ANÁLISIS | Card Shark hace trampa y sorprende

Después de varios títulos que marcaron la escena independiente en los últimos años y se colaron en la lista de mejores del año, Devolver Digital lleva la impronta de un publisher de calidad. Sus juegos son innovadores, revolucionarios, proyectos que nacen de la mixtura entre varias ideas y géneros que parecían no congeniar y terminan siendo sumamente entretenidos. Cada anuncio que hace la firma en las distintas presentaciones virtuales de gaming que se ofrecen al año llama la atención y predispone al espectador a experimentar estas nuevas ofertas que buscan dar. Así, Card Shark me atrapó instantáneamente.

La propuesta desarrollada por el estudio Nerial fue mostrada por primera vez en un Nintendo Direct para la Switch (plataforma en la cual jugué para realizar este análisis) y la premisa es simple: tenemos que jugar a las cartas, sin jugar a las cartas. Así es, situados en la Francia del Siglo XVIII, nuestro objetivo será participar en varias mesas de Poker para poder hacer trampa en las mismas consiguiendo así triunfos constantes y dinero fácil.

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Nos vamos a poner en la piel de un mesero mudo, el cual sufre el agobio de ser maltratado por la dueña del bar que le paga poco y le grita mucho. En uno de estos episodios, se nos presenta el Conde de Saint-Germain en una mesa y nos invita a jugar una partida de Poker con algunos forasteros en la cual nos enseña a hacer trampa. El problema empieza cuando uno de ellos se da cuenta, levanta un arma e intenta matarnos. Al errar, mata a nuestra patrona y así comienza la travesura: mudo, con motivos para tenerle bronca a esta mujer y mostrando desgano ante sus órdenes. Tenemos todas para ser acusados de su muerte. Así empieza nuestra odisea por esta Francia feudal.

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La narrativa es una pieza clave de esta historia que arranca en uno de los peores antros de Europa y termina en lo más alto del Palacio de Versailles. Si bien somos los malos de este guión (o no, depende de qué lado de la mecha te encuentres según cantaba el Indio), es notoria la estructura del mismo referenciando al camino del héroe y marcando guiños a otras historias clásicas de los videojuegos como Monkey Island. A medida que van pasando los niveles y lugares donde hacemos trampa, más se va profundizando en lo que está pasando en Francia en ese momento y terminamos sumergidos en una aventura gráfica sumamente atrapante e idealista.

Este tipo de historias no quedan bien sin un apartado gráfico que acompañe y el arte en Card Shark es otro de los grandes protagonistas de esta producción independiente. Cuando lo abrimos por primera vez, la pantalla principal marca título sobre un paisaje que pareciera pintado al óleo, con los trazos descuidados de una manera que queda muy bien y una estética que luce como si estuviera hecho a mano. Estamos ante una gran pintura, una obra de arte. Y no es solo la presentación: así es este juego. Toda la experiencia transcurre entre dibujos perfectamente confeccionados y colores impregnados con una desprolijidad que queda excelente, dando la sensación de que hay una dirección artística notoria y constante. Si bien la música acompaña muy bien la imagen, debo decir que no me pareció uno de los puntos destacables y, después de unas cuantas horas, terminó sacando de contexto lo repetitiva que fue.

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Todos estos aspectos artísticos y narrativos son acompañados por las partes jugables que, debo decir, son impecables. La experiencia que plantea Card Shark se reduce a esperar el momento en el que la partida arranca y así, con una mecánica previamente aprendida, hacer la trampa correspondiente para ganar la ronda. Los recursos mecánicos que se usan para esto suelen ser repetitivos: el uso de la memoria, hacer un poco de lógica con el orden, abusar de los quick time events. Pero que todas las trampas partan de estos conceptos no cambia lo fino y divertido que es jugar acá porque todos los minijuegos requieren pensamiento, destreza y atención; no pareciera que estás jugando a un fichín, estás en una mesa de nobles y notables franceses intentando estafarlos. La presión se siente en el aire, las manos te empiezan a transpirar. ¡Es increíble! Muchas veces el pulso se me aceleró por completo por la ansiedad que me agarraba al creer que estaban a punto de descubrir lo que estaba haciendo.

Me cuesta mucho encontrar experiencias lúdicas en las que la inmersión sea tan efectiva y haberme encontrado con esto en una propuesta tan minimalista y básica como es Card Shark me pareció alucinante. El nivel de simulación que propone va más allá de lo básico que pueden resultar las mecánicas y en ningún momento del viaje me pareció que se empezaba a repetir: al contrario, las cosas cada vez se ponen más pesadas. Cuando ya sabes los trucos básicos, empezas a aprender algunos intermedios donde tener aprendido lo básico empieza a pasar por tu cuenta. Cuando crees que los intermedios fueron el tope de aprendizaje en el mundo de la usureria, te presentan unos trucos tan complejos que tienen que recurrir a flashbacks de trucos viejos para poder explicarlos. Si sos un jugador hábil y estás muy metido, podes saltear estos recordatorios. Si estás viviendo una experiencia más pausada, te van a venir bien para no fallar en la acción. Y fallar, en estas tierras de antaño, puede ser fatal.

TODO SOBRE CARD SHARK: EL JUEGO DE LA TRAMPA // MALDITOS GAMES

Cuando estás por hacer trampa, hay un sistema en el cual mediante una barra de carga ves el nivel de confianza que te tiene tu contrincante. Siempre empieza por lo más bajo, osea que podes empezar jugando tranquilo, pero va subiendo. Si llega hasta el final, se dan cuenta que estás haciendo trampa y eso usualmente termina siempre de la misma forma: con un tiro en la cabeza. Sí, un tiro en la cabeza. Para evitar conflictos, al principio del juego aparece un cartel bien grande anunciando que vas a ver muertes, asesinatos, suicidios y demás tópicos que los menores de edad no deberían ver.

Al empezar, tu patrona te menciona que no quiere volver a verte teniendo “esos ataques”. Esa oración no tiene mucho sentido con el guión de la historia hasta que perdes por primera vez. Cuando morís, te encontras con la muerte y la misma te pide que juegues una partida con ella. Así al ganar podes volver a la vida y te vas a encontrar en el momento exacto antes de morir teniendo uno de esos “ataques”, volviendo narrativo el hecho de perder. En gran parte, esta situación es la diferencia entre los tres modos de dificultad que tiene: si elegís fácil, usualmente no terminas muriendo ni te enfrentas a la muerte. Si jugas en normal, ganes o pierdas la partida contra ella vas a volver al checkpoint. Si es difícil, le tenes que ganar porque al perder no sólo no volves al checkpoint sino que también se elimina tu archivo de guardado y tenes que empezar todo de vuelta. Sí, a cara de perro, a lo roguelike.

En Card Shark, el ganar o perder siempre es representado como en cualquier juego de azar o apuestas: mediante la plata. Vos arrancas teniendo cierto dinero y a medida que pasan los niveles tenes más o menos. Esto también es un factor a favor y un selector de dificultad más “manual” si se quiere ya que podes optar por perder a propósito una ronda para que la barra de confianza baje. Es algo obvio: si tu contrincante te gana, no va a pensar que le estás haciendo trampa. En cambio, si ganas absolutamente todas las rondas, es probable que la confianza empeore. Aún siendo un sistema limpio y justo, creo que el mayor problema es que muchas veces se siente desbalanceado en su sistema de confianza. Hay trucos que quizás llevan 10 segundos de realización y en esos 10 segundos la confianza sube cuatro de los cinco escalones disponibles, haciendo que sea tu único disparo. Pero también hay trucos más complejos que no proporcionan ninguna dificultad respecto a esta barra. Termina siendo un poco confuso, pero nada que afecte en grandes rasgos a la experiencia.

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Por último, hay un factor más a tener en cuenta y es lo que verdaderamente terminó haciendo que el recorrido sea impresionante: la improvisación. La obra no sólo va sumando trucos y complejizaciones sobre las mecánicas que ya existen, si no que en un punto intermedio de la historia tenes que empezar a improvisar. No voy a spoilear situaciones puntuales porque es algo que nadie te cuenta y es una gran sorpresa del recorrido, pero venir de una mitad donde tenes que seguir a rajatabla las indicaciones de tu mentor y de repente tener que hacer algo completamente fuera de guión te proporciona un dinamismo que cambia realmente todo. El entorno también reacciona así con vos, está vivo. Muchas veces las condiciones para hacer un truco son unas, pero cuando tenes que hacerlo cambian y… ¡es momento de la creatividad! Hay muchas situaciones en las cuales se te da una libertad que no esperas y terminas creyendo que tu habilidad para realizar las estafas vienen en mayor medida de tu cabeza que de tus manos.

Card Shark es sin duda una sorpresa enorme para mí y con las diez horas que me llevó completar la aventura me bastó para entender que es una de las mejores propuestas que me encontré durante esta primera mitad de 2022. Devolver Digital sigue atinando perfectamente a lo que tiene que publicar y generando un sello de calidad que cada vez se agranda más. Podría hablar muchísimos caracteres más, pero parte del viaje es encontrar las sorpresas que te esperan en Europa y vivir en propia piel la tensión de no fallar un botón o un movimiento de palanca, porque puede ser tu último error. ¿Por mi parte? Voy a seguir revisitando esta obra que, sin dudas, va a terminar en mi top personal del año.

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CARD SHARK

2/6/2022 (PC, NINTENDO SWITCH)
8.5