Estamos en la recta final, a sólo dos episodios del desenlace de esta temporada de “Arrow” y cualquier cosa puede pasar, ahora que Emiko Adachi y el Noveno Círculo demostraron su poder y sus verdaderas intenciones cuando se trata de Oliver y compañía. “Confessions” dejó la vara muy alta, un cliffhanger por resolver después de la explosión del cuartel general de los malos, y un derrumbe que debería haber enterrado a todo el equipo de justicieros.
El último encuentre entre Ollie y su hermanastra dejó varias heridas abiertas para el arquero color esmerarla, más que nada al enterarse de la implicancia de la chica en la muerte de su papá y el naufragio que lo dejó aislado en Lian Yu por más de cinco años. Pero todavía hay otra cuestión de por medio: Queen ya no cree poder ‘salvarla’, y la última alternativa que ve en el horizonte es volver a caer en sus impulsos (y resoluciones) más extremas y violentas. O sea, muerto el perro, se acabó la rabia. ¿En serio?
Igual, por ahora no puede hacer mucho que digamos ya que “Living Proof” lo encuentra enterrado bajo una pila de escombros, varios pisos más debajo de donde se hallan sus compañeros. El daño físico y emocional le provoca alucinaciones, y ahí es cuando se consciencia (sus miedos, sus dudas) se materializa en su viejo y querido amigo Tommy Merlyn (Colin Donnell), un recurso narrativo que, en seguida, nos recuerda a “Three Ghosts”, capítulo de la segunda temporada donde también conocimos a Barry Allen.
El truquito funciona porque esta relación de hermandad toca hondo en las culpas del protagonista, quien tuvo que “sacrificar” a su compañero por un bien mayor (The Undertaking) y ahora sopesa hacer lo mismo con su hermanastra. Claro que Tommy está ahí para persuadirlo de que no vuelva a transitar por el lado más oscuro y apela a su parte más conciliadora y humana. Al final, la contusión da sus frutos porque Oliver termina imaginando un futuro donde cumple su revancha contra Emiko, pero también pierde todo aquello que ama.
Mientras el Team Arrow hace todo lo que puede para salvar a su líder, y después de algunas proezas peligrosas con las que Roy vuelve a ganarse su confianza, la muchachada logra salir bastante ilesa del lugar. El problema es que Adachi los mantuvo bien ocupados, y en el proceso logró que la policía allanara Smoak Tech -culpándolos del encubrimiento de Harper y hasta del robo del arma biológica, ya que Archer estuvo involucrado-, y hasta colarse en el bunker donde Felicity y Alena están refugiadas. No sabemos si las intenciones de Emiko incluían matar a Smoak, pero cambia de idea cuando esta le confiesa que está embarazada.
Lo que si quedan claras son las intenciones de la cabecilla del Noveno Círculo, quien durante la incursión a la Arrowcueva logra llevarse las características flechas del justiciero verdoso con las que ahora decide atacar la jefatura de policía de Star City para recuperar su arma biológica y, de paso, que los vigilantes queden como los verdaderos villanos de la historia, perdiendo toda credibilidad ante la opinión pública. Plan que empieza a dar resultado, más si el cambio de actitud de Oliver le permite dejar escapar a su hermana, al no poder cumplir su objetivo inicial de matarla.
Así quedan sentadas las bases para el final de esta entrega, al menos en la línea temporal del presente donde el futuro no pinta nada bien para los justicieros enmascarados. En Star City 2040, las cosas no están mucho mejor que digamos ante el inminente surgimiento de un estado bastante controlador y autoritario de la mano de Galaxy One y sus comandos paramilitares. La solución de Felicity es destruir al nuevo Archer, y para ello debe contactar a Alena, quien robó el programa y terminó vendiéndoselo a los malos. Pero William también quiere hacer su parte, demostrarle a su mamá adoptiva lo valioso que puede ser su aporte, para lo cual se infiltra en la compañía con la intención de extraer el código raíz del programa, pero es atrapado in fraganti al igual que Rene, y el resto de los involucrados rebeldes.
“Living Proof” sigue manteniendo el buen ritmo que estableció “Confessions”, volviendo a apalear a las mejores virtudes de sus personajes y los recursos narrativos. En mayor o menor medida deja la ansiedad flotando en el aire porque, a partir de acá, la trama se puede desviar para cualquier lado y no parece haber un desenlace concreto a la vista. No sabemos qué pasó entre el presente y ese futuro tan oscuro que nos plantearon durante esta temporada, pero sin dudas los acontecimientos del final van a tener un impacto directo en todos esos agujeros (y ausencias) que nos faltan por llenar, incluyendo la justificada partida de Emily Bett Rickards -quien seguro se retira de escena para criar a la pequeña Mia-, y el paradero de Oliver Queen, también conocido como Green Arrow.