Si creciste durante la década del ochenta y los noventa, seguro que “Quisiera Ser Grande” (Big, 1988), “Despertares” (Awakenings, 1990) o “Un Equipo muy Especial” (A League of Their Own, 1992) formaron parte de tu selección en el videoclub del barrio.
Lo que tal vez no sabías es que todas estas películas están dirigidas por Penny Marshall, así, de una, la primera directora de la historia que logró superar los cien millones en la taquilla norteamericana gracias a la comedia fantástica protagonizada por Tom Hanks. El hito parece poca cosa para los estándares de la actualidad, pero fue ella la que atravesó el techo de cristal a pura risa y corazón, y abrió el camino para muchas de las realizadoras que vinieron después.
Neoyorkina por dónde se la mire, Penny comenzó su carrera actoral en comerciales de TV y pequeñísimos papeles en muchas de las series más exitosas de la década del setenta. La fama le llegó gracias a “The Odd Couple” (1970-1975) y, por supuesto, el protagónico de “Laverne & Shirley” (1976-1983) -como Laverne DeFazio-, personaje que saltó derechito desde “Happy Days” (1974-1984), otra de las creaciones televisivas de su hermano, el director, productor, director, actor y guionista Gary Marshall.

El talento y el amor por el séptimo arte le venían de familia, por eso a nadie le sorprendió cuando hizo la transición tras las cámaras, primero con “Laverne & Shirley”, y después en la pantalla grande con “Sálvese Quién Pueda” (Jumpin’ Jack Flash, 1986), un comedia de espías protagonizada por Whoopi Goldberg que, seguro, te cruzaste en alguna edición de Cine Shampoo.
El batacazo lo dio con “Quisiera Ser Grande” y su mezcla de humor, fantasía y humanidad, en un año donde CUATRO de los estrenos se hacían eco de este truquito del “cambio de cuerpo”. La película de Hanks y Elizabeth Perkins terminó recaudando unos 115 millones en los Estados Unidos, además de obtener sendas nominaciones para el Oscar y los Globos de Oro.
Penny siguió obteniendo el favor de la crítica y el público, y cosechó tres hits consecutivos. A pesar de que “Los Chicos de mi Vida” (Riding in Cars with Boys, 2001) fue su última incursión cinematográfica, siguió aportando su estilo en sitcoms como “United States of Tara” y “According to Jim”, porque lo suyo siempre fue el ambiente de las risas, incluso dentro de las historias más dramáticas.

La nota de color: Marshall era una gran fanática de los deportes, principalmente del baseball y basketball. Coleccionaba todo tipo de memorabilia, y solía tener asientos preferenciales para los partidos de temporada de los Lakers y los Clippers. Su último trabajo, justamente, es “Rodman” (2019), documental en el que estaba dedicada al momento de su muerte, enfocado en la figura del jugador Dennis Rodman, quien la eligió especialmente para contar su historia, al parecer, sin pelos en lalengua.
Por eso no nos sorprende que una de las mejores películas deportivas de todos los tiempos tenga su sello: un relato basado en la creación de la All-American Girls Professional Baseball League (AAGPBL) durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las mujeres salieron a ocupar el lugar de los hombre en casi todos los ámbitos, incluidos los deportes, y claro que fueron dejadas de lado (y mandadas otra vez a la cocina) una vez que los muchachos volvieron del frente. “Un Equipo muy Especial” es mucho más que una dramaedia deportiva, es la celebración del empoderamiento femenino que Marshall tan bien representaba, su amor por este juego, y el respeto por todas esas mujeres que también forjaron su camino.
Según Jimmy Dugan “No se llora en el baseball”, pero hoy nos permitimos hacerlo por la partida de una de las grandes realizadoras que nos dejó el séptimo arte.