Análisis | Astral Chain es la nueva joya de PlatinumGames

Astral Chain es sin ningún tipo de duda la obra más ambiciosa y mejor lograda del estudio nipón, PlatinumGames. Estamos ante el resultado de un proceso madurativo que incluyó algunos éxitos -Nier: Automata-, algunos fracasos -esa aberración de las Tortugas Ninja- y tragos amargos -la cancelación de Scalebound, claro está. Y aunque estas afirmaciones pueden invitar a pensar a que estamos ante un “grandes éxitos”, lo cierto es que esto dista mucho de serlo, porque el estudio -bajo la supervisión de Hideki Kamiya- reformuló por completo su estilo narrativo, la forma de pensar en la acción y la estructura toda del diseño.

Es cierto que en un principio nos cuesta hacernos la idea: Astral Chain nos recibe como uno de las mejores series de anime jamás creadas, con una intro musical memorable muy a la altura de Death Note o Gantz, por poner algunos ejemplos, y con sus secuencias explosivas y acción fuera de sí. La historia se centra en Neuron: un batallón de fuerzas especiales que tienen como misión especial combatir a las quimeras. Sucede que ante la aparición de portales astrales, una extraña fuerza empezó a corromperlo todo a través de seres denominados “Quimeras”. La tierra quedó devastada y los vestigios de la humanidad se refugian en El Arca: una isla flotante aislada en algún punto del Pacífico.

Antes de iniciar nuestra aventura podremos elegir cuál de los gemelos queremos personificar: esto es si queremos ser él o ella -yo elegí ella, y le puse “Sashimi”. Estos gemelos son policías rasos con dotes superlativos que, obviamente, son elegidos para la promoción directa. En el cuartel de Neuron nos espera el capitán, que es ni más ni menos que el padre de los gemelos. Allí aprendemos a dominar las Legiones: que son Quimeras capturadas y encadenadas –de ahí el nombre del título– a un dispositivo en nuestras muñecas.

Más rápido que un abrir y cerrar de ojos, Astral Chain nos recibe con una apertura electrizante que nos tiene andando en una moto por el sistema de túneles de El Arca, mientras disparamos a diestra y siniestra, para luego protagonizar un enfrentamiento a gran escala en una autopista, con jefes y todo incluido. Ahí es cuando tomamos control de nuestra Legión, y empezamos a entender los fundamentos del combate de Astral Chain. A diferencia de otros ensayos de PlatinumGames, el sistema utiliza un botón para atacar, uno para esquivar y un botón de fijar la mira en un enemigo.

Nuestra arma, el Bastón X, puede cambiar de forma entre una “espada corta”, “espada larga” o un arma de fuego. Los combos son bastante básicos en sí: siempre pulsamos el botón ZR (o R2 para que lo entiendan) como si de un Dark Souls se tratase. Este movimiento más algún que otro toque direccional pueden resultar en variantes, pero la verdadera estrella son las Legiones. Las podemos invocar con ZL (o L2) y éstas combatirán automáticamente contra nuestros enemigos. Al principio parece sencillo, pero a medida que avanzamos descubrimos que es mucho más profundo de lo que aparenta, en especial cuando aprendemos a mover de manera personalizada a la Legión: ahí toma todo un color por completo distinto.

El Arca es una ciudad realmente imponente, en especial cuando está en movimiento.

La cadena, por ejemplo, se puede utilizar como arma para poder atrapar enemigos o repeler embates violentos; podemos desarrollar un enorme árbol de habilidades para desbloquear movimientos especiales de nuestra Legion, mejorando la sincronía entre nuestro protagonista y la bestia en cuestión. El factor clave en el combate es el timing: Astral Chain nos premia por combatir en perfecta sincronización con nuestra Legión. Ahora, por cuestiones que no quiero mencionar, tenemos la posibilidad de usar hasta cinco Legiones distintas. Empezamos con Espada, que entre otras cosas tiene la facultad de ejecutar un ataque al estulo Zandatsu de Metal Gear Rising. Bestia, por ejemplo, es un perro biomecánico que nos permite montarlo para sortear obstáculos e incluso nos sirve para rastrear objetivos; Flecha puede atacar a distancia; Puño es un coloso que nos ofrece meternos su interior para flotar y así evitar peligros en el piso, o por caso, levantar objetos pesados para abrirnos paso.

Las posibilidades son realmente infinitas. Cada legión tiene más de una decena de trucos que aprender, todos para ponerlos en práctica en los enormes escenarios en los que transcurre la aventura. ¿Dije enormes escenarios? Sí. Para mi sorpresa, no estamos ante el clásico juego de PlatinumGames donde nos encontramos con el tándem cutscene-arena de pelea. Astral Chain se anima a ponerse la camiseta de la aventura, porque antes de saltar al combate, nos invita a recorrer sus entornos ayudando a gente, investigando el caso en cuestión -la aventura está compuesta por once casos en total- para poder dar así con el paradero de la Quimera que queremos capturar.

De esta manera se logra una dinámica muy interesante, ya que en todo momento tenemos mil cosas para hacer. En la estación de policía tenemos una enorme cantidad de personajes que a través de encargos muy divertidos, van abriéndose ante nosotros, generando una profunda empatía y sensación de pertenencia. Lo mismo ocurre con los ciudadanos de El Arca: es a través de las misiones que nos plantean -desde rescatar a un perro a evitar una situación de tráfico de armas- que el universo de Astral Chain toma una forma con muchísimos matices.

El modo detective se llama ‘IRIS’ y tiene muchísimos usos.

Aunque no es una obra maestra, sorprende muchísimo el nivel de detalle en la escritura detrás de cada interacción por parte de PlatinumGames: la construcción del universo es algo que no hemos visto en ninguno de sus títulos a la fecha, y a la altura de los mejores de los últimos tiempos. En especial cuando a medida que avanzamos en el relato, somos testigos de algunos giros muy interesantes, traiciones, celos y conspiraciones, todo teñido por un tinte cyberpunk muy bien logrado también desde lo artístico. 

El Arca es una especie de Neo-Tokyo de enormes rascacielos y sobrecarga de pantallas publicitarias y luces de neón. Cada locación se siente viva: con gente que va y viene de llamativas vestimentas y situaciones emergentes según el área en la que nos encontramos. Hay una sensación de espacio muy bien lograda. Incluso en sectores no tan favorecidos de la ciudad flotante -porque como buen relato cyberpunk, existen los excluidos- el trabajo de creación de lugares es pasmoso, marcando muy bien las diferencias sociales de los sectores. Puede parecer de más en un juego de estas características, porque de PlatinumGames esperamos una experiencia más enfocada en la acción desenfrenada.

Pero Astral Chain se erige también como una aventura sólida y apasionante, que a lo largo de sus once capítulos evoca un montón de sensaciones a través de momentos de altísimo vuelo. Incluso se permite trastear con puzzles y plataformas: aunque no podemos saltar, las Legiones aportan distintas maneras de navegar los escenarios, sorteando vacíos y accionando distintas plataformas. Cuando llegamos al Plano Astral -el sitio de donde provienen las Quimeras- las funciones de las Legiones toman incluso más importancia todavía, ya que estos niveles son puzzles enormes en sí mismos, más allá de la acción que nos ofrecen. Y en este sentido, también Astral Chain pica en punta como la mejor creación de PlatinumGames. Es impresionante el bestiario que se nos presenta: en todo momento estaremos conociendo nuevos enemigos con distintos patrones a estudiar y puntos débiles que explotar. En ocasiones, requerimos del uso de dos o más legiones para romper las capas de un enemigo en particular.

Las legiones son alucinantes y aportan profundidad a la jugabilidad.

Jugando en normal, me encontré con un enorme nivel de desafío, pero si lo deseamos, podemos jugar de forma casual para disfrutar de la historia y la aventura. Obviamente para aquellos que quieran probar su destreza, Astral Chain ofrece modos expertos para todos los capítulos, dándonos la posibilidad de realizar un seguimiento exhaustivo de nuestro avance desde un estupendo menú de usuario repleto de casilleros a tildar. Esto, más allá de ser la pesadilla del obsesivo compulsivo, es un efectivo gancho para incentivarnos a completarlo todo, puesto que hace un uso concienzudo de este sistema de progreso. Cada misión alternativa que completamos, cada acción de juego que hacemos -hay hasta premios por ir al baño en cada nivel- nos premian con elementos estéticos para cambiar nuestro look, o elementos para mejorar el Bastón X, la interfaz de usuario o las Legiones.

Estamos literalmente ante una tonelada de contenido, en el cual muy poco se siente de relleno. Tal es el caso de Lappy -un perro de peluche que educa sobre las normas de tránsito-, por ejemplo, nos plantea misiones de lo más ocurrentes: en una tenemos que entretener a nuestros compañeros; en otra tenemos que jugar al su videojuego oficial -que encima, está buenísimo. Y no queda ahí: hay misiones de infiltración, misiones de hackeo, minijuegos de ingenio. Todos los detalles están muy bien cuidados, hechos con un mimo realmente envidiable.

Astral Chain se siente robusto, hecho por un equipo de primerísimo nivel. No solamente en lo que hace a su estructura general, sino también desde lo técnico. Es realmente increíble que una Nintendo Switch mueva un juego como éste de la manera en la que lo hace. Los entornos son muy grandes, repletos de detalles y de geometría compleja. Cuando activamos el IRIS -una especie de Modo Detective de Batman- para rastrear puntos de interés y misiones, cambia su aspecto instantáneamente sin transpirar. Ni que hablar de algunas de las secuencias de acción más alucinantes que recuerdo haber jugado: en plan de un bicharraco gigante a lo godzilla colgado de un rascacielos siendo tiroteado por una enorme tropa de policías, la ciudad repleta de neón, gente corriendo, explosiones, lluvia, y el bicho incluso se da el lujo de bajar un helicóptero.

Desde lo técnico, Astral Chain es una maravilla.

Son secuencias de altísimo impacto que en más de una ocasión nos dejarán boquiabiertos. Es realmente loable que el juego no pierda en ningún momento cuadros por segundo o que presente prácticamente ningún bug: es evidente que el equipo de Platinum tuvo acceso a los ingredientes secretos de la gran N para exprimir el hardware de semejante manera. Artísticamente no se queda atrás: las Legiones se ven imponentes, al igual que todos los enemigos a los que nos enfrentamos, incluyendo bestias gigantes, enormes y espeluznantes. La estética de cel-shading le queda pintada y va perfecta con la onda animera que quiere plasmar; realmente se siente como estar controlando una serie alucinante. La música original rockea durísimo -en especial la canción de la intro- y las actuaciones se oyen sumamente convincentes, tanto que resultan indemnes al tono exageradamente solemne y dramático tan típico de lo japonés.

Terminar Astral Chain me llevó unas 25 horas en total, completando una buena cantidad de misiones optativas, especialmente en los primeros episodios, pero me quedó mucho por hacer. Estamos ante una obra realmente enorme, con la capacidad de entretenernos por mucho tiempo más. Diría que es absolutamente redondo de no ser por el único detalle desagradable que encontré: por momentos, la cámara juega muy malas pasadas. Al tener que atender a dos personajes a la vez, la cámara a veces no sabe bien a quién seguir y termina en violentos sacudones que nos pueden desorientar en momentos indeseados. No es algo que arruine la experiencia en lo absoluto, pero es el único “pero” que tengo para decir de esta experiencia.

Todavía nos seguimos refiriendo a 2017 como el gran año de Nintendo Switch: es imposible debatir contra dos argumentos llamados Zelda y Mario. Pero ojo con este 2019, al que todavía le faltan exclusivos por salir y que ya tuvo bombazos como Super Mario Maker 2 y Fire Emblem: Three Houses. Así y todo, me van a tener que disculpar: porque creo, humildemente, que Astral Chain será el gran exclusivo de este 2019 de la híbrida de Nintendo y firme candidato a estar entre los mejores del año. Es un juego por el que tener una Switch y es uno que te van a envidiar si es que tenés la suerte disfrutarla. No lo dejen pasar por nada del mundo.

ASTRAL CHAIN

30/8/2019 (SWITCH)
9.5

Jugué un total de 25 horas de Astral Chain en su mayoría en modo ‘docked’ y algunas misiones en modo portátil. Corre perfecto en ambos modos, aunque consume muchísima batería. Este tiempo de juego me alcanzó para completar toda su campaña principal y una buena cantidad de misiones secundarias, que planeo seguir completando más allá de haber terminado este reporte. Es imposible soltarlo. El juego fue provisto por la distribuidora.