino que también hay una historia muy Final Fantasy VII arraigada a este título. Chrono Cross, Suikoden, Xenogears. Todos los grandes exponentes del género se reúnen en un producto que combina la clásica fantasía con magia y avances tecnológicos. ¡Incluso manejo de mechas!

Sin duda, una de las cosas que mejor hace el juego es funcionar de claro homenaje para todos los títulos ya mencionados, pero no también está el hecho de no tenerle miedo a innovar y proponer mecánicas más actuales, para lograr un dinamismo tan característico de nuestra época y tan ausente en esos primeros juegos de rol de la época de PSX y los 16 bits. Si bien hay muchísimos idiomas disponibles, el español no está entre ellos y puede resultar contraproducente para nuestro territorio, teniendo en cuenta que el lenguaje es fundamental para una experiencia con tanta carga narrativa. En contraparte, sí hay que darle un punto a favor por las diversas opciones de accesibilidad que posee.

El trabajo artístico detrás de Chained Echoes es realmente muy bueno y donde más sorprende el desarrollo unipersonal de su creador. Permitiéndose ser un claro homenaje a los 16 bits, no tiene limitaciones en los colores ni teme pulir algunas estructuras más allá de lo que esa proporción le permitiría, generando un juego que apunta a ser visualmente un clásico, pero viéndose mucho mejor que la gran mayoría de los títulos del mismo género en la actualidad. Quizás en contraposición a esto, no hubiese estado de más que los personajes sean un poco más expresivos, más allá de su estilo característico para diferenciarlos.

La banda sonora, siendo uno de los campos que pasan por fuera de la mano del developer, está compuesta por Eddie Marianukroh y es fenomenal: un condimento necesario para los RPG japoneses, resuelto de la mejor manera. Los soundtracks realizados por grandes orquestas e instrumentación clásica son clásicos en este tipo de juegos, icónicos en su construcción, pero esta banda de sonido, diseñada por un solo músico, está a la altura de esos clásicos e impregna todo el arte necesario para acompañar una epopeya épica como la que representa este título.

Pero vamos a hablar del apartado más importante en esta ocasión: el combate. Como vengo diciendo, esta obra se permite homenajear a grandes clásicos de su género sin caer en la necesidad de respetar sus formas. Básicamente, nos encontramos frente al tradicional formato de combate por turnos, donde cada personaje de nuestra party, que en el escenario son 4 (pero tenemos varios más y los podemos cambiar literalmente en cualquier momento), tiene sus propias habilidades. Primer cambio fundamental: no hay combates aleatorios y después de cada encuentro nuestra vida y puntos de habilidad se restauran. En este camino no hace falta grindear, no hace falta pelear por pelear, ya cada combate es único porque así lo requiere el entorno, lo cual hace más disfrutable cada escena.

Debo admitir que las primeras dos o tres horas de Chained Echoes tienen un ritmo mucho menor a lo que serán las más de 30 horas que le siguen, lo cual funciona como filtro entre usuarios que no sean tan afines al género. Este problema de ritmo se vuelve a repetir en ciertas situaciones, en contraparte con la dinámica que genera con los cambios del combate.

Por otro lado, hay una mecánica de lo más interesante que equilibra el combate y te “obliga” a usar movimientos que quizás no usarías. La barra de Overdrive se va llenando con cada ataque que realizas y se baja con ataques no ofensivos, como sanar a tus aliados o potenciar sus habilidades (y también baja cuando te hieren). Mientras estes en el Overdrive, recibís menos daño y pegas más. Pero si te pasas, entras en un estado que funciona al revés: pegas menos y recibís más daño. Por este motivo, tenés que mantener un balance. No funciona la fórmula Pokémon de agarrar a tu personaje más fuerte y utilizar el ataque potente indefinidamente, sino que tenés que ir balanceando la barra de Overdrive. Si hiciste dos ataques fuertes, quizás convenga sanar a un aliado. O potenciar alguna de sus virtudes. Después de eso, tocará atacar de vuelta. Esta mecánica me pareció un claro ejemplo, tan finamente aplicado, de cómo un poco de interfaz de usuario y cierto condimento, pueden cambiar radicalmente la experiencia de algo tan común en los JRPG como es el combate por turnos.

Esta simple mecánica genera una variedad increíble de situaciones a la hora de jugar. A veces no conviene atacar a un boss, o es mejor esperar a que un grupo de enemigos ataque primero. Todo es tan fluctuante que es sorprendente y le da un encanto que pocas veces logran estos JRPG más independientes. Los mapas son vastos, las exploración es precisa y todo se siente como la respuesta a una narrativa que te mantiene atrapado mientras va sucediendo. 

Chained Echoes es la prueba viviente de que no se necesita ser el juego más ambicioso del milenio para rozar la perfección. Un título que agarra un escenario explotado hace más de 30 años y lo aggiorna a estas épocas puliendo cada detalle para darnos una experiencia espectacular. Cada minuto es disfrute, y salvo la cuestión mencionada del ritmo en general, o el reclamo que podemos hacer de no tener nuestro idioma disponible, es un videojuego redondo por todos lados. Si este fue el primer juego que disfruté en 2023, un año que promete ser histórico, ni me quiero imaginar con cual voy a terminar. Ojalá todo tenga este nivel.

PUNTAJE: 8.5

Chained Echoes fue lanzado el 08/12/2022. La campaña completa me tomó alrededor de treinta y cinco horas en Xbox Series X.