ANÁLISIS | Astroneer

Los juegos de Supervivencia cargan hoy en día con cierto karma negativo, particularmente debido a la saturación del mercado y la mediocre calidad promedio de estos títulos. Para que un juego de este género sobreviva en la industria actual (muy apropiado), debe ofrecer originalidad y atractivo más allá de su concepto básico de mantener a nuestro protagonista con vida, ya sea en su apartado audiovisual como en sus mecánicas elementales.

Me alegra anunciar, entonces, que Astroneer cuenta con suficientes bondades como para acaparar nuestra atención inmediata.

Si acaso los juegos de supervivencia cargan con ese karma ya mencionado, peor aún es cuando el concepto de dicho juego nos lleva al espacio exterior y a planetas distantes (aunque el peor karma se lo llevan los zombies, claro). Astroneer nos sitúa en una nueva fiebre del oro que lleva a ambiciosas empresas a explorar el cosmos en búsqueda de recursos. Así terminamos aterrizando nuestra cápsula espacial en la superficie de un tranquilo mundo listo para ser explotado; el primero de siete planetas a recorrer, cada uno con sus propias idiosincrasias del terreno, climas, y por supuesto recursos.

Claro que nada será tan sencillo. Nuestro intrépido cosmonauta explorador apenas cuenta con un puñado de herramientas para iniciar su labor: un par de plataformas, una impresora 3D mediana, su fiel y versátil herramienta de terreno y el domo habitacional que servirá de refugio y punto para guardar la partida. De aquí en más debemos valernos de lo que encontremos en el planeta para desarrollar y fabricar nuevas tecnologías.

¡Tocamos tierra!

El primer impacto es visual. Astroneer apunta a un diseño de personajes y estructuras redondas, seguras, sin bordes afilados; los que deja para la geografía del terreno a fin de marcar una diferencia estructural entre uno y otro. En ciertos aspectos las pertenencias de nuestro aventurero parecen hechas de espuma sólida, en especial cuando hacemos flotar enormes plataformas y artilugios de aquí para allá, encastrando tecnología en los orificios designados como si de un juego de ladrillitos se tratara. Hay una considerable satisfacción en la forma en que las piezas se acoplan unas con otras, del mismo modo que los cables de electricidad se estiran y conectan entre plataformas para dejar fluir la energía por toda nuestra base.

Muy pronto comprenderemos, sin embargo, que hay un factor fundamental que nos impide alejarnos demasiado de nuestro hogar para salir a explorar a nuestras anchas, y es que nuestro astronauta tiene un nivel de oxígeno que comenzará a agotarse tan pronto como salgamos del rango de seguridad que provee el bombeador de la base. Una de las primeras cosas que podremos construir es una serie de postes que permitirán extender nuestra línea de oxígeno; línea de vida; y que servirán no sólo para evitar la muerte por asfixia sino además como iluminación básica y guía de regreso a casita. Esto es particularmente importante en nuestras eventuales excursiones a las entrañas del planeta, a través de laberintos de cavernas colmadas de hermosa materia prima y engañosas vueltas sin salida.

Las profundidades ocultan tesoros

Es justamente esta materia prima la que alimentará la impresora para generar toda clase de nuevos accesorios. Alrededor de nuestra zona de aterrizaje hallaremos compuestos y resinas, las materias básicas para la fabricación de nuestras primeras herramientas; pero con el avance de nuestro paso por estas tierras lejanas daremos con materiales más exóticos, necesarios para la construcción de tecnología más avanzada.

Primero habrá que habilitar esta tecnología, claro. Para ello contamos con un útil panel en el que podemos observar todos los aparatos que iremos habilitando a medida que obtenemos suficientes bytes de investigación, los cuales se consiguen al investigar algunos pequeños elementos de la flora local, o bien al utilizar nuestra herramienta de investigación para desentrañar los misterios de algunos objetos de mayor porte. Esto nos llevará a desarrollar esquemáticas para la construcción de fundidoras, nuevas impresoras, plataformas, adaptadores para nuestra herramienta de terreno y mucho más.

Manejen con cuidado

Claro que todos estos chiches futuristas necesitan energía eléctrica para funcionar. Nuestra base original puede generar una pequeña carga, pero no será suficiente para mantener a una colección de instrumentos activos en conjunto. Contamos desde el vamos con un pequeño generador que se alimenta de materia orgánica obtenida en abundancia, pero no será eficiente a largo plazo. La investigación y eventual construcción de generadores de mayor porte, paneles solares y generadores eólicos será de vital importancia para planes a futuro; y la adición de baterías que acumulen la energía sobrante para ser utilizada más tarde será siempre bienvenida.

Nuestro mejor amigo es la herramienta de terreno, directamente conectada a nuestra mochila. Esta especie de aspiradora espacial puede terraformar el planeta a nuestro alrededor, creando túneles, cavando pozos, horadando paredes y más. El terreno es totalmente deformable, pero debemos cuidarnos de no terminar cayendo en un hueco de nuestra propia creación. Será con esta herramienta que extraeremos materia prima de los yacimientos que encontraremos al paso; materiales que, una vez comprimidos en prácticos paquetes, serán automáticamente añadidos a los limitados huecos de nuestra mochila, que funciona como inventario personal; desde donde también podremos fabricar algunos objetos pequeños.

Debemos mantenernos cerca de las fuentes de oxígeno

Para largas excursiones no rinde ir a pie. Para eso contamos con un par de vehículos a los que también podremos encastrar ciertos objetos, en especial una cabina de mando. La posibilidad de conectar varias secciones de vehículo entre sí mediante los cables de electricidad resulta en una caravana personal; un gusano motorizado con suficiente espacio para traer toneladas de materiales desde sitios distantes. Lo mejor es que estos vehículos tienen su propio sistema de oxígeno, así que podemos mantenernos a salvo cerca de ellos, y también pueden usarse para guardar la partida.

La exploración puede rendir frutos inesperados. Además de la flora y geología local, se observa aquí y allá los restos de otros astronautas que intentaron asentar bases previo a nuestra llegada. A veces podremos valernos de estos descubrimientos para recuperar tecnologías que aún no habíamos investigado, o incluso materias que no podemos encontrar en el planeta actual. En otras oportunidades tendremos el placer de descubrir estructuras que claramente no pertenecen a nuestra propia civilización, y cuyos secretos no divulgaré para que aquellos interesados tengan el gusto de descubrirlos por uno mismo.

¿Qué secretos ocultan estas estructuras?

Eventualmente notaremos que nuestro planeta inicial sólo cuenta con unas pocas de las materias necesarias para fabricar tecnología avanzada. Es allí que debemos mirar hacia el cielo y lanzarnos al cosmos en nuestro primer cohete, para así viajar a otro planeta y ver qué encontramos en el nuevo hogar. Viajar no es una decisión sencilla: no sólo debemos invertir miles de bytes en investigar la tecnología necesaria para alcanzar otros mundos, también hemos de empezar una base desde cero en donde sea que toquemos tierra. Para ese entonces, sin embargo, podremos llevar algunas herramientas empaquetadas en nuestra mochila, pero aun así será un periplo agobiante, particularmente porque todos los demás planetas poseen condiciones climáticas especiales y peligros propios.

Habiendo dicho eso, cabe aclarar que no hay demasiados peligros en este juego. El mayor temor es quedarnos sin oxígeno por habernos aventurado demasiado lejos, o por haber caído en una cueva sin posibilidad de regresar a tiempo a cualquier lugar seguro. Más allá de eso, los peligros de los planetas consisten en algunas plantas temperamentales y alguna criatura menor que espera a que pasemos cerca. En caso de nuestro deceso, otro cosmonauta llegará para tomar el lugar del anterior, y siempre podremos regresar al punto de nuestra muerte para recuperar los objetos de nuestra mochila, así que no está todo perdido.

Listos para partir

Lamentablemente, Astroneer no es un juego perfecto ni mucho más. He tenido el gran placer de participar de su período Early Access durante casi un año y he sido testigo presencial de cómo ha evolucionado su concepto y sus mecánicas, actualización tras actualización, sorprendiéndome con varias cosas que se alteraron desde su última Beta hasta la versión final (¡ya no hay tormentas de tierra en el planeta original!); pero por desgracia la nueva versión se quedó con algunos problemas viejos. Todavía hay varios temitas con el sistema de física del juego, que a veces decide hacernos saltar por el aire y, otras veces, hundirnos en lo que parecía ser suelo sólido. Hay otros tantos inconvenientes técnicos aquí y allá; y los jugadores esperamos que System Era Softworks, los desarrolladores, preparen pronto los parches que solucionen estos inconvenientes.

Finalmente, quizá el mayor problema del juego es que su estructura como título de Supervivencia lo puede volver repetitivo y hasta tedioso, en especial cuando llegamos a un nuevo planeta y prácticamente hay que empezar todo de nuevo; aunque ahora con mucha tecnología ya habilitada y en una geografía diferente. Es este mismo elemento, sin embargo, lo que atrapa y cautiva a muchos jugadores: la sensación de un juego más calmo, agradable, que nos deja movernos a nuestro propio tiempo. No es una carrera para llegar hasta el final, sino un viaje por el espacio haciendo parada en cada mundo visible, observando sus terrenos, sus hábitats, y sus tesoros ocultos. En ese sentido, y para el público específico, Astroneer triunfa.

¡¡Wheeee…!!

Más allá de desperfectos que pueden solucionarse con parches y una estructura de juego que no apelará a todos por igual, Astroneer sigue siendo un título digno de ser experimentado y disfrutado por todo el que guste de un buen desafío de Supervivencia con sabor Sci-Fi. Explorar planetas, solo o con amigos en multijugador, no deja de ser interesante, ya sea para encontrar una nueva veta de minerales o para ver qué tan lejos podemos llegar con nuestro carrito si erguimos una rampa con suficiente inclinación. Son todas formas válidas de diversión, y este título se encarga de darnos las herramientas para pasarla bien.

ASTRONEER

6/2/2019 (PC)
7.5