ANÁLISIS | American Gods S02E01: House on the Rock

Parece que fue hace una eternidad cuando los dioses antiguos y los modernos decidieron ir a la guerra porque se dieron cuenta que les cuesta bastante convivir en el siglo XXI. La cita fue en casa de Ostara/Easter/Pascua (Kristin Chenoweth), un encuentro que no terminó para nada bien, pero sirvió para que cada bando mostrara sus cartas. Pasaron casi dos años desde el final de la primera temporada de “American Gods”, adaptación de la novela homónima de Neil Gaiman, y muchos dramas detrás de bambalinas, comenzando con la partida del creador y showrunner Bryan Fuller (a esta altura, rebautizado como el abandonador de series).

Jesse Alexander (“Star Trek: Discovery”) tomó las riendas de un producto que tuvo que retrasar varias veces su producción y perdió interpretes importantes por el camino como Gillian Anderson, impecable en el papel de Media. Pero el show debe continuar, y “House on the Rock” encuentra a nuestros protagonistas enfilando hacia Wisconsin y el extraño atractivo turístico que le da nombre a este primer episodio dirigido por Christopher J. Byrne, quien ya se lució en la temporada anterior.

Wednesday (Ian McShane), Shadow Moon (Ricky Whittle), Laura (Emily Browning) y Mad Sweeney (Pablo Schreiber) tienen una cita con el destino, y otros dioses que deben ser persuadidos para sumarse a la contienda. Ni la difunta esposa de Shadow ni el leprechaun caído en desgracia pueden formar parte de la verdadera reunión que también incluye a Mr. Nancy (Orlando Jones) y una colada Bilquis (Yetide Badaki), convencida de que sus congéneres deben adaptarse a los tiempos que corren en vez de presentar pelea a este enemigo tan poderoso.

Byrne logra hacerle más que justicia a la famosa escena del Carrusel (esta review va sin spoilers, así que nos guardamos las sorpresas), tan particular en el libro de Gaiman, transportándonos a algún lugar en la mente de Wednesday (A.K.A. Odín), donde un puñado de dioses se muestran tal cuales son. Shadow es el as bajo la manga de la deidad nórdica, el mortal que ahora quiere creer y debe convencer a los otros de que esta guerra vale la pena. Recapitulando: el nuevo siglo no ha sido muy generoso con los dioses antiguos, olvidados, relegados y suplantados por los modernos (la tecnología, los medios, etc.). La opción que les queda es adaptarse a los tiempos que corren o desaparecer para siempre… o el enfrentamiento que podría acabar con la mayoría de ellos.

Acá el planteo es que vale la pena arriesgarse para reclamar ese pedacito de adulación y sacrificios que se fueron diluyendo con los siglos, pero en la otra esquina hay pesos pesados como Mr. World (Crispin Glover) y Technical Boy (Bruce Langley), que también cuentan con armas poderosas. Mientras el segundo sale en busca de la escurridiza Media -a falta de Gillian tendremos una nueva representante interpretada por Kahyun Kim-, pieza indispensable en este enfrentamiento; el líder de los nuevos dioses y deidad absoluta de la globalización echa mano de nuevas herramientas cortesía de Black Briar, una instalación secreta.

Es justo (y un poquito lamentable) decir que “House on the Rock” cae en el viejo convencionalismo de “estilo sobre substancia”, un arranque que conserva los mejores elementos estéticos que supo regalarnos la primera temporada, pero poco y nada hace por la trama y los personajes, que apenas tienen alguna posibilidad de lucirse entre tanta imagen alucinógena y recoveco del estrafalario museo real donde se filmó el episodio.  

Dando vueltas esperando sin saber

Una lástima, porque la partida de Fuller se siente (en el guión), al igual que la larga espera entre temporadas. Acá, todos esperábamos un estreno con bombos y platillos y, en cambio, recibimos una hora de televisión un tanto tediosa cargada de discursos pomposos y vacíos, y protagonistas perdidos en el artificio de sus propios personajes. Muy linda la puesta en escena, pero nada nos habla realmente. ¿Habremos perdido la fe? Como Shadow, necesitamos una señal para creer que, esperemos, aparezca en los próximos episodios.